Por favor.

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"Todo lo que alguna vez quise, fue que nadie me olvidase. Pero el destino rara vez es complaciente. Rara vez es tan generoso. No; no fui olvidado por alguien que chocase conmigo tan solo un par de veces. No fui olvidado por alguien fugaz, en quién mi recuerdo sería simplemente un vislumbro momentáneo, una chispa rápida en una noche oscura. No. Yo fui olvidado por la única persona a la que amaba."

Los vi un día en el verano. Quizás hubiera podido ignorarlos de nuevo, como lo hice las primeras veces que tropezamos juntos (concentrándome en mis tormentosos conceptos de vida, en la maraña de ideas que zumbaban por mi mente y en los simples detalles que se veían tan deslumbrantes, mezclándose siempre entre realidad y déjá vús.) si no hubiese tropezado con sus ojos. Sus ojos azules que eran cálidos y amables, pacientes y juguetones. Sus ojos que aunque parecían la versión suavizada de Roxas, yo no podía afrontar de ninguna manera. Mientras todos habían conocido el hielo en los ojos del más chico de la Organización, yo siempre recordaba el lago calmo tras su barrera, habiendo estando tantas horas a solas con él, habiendo sido capaz de atravesar sus más duros escudos y sus más terribles miedos.

Por un instante pensé en saludar con la mano y apartarme. No quería interrumpirles. Sora caminaba de la mano por la playa con Riku, quien siempre me hacía debatirme entre nuestra amistad y una extravagante sensación de celos.

El castaño se reía de cualquier palabra suave que le dirigía el más alto, siempre con una expresión paciente y amable, diferente totalmente del ceño fruncido y los ojos altaneros que nos otorgaba al resto de los mortales.

Pero no pude hacerlo. Sus ojos susurraron muy a lo lejos otro nombre y cuando me di cuenta empecé a caminar hacia ellos.

Su risa se desvaneció de a poco, abandonando su vibrante humor hasta solo dejar la sombra de su sonrisa, que aunque me esforcé por tomar como amistosa, no pude más que afrontarla como su muestra de cautela; se pegó a su pareja en un acto instintivo apretándole la mano y recargando su rostro en él, una rápida mirada dirigida a su rostro. Riku, que desde que se habían reunido nuevamente rara vez dejaba su lado, sonrió con un nivel un poco más cercano a la bienvenida y quizás inclusive con un tinte de disculpa, pero aun así, podía ver en sus movimientos la sombra de la advertencia.

-¿Qué tal, Sora?- Fue probablemente mi propio nerviosismo, pero no sabía si mi farsa de estar bien constantemente funcionaba, así que mi voz salió muy apenas. Contrastando horriblemente con mi estrépito usual.

Sora volvió a centrarse en mí, con sus ojos color zafiro. Cada movimiento suyo me atravesaba desde el centro de mi cuerpo como cristales rotos, haciéndome maldecir el no haber perdido mis memorias al momento de volver.

-Hola Lea. – Murmuró suavemente, sonriendo un poco más.- ¿Pasa algo?-

Su mirada se dirigió hacia mis manos que apenas noté tenía hechas puños y que inmediatamente deshice pasando las manos por mi cabello.

-No es nada yo...yo solo...-quise arrepentirme y quizás pude. Tal vez en ese momento decisivo pude echarme hacia atrás y fingir que solo quería saludar, pero las memorias corrían tan rápido por mi mente que no podía pensar con claridad. O quizás simplemente ya estaba harto de tenerlas así, siendo lo último que le dije una verdad a medias. Habiendo sido tan cobarde para no decírsela completa. Ya iban dos veces y como dicen, la tercera es la vencida. No podía dejarlo así esta vez. –Quisiera hablar contigo Sora. – él levantó las cejas suavemente, un gesto con el que me pedía que continuara- ....a solas.-

Ahí me mordió un poco la cobardía. Giró lo suficiente para ver a Riku a los ojos y el peliblanco me miró a mí, cinco segundos que se sintieron eternos, me removí bajo el peso de semejante amenaza silenciosa y un escalofrío me recorrió al observar el cambio al encontrarse con los de Sora. Asintió con dulzura y lo animó, un callado intercambio de palabras que probablemente se resumían a: "Todo estará bien.".

Letter to RoxasWhere stories live. Discover now