(7) ¡SOY ENFERMERA, NO PUTA!
Mi marido traía un precioso ramo de flores, se me tiró encima pidiéndome perdón, me dijo que había hablado con un amigo sobre nuestra situación y que se había reído de él por ignorante, que su mujer usaba lubricantes y juguetes todo el tiempo, me dijo que era un idiota y me volvió a pedir perdón, me dijo que siguiera trabajando y que nunca más me haría una escena de celos como la de anoche, en ese mismo instante llamé a don Rolo, me contestó la enfermera y le dije que el lunes la relevaría a las siete, esa noche afortunadamente, mi marido me trató con mucho amor, ni siquiera hizo intentos por perforar mi anito.
El domingo fuimos a ver nuestra futura casita, era preciosa de dos habitaciones, justo para nosotros que no podíamos tener hijos, me llevó a almorzar a un restaurante, luego fuimos al cine, pasamos un día precioso, por la noche sacó una bolsita donde habían un montón de juguetes sexuales, algunos no tenía idea de cómo se usaban, fuimos leyendo los instructivos, el que más me gustó fue una mariposita que me amarro a las piernas y al vibrar estimula mi clítoris, esa noche cogimos con fervor.
Amanecí el lunes muy nerviosa, cuando me estaba bañando entró mi marido y me enjabonó toda, los recuerdos atormentaron de nuevo mi sucia consciencia, me bañó con mucha ternura, como si fuera una bebé, me secó el cuerpo y me dijo que me amaba, me puse a llorar y me preguntó que qué me pasaba, yo le mentí diciéndole que lloraba porque era muy feliz, organicé mi maletita y salí a mi trabajo, me abrió la enfermera nocturna y me dijo que a don Rolo lo había venido a traer del hospital con una ambulancia para hacerle unos exámenes de rutina.
Entré y dejé mis cosas en la habitación de don Rolo, sonó el teléfono y era la señora que me pidió que subiera a su habitación y que le dictara el número de un expediente que había olvidado sobre su mesa de noche, lo hice y colgamos, tal parecía que esa mañana no me iba a aburrir para nada, abrí la gaveta pornográfica y me pasé viendo DVDs de todos los encuentros sexuales de don Rolo con Doña Laura, aprendí muchas posturas que no sabía que se pudieran hacer en el sexo, pero lo que más disfrutaba y me ponía celosa era ver como ella le mamaba la verga y le metía un dedo en el trasero, estaba húmeda de nuevo, ya era mi estado natural.
Como eran muchos quise ver de los últimos ¡Oh sorpresa! Era doña Laura con otra chica preciosa, las dos lucían una lencería de infarto, ¿Cómo era posible tanta belleza en esas dos mujeres? Doña Laura se acercó a la otra chica y la besó, a mí me dio un poco de asco, pero seguí viendo, se quitaron los brasieres y se frotaron los pechos la una a la otra, ¿Cómo podían sentir placer dos mujeres? Eso nunca había pasado por mi mente, me parecía asqueroso, luego se quitaron los hilitos y se fueron a la cama:
CHICA: ¿Estás segura que tu marido no sospecha nada?
DOÑA LAURA: Ya te he dicho como mil veces que no, él me cree una esposa fiel y abnegada, el cornudito está de viaje trabajando para mantenerme como una reina.
CHICA: No seas tan descarada, Laura.
DOÑA LAURA: Si es cierto, tú bien sabes que mi padre botó su fortuna en el juego, afortunadamente me casé con Rolando y pude mantener este nivel de vida a que estoy acostumbrada.
CHICA: Por eso tengo miedo a que nos descubra.
DOÑA LAURA: Deja de decir tonterías y bésame… hum… que rico… chúpame las tetas… así… que delicia… me tienes muy caliente… ¡que boca!... así, así… chúpame los pezones… mueve esa lengua como solo tú sabes hacerlo… ay que rico… así, así… más abajito… ahí… que rico me chupas la papaya… así mi vida… chúpame el clítoris…ah… que rico me lo haces… ven, yo también te quiero mamar… que lindo culo tienes… ah… que almeja tan rosadita… te sabe deliciosa…