3

689 46 1
                                    

En toda esa semana sin duda alguna sus amigos se habían empeñado en consentirla al igual que todos en ANBU, cada vez que llegaba a su salón se sentaba en los regaños de sus amigos o su amiga y dormía como un bebé, en la cafetería le dejaban comer lo que quisiera hasta que ya no podía comer más, sus instructores la consentían y la felicitaban cada vez que completaba un ejercicio a la perfección, todo para hacerle olvidar que tan solo le quedaban pocas horas en ANBU, aunque ellos no querían admitirlo se sentirían solos sin la presencia de la pelirosa, ella era siempre la que le sacaba una risa a más de uno por las estupideces que decía o hacía. Ahora sería difícil paras ellos los siguientes meses sin ella.

Los más afectados sin duda alguna eran sus amigos que no la habían dejado sola ni para ir al baño, incluso se habían quedado a dormir en su “casa”, cosa que no representaba un problema, ya que la “casa” de la pelirosa era muy grande y tenía lo último en tecnología así que siempre se divertían, Obito siempre recorría la casa, aun sabiéndosela de memoria, para ver si encontraba cosas nuevas, además de jugar con las mascotas que tenía Sakura. Los demás se encargaban de tocar todo lo que tuviera botones como unos verdaderos niños, en una ocasión cuando Sakura salió habían apretado botones de más dejándoles encerrados en la casa sin ninguna posibilidad de salir, así que Sakura junto a algunos más “responsables” se encargaban de que mantuvieran toda clase de botones lo suficientemente lejos de esos niños en cuerpos adultos.

Cuando escucho el timbre que daba por terminado el día de “clases” despertó para encontrarse sentada en el regazo de Itachi, sonrió mientras lo despertaba con un “ligero grito” que ocasiono que todos en la sala (instructor incluido) despertaran de golpe con armas en mano listos para cualquier ataque, Sakura no lo aguanto más y se largó a reír al ver como todos aun miraban para todos lados buscando al supuesto “intruso”. Obito tenía rastro de baba al igual que algunos, mientras que a otros se les cerraban solos los ojos.

Cuando ya estaban todos despiertos se despidieron con un fuerte abrazo de Sakura, ese era el último día que la volverían a ver, algunos no pudieron soportar y terminaron llorando siendo consolados por la pelirosa.

- Cerezo –le llamo Itachi mientras corría hasta estar al lado de ella- recuerda que el día de hoy tienes que ir a mi casa para que te pase la información de Sasuke y mis padres hablen contigo

- Es verdad –suelta un suspiro- vamos

Empezaron a caminar en un silencio cómodo para los dos, al llegar a la moto de Itachi los ojos de Sakura brillaron de pura emoción, Itachi no pudo evitar sonreír al ver la cara de emoción de la persona a la que considera como su hermana pequeña, antes de que se diera cuenta la pelirosa ya estaba en la moto con su casco y no paraba de darles señas al azabache para que se apurara. Ya cuando los dos estaban en la moto Itachi se dirigió a la mansión de su familia a un gran velocidad, cosa que solo le encantaba más a la pelirosa, se demoraron aproximadamente media hora en llegar, la mansión Uchiha podía ser reconocida perfectamente, sin mencionar que no había nadie que no supiera donde se encontraba, los guardias apenas lo miraron los dejaron entrar enseguida, Sakura les sonrió al reconocerlos para después pasar al lado de Itachi.

Al entrar a la mansión lo primero que vio fueron los cuadros de los padres de Itachi y de Sasuke y a Itachi cuando eran niño, camino detrás del azabache mirando la mansión, hace años que no entraba en la mansión, seguía cual tal la recordaba, tenía uno que otro cambio, pero eran mínimos, al llegar a la sala miro a la señora Mikoto, madre de Itachi y su padre, el señor Fugaku.

- Hola sakura – saludo Fugaku con un media sonrisa al verla entrar a la sala, desde que Sakura era pequeña Fugaku siempre la trato con cariño, como si fuera su hija, lo que significaba que la sobreprotegía en muchas ocasiones-

Asesina de ANBU (Pausada Temporalmente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora