ஜ 1. Había una vez ஜ

790 70 45
                                    

No importaba si el sol estaba bien alto y reluciente, si los pueblerinos reían mientras trabajaban o si todo estuviese en paz. Para el príncipe nada tenía sentido; era un chico con el corazón hueco y los recuerdos bien marcados en la piel.

Caminaba desganado entre la hierba larga y descuidada del bosque de las jaulas, lugar donde se dice descansan las almas de aquellos que alguna vez dieron todo en guerras por la libertad. Daba igual de qué reino fuesen, ellos descansarían ahí.

Su mirada sin brillo ni expresión examinaba las ramas de aquellos árboles toscos y viejos llenos de historias. Entonces se detuvo, tan solo escuchando sus pies quebrar algunas ramas secas en el acto, y miró a lo alto, donde él no podía llegar tan fácil como quisiera. Las tantas hojas no le dejaban ver bien el cielo azul donde él suponía se encontraba su madre, pero aún así, después de un suspiro, fue dispuesto a subir el árbol donde siempre duerme por las tardes desde hace ya algunos años.

Masashi no le prestaba atención. Quizás ante sus ojos el príncipe era como un jarrón más para decorar el castillo, un guardia del cual ni el nombre completo recordaba o incluso un caballo en el establo — Maldita sea... —. Es lo que siempre pensaba el chico cuando le negaban poder hablar con su padre, tan solo para darle los buenos días o preguntarle qué tal va su día ¿Hace cuántos meses no ve sus ojos? Puede ser que incluso ya los haya olvidado.

Con algo de sudor en la frente y su respiración un poco intranquila, al fin logró llegar a la rama perfecta, esa donde incluso ya tenía una cama de hojas esperándole para una larga siesta. Pero cuando iba a dejarse caer sin miedo alguno al colchón, logró escuchar el sonido de un ave cantar, y no solo eso, también pudo percibir un aroma bastante peculiar; suave y refrescante, como olas de mar tranquilas que te cubren y hacen cosquillas en todo el cuerpo.

Volteó de inmediato cuando sintió el lugar exacto de donde provenía el ataque de aquella brisa marina.

No pudo pensar en nada, literalmente se quedó paralizado, sintiendo su corazón dar golpes en su pecho y su respiración que poco a poco se cortaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No pudo pensar en nada, literalmente se quedó paralizado, sintiendo su corazón dar golpes en su pecho y su respiración que poco a poco se cortaba. Después de algunos segundos pudo notarlo, al parecer él no era el único al que le gustaba escaparse de todo e ir a relajarse en aquél lugar.

El loco cree que todos son de su condición, y es por ello que de inmediato comenzó a hacer ideas disparatadas en su cabeza. Tal vez esa chica también la pasaba mal en su reino; puede ser que haya peleado con sus padres o probablemente no le prestaban atención y ha decidido fugarse. Reaccionó. Solo quería que alguien empatizara con él, y ahora pensaba cosas ridículas. Dejó todo de lado y por fin decidió hablarle.

—Hola — se acercó con lentitud sin recibir aún respuesta —. Disculpa el atrevimiento, es solo que...no suelo ver más personas por aquí —. El príncipe hablaba temeroso, no tenía ni la menor idea de qué esperar. Y es que en ese momento, él aún no sabía que agradecería eternamente al destino por cruzar a esa chica en su camino.

nunca confíes en un Hada ۞RinxLen۞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora