A veces me pregunto, ¿Por qué entre todas las personas, tuve que amarte a ti?
Hoy, querida mía, es uno de esos malditos días.
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¿Por qué de todas las "personas equivocadas" de las que podía enamorarme, tenías que ser tú?
¿Por qué tuve que abrir mi corazón a ti? ¿Por qué lo pisaste? ¿Por qué me importa que lo hicieses? ¿Por qué te perdoné tanto?
¿Por qué tuve que luchar? ¿Por qué yo tenía que ser la que lloraba cada noche rogando a Dios aún dudando fugazmente de su existencia, tener un poco de tu amor?
¿Por qué cada maldito momento del día tenías que venir a mi cabeza? ¿Por qué seguía queriendo sembrar con hasta la última gota de mi sudor, un amor que no iba a florecer?
Y finalmente, y sobre todo ¿Por qué tuve qué enamorarme así?
Te anhelaba, tenía tantos sueños, tenía tantas esperanzas de que tú y yo pudiéramos ver el mundo con los mismos ojos. Tenía tantas ganas de hacerte sentir amada como nunca nadie te había amado, porque yo lo sabía, yo te conocía de años y era consciente de que la habías pasado mal con otros amores; yo deseaba ser diferente, yo quería con todo mi corazón que supieras que jamás ibas a estar sola, que jamás me atrevería a lastimarte, que jamás podría dañarte, que todos esos problemas que tienes, que todos esos problemas que sientes tan imposibles de resolver... podrías superarlos conmigo, porque siempre te daría mi amor y mi cariño.
Tenía tantas ganas... tantas noches qué dedicarte, tantas canciones que sólo tus oídos podrían tocar, tantas ansias de que tus dedos se entrelazaran con los míos al caminar, tantas ganas de escuchar un "te amo" desde el más profundo suspiro de tu corazón... tantas ganas... tantas.