Capitulo XXV.

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Secreto.

Llegamos a nuestra habitación y cerró la puerta tras ella, parecía nerviosa, casi asustada.

-Sientate por favor...- Dijo mientras hacía una seña hacia el sofá. Yo obedecí y ella comenzó a caminar de un lado para el otro como buscando como empezar.

-Vamos Kara... Sea lo que sea estoy aquí para ti...- Me puse de pié y le tomé las manos. -No voy a ir a ningún lado.

Ella pareció relajarse visiblemente y se sentó conmigo a su lado aun sin soltarme las manos, pero seguía sin verme, como si se avergonzara.

-El hombre... John.- Empezó y tomó una respiración profunda. -Es el esposo de mi madre, mi padrastro...- Hizo un mueca. -Antes de que yo viniera aquí estudiaba en una escuela normal... Él y yo nos llevábamos bien en realidad,  mi madre estaba contenta por eso, él me enseño a jugar rugby...- Miró al techo y luego a nuestras manos, yo no podía ver su rostro, pero podía adivinar que estaba tratando de no llorar. -En fin... Mi madre empezó a trabajar muchos más aquí por lo que debía quedarse a dormir... John y yo nos quedábamos solos en casa...- Continuó y escuché con atención, temiendo lo que venía. -Al principio todo era normal, me hacía desayuno, me llevaba a la escuela, me ayudaba con mi tarea y jugábamos, ya sabes lo normal...- La vi sonreír tristemente. -Luego mamá se empezó a ausentar más en casa... Y una noche yo había tenido una... Una pesadilla y él vino a mi cuarto al escuchar mi grito, me alegró verlo ahí, me hizo sentir más segura... Que estúpida.- Su voz se rompió. -Yo no sabía lo que pasaría después... Y tampoco imaginaba que pasaría tantas veces después...- Con cada palabra su voz se rompía más y mi corazón al verla así. -Aun tengo pesadillas de vez en cuando... Su olor... Esa forma de verme... Lo ásperas de sus manos...- Se estremeció, parecía estarlo recordando, su mirada perdida, sus manos sudorosas, jamás la había visto en ese estado y me rompía el alma. -Y yo solamente quería que parara, Jade... Pero él no lo hizo, nunca lo hizo...- No pude resistirlo más y la abrace tan fuerte como pude, no podía pensar... ¿cómo alguien podía hacer algo así? -Yo sólo tenía 11 años, Jade... ¡11 años!

Sentí sus lágrima en mi cuello y las mías propias bajar por mis mejillas, no podía creer lo que ella decía, ahora entendía mejor porque era así, tan reservada, el porque jugó tanto con esas chicas, de cierta forma fue como una venganza para ella.

-Estoy aquí, Kara... Todo esta bien ahora...- Traté de consolarla, aunque no sabía como ¿cómo ánimas a alguien que paso por eso?

-Nunca he hablado de esto con nadie, eres la única y primera persona a la que se lo he dicho y quiero que así permanezca...- Dijo recobrando un poco la compostura. -Confió en ti, Jade... En serio lo hago y por eso espero que no digas nada...- Sonrió de medio lado, se acercó y junto nuestras frentes con los ojos cerrados, solo podía sentir su aliento tibio golpeando mi barbilla. -Te quiero...- Susurró tan bajo que apenas pude escucharla, pero solo eso fue suficiente para erizar toda mi piel. -Y eso me da miedo.

-Yo no voy a fallarte, Kara...- Me aparte un poco de ella para poder verla a los ojos, esos hermosos ojos grises que hoy parecían tan tristes y perdidos. -Te quiero, Kara... Y que me contaras esto es muy importante para mi porque se lo difícil que te es abrirte con las personas, y quiero que sepas que no me iré a ningún lado y te apoyaré en lo que necesites, que sepas que puedes contármelo todo y no voy a juzgarte porque te conozco.- La atraje hacia mi y la bese, fue un beso suave tierno, cargado de tantas emociones que resultaba abrumador, ambas llorábamos tanto sus mejillas como sus labios estaban húmedos. Cuando nos separamos ella parecía mucho mas relajada.

-Debemos regresar o harán preguntas.- Se puso de pié. -Sólo debo arreglar este desastre.- Apuntó a su rostro con una sonrisa y luego hizo una mueca. -Aunque aun así me veo mucho mejor que muchas aquí.- Río y se dio la vuelta.

Sonreí al verla regresar a su típica actitud y me puse a arreglar mi maquillaje también, después de unos minutos estábamos con mis padres de nuevo, por suerte no hicieron preguntas, el día paso normal bromas y anécdotas de los cuales muchos terminaban conmigo haciendo el ridículo, por parte de Kara se divertía mucho con los anécdotas que contaba mi padre y no había rastro del hombre o de su madre por ningún lado lo que agradecí mucho, al final me despedí de ellos con un poco de tristeza, los había extrañado y se que ellos a mi, Kara también se despidió de ellos y mi padre le dio un fuerte abrazo con una sonrisa en el rostro.

-Cuida bien de ella.- Había dicho él.

-Lo haré.- Contestó ella convencida.

Rebelde tentación. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora