capítulo tercero:Recuerdos, dolorosos recuerdos

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Durante la calma de la noche, el silencio reina por encima de todas las cosas; durante la noche, los recuerdos fluyen y las razones del ser salen a relucir, aunque no siempre de la mejor manera. King Dice, sentado sobre la cama, pensaba en su pasado; ese lejano pasado ahogado hasta ahora en indiferencia que ahora venía, durante la noche, a atormentarlo; no se arrepentía de haber hecho un trato con el demonio, de ese absurdo sentimiento de miedo o arrepentimiento ni la más mínima sombra quedaba, pero ahí, luego de perder una apuesta contra su propio jefe, quien resultase también ser su anónimo enamorado, se sentaba a observar su habitación, ahora parcialmente vacía, con cajas apiladas en un rincón con todos y cada uno de sus recuerdos más preciados que había guardado durante su vida dispuestos ya para la partida de su amado hogar. Pero, mientras observaba aquellas cajas apiladas, selladas y etiquetadas al pie de su cama,  en su mente fluían como el agua contaminada de un río los recuerdos de su infancia, trayendo consigo pesar y dolor de una realidad que preferiría ignorar y borrar de su memoria para toda la eternidad. De esa infancia que todo mundo desconocía... salvo claro está, su jefe y él.

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-oh, que tonta soy; se me olvidó comprar unas cosas en el centro comercial querido; ¿puedes esperar un momento aquí sentado? volveré pronto, no me tardo-la voz de aquella guapa mujer se escuchaba cálida, segura; como la voz que una madre debía tener al hablar con su hijo, el único hijo que tenía hasta ahora. El pequeño de tan solo diez años, de ojos curiosos de color esmeralda y una sonrisa amistosa siempre eterna dibujada en su linda carita cuadrada, escuchaba a su madre asintiendo de forma suave mientras movía adelante y atrás sus piernitas, que colgaban de la jardinera donde estaba sentado

-sí madrecita, pierda cuidado. Aquí la esperaré-afirmó el infante mientras la hermosa mujer se enderezaba con una enorme sonrisa en su rostro

-muy buen mi pequeño Dice, espérame aquí. No tardaré-afirmó con voz cantarina la infame mujer, y tal cual dijo, volvió sobre sus pasos dirigiéndose a la tienda de la que acababan de salir, pero no para ir y volver, sino para ir y nunca regresar por el pequeño fruto de su vientre, quien de forma tranquila esperaba a su madre, la cual él afirmaba, solamente fue a comprar un par de cosas más en el centro comercial.

Junto al niño, la mujer dejó un poco de dinero, la baraja de cartas que otrora fueran propiedad del padre de Dice y que ahora el niño utilizaba para jugar en sus ratos libres. También se dejó olvidados junto a su hijo un par de mudas de ropa nueva unas cuantas tallas más grandes que el pequeño dado, cosa que no era muy inusual, ya que ese día, el pequeño Dice Calloway, cumplía su primera década de vida, él estaba orgulloso de ya al fin ser grande, pues ahora podría hacer muchas cosas que, siendo pequeño, no podía

-"ya eres todo un hombrecito"-le había dicho su infame madre antes de salir con él de la enorme mansión que era su hogar, a expensas de que su padrastro, el marido de su madre, no estaba en casa-"a tu edad, yo conocí a Cab, tu padre, y él se valía por sí mismo desde los diez años"-patrañas, puras patrañas; Dice, en su inocencia, creía todo lo que su madre le había dicho, que su padre ya había cruzado el mar y había visto mucho mundo a esa edad, cuando aún todo eran juegos y dulces en la vida de cualquier niño pequeño, que su padre ya había combatido villanos y se había enfrentado al demonio mismo cuando tenía diez años, todo se lo tragó y él, añorante por su padre de quien a penas y tenía recuerdos, soñaba con luchar contra todos esos a los que, supuestamente, su padre había derrotado hacía años.

-Hola pequeño, ¿dónde están tus padres?-la voz de una mujer regordeta le llamó la atención, logrando sacarlo de sus pensamientos profundos y añoranzas; el pequeño de cabeza cuadrada, con esa dulce sonrisa de siempre, volteó a ver a la señora y, saludándola, extendió su pequeña mano hacia ella

bunch of violets(DevilDice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora