Segundo del día, solo para festejar año nuevo y navidad. Espero hayan disfrutado!
Al parecer en la ciudad no tenían nada muy interesante. Hubo un par de comidas decentes pero aparte de eso nada que valiera la pena comprar, al menos por los lugares donde yo anduve.
Murmel estuvo todo el tiempo siguiéndome y haciendome preguntas. Al principio le decía que se escondiera cada vez que alguien pasaba cerca de nosotros, pero luego me di cuenta que no servía porque era muy despistado y nunca lo lograba a tiempo. Pero también note que los demás no parecían verlo, incluso hubo un par de personas con las que no tuve tiempo de apartarlo y simplemente las atravesó.
Luego de ver ésto último sólo dejé que siguiera como quisiera. Parecía ser invisible y mudo para los demás. Eso lo sabía porque mientras caminábamos iba haciéndome preguntas tipo: "¿Qué es eso?" o "¿Para qué sirve eso?". Al menos esas eran las más comunes, luego había un par tan filosóficas que simplemente pasaba de contestarle.
Cuando regresamos ya el sol se había escondido. Probablemente eran como las siete de la noche, ya iba siendo hora de entrar a cenar con los demás. Antes llevaba siempre reloj puesto, pero después de un tiempo desistí de tener uno, ya que cambiábamos tanto de país que tenía que cambiar la hora cada semana y así no era divertido. Me conformaba con la cantidad interminable de pulseras que compraba. Solo usaba como dos por muñeca, pero es que amaba comprarlas.
Llegamos al edificio de apartamentos, el cual era de tres pisos y hecho de hormigón. Era tan viejo que parecía que se caía en pedazos. Para ser sincero no tenía idea de que lo sostenía, porque cuando lo miraba desde afuera, sentía que estaba de lado, parecido a la Torre de Pisa.
Subimos al segundo piso, en el que nos habíamos alojado. Última puerta a la derecha, la cual parecía que estaba comida por termitas. La verdad ya me había acostumbrado a lugares así. Mis padres eran fanáticos ahorradores.
Cuando entré solo vi a Hannah, quien estaba sentada en el sofá, con la cabeza gacha, un libro en su regazo y los audífonos puestos. Se había quedado dormida leyendo.
-Oye, ¿Se murió?
Murmel estaba acercándose a ella lentamente, como quien va a ver si la mascota, a la que olvidaste alimentar por una semana, sigue viva en el jardín.
-¡Hey! ¡Ven! -comencé susurrando, pero luego de recordar que tenía puestos los audífonos y de igual manera no iba a escucharme comencé a hablar normal nuevamente.- No está muerta, sólo dormida.
-¿Enserio? Es que tiene un aura tan baja que pensé que ya estaba totalmente drenada.
-¿Pero qué...? -sacudí la cabeza.- No importa. Será mejor que busquemos a los demás, ya tengo bastante hambre.
No fue necesario mucho esfuerzo, ya que mi madre iba saliendo del cuarto.
-Vaya, mira quien aparecio. Tus hermanas están dormidas y tu padre salió, así que ven conmigo. Es tu turno de ayudarme con la cena.
Me llevó con ella a la cocina y obligó a lavarme las manos. Iba a ser lo más típico para nosotros: pan francés con frijol, queso y mantequilla.
Preparamos el frijol, ya que lo comíamos refrito y no entero, y preparamos la mesa. Mi hermana se despertó a mitad de camino, así que también nos ayudó.
-¿Adonde fue papá, para que aún no haya vuelto? -pregunté luego de haber despertado a Ale y regresado a la mesa ya para sentarnos a comer.
Mi madre se encogió de hombros.
-No tengo una idea. Alguien vino a buscarlo y se fue con él a algún lugar. Dijo que podría tardar un poco, así que no importaba que comenzaramos a cenar sin él, porque no sabía a qué hora iba a regresar.
-Pero si es él el que más insiste en que hagamos cena famil... -comenzó Hannah.
-Bueno, si él dijo que no hay problema, entonces no lo hay. -la interrumpió Ale.- Yo tengo hambre así que comenzaré.
-Yo igual. -le dije, y ambos comenzamos a comer. Mi madre nos siguió sin dudarlo y mi hermana, aunque tardó un poco siempre nos siguió.
Fue una comida de la cual solo pudimos disfrutar la mitad, ya que tras diez minutos de estar sentados, llamaron a la puerta.
-Parece que ya llegó, ¿Qué les parece si lo dejamos afuera unos cinco minutos para que aprenda la lección? -bien lindas las ideas de mi hermana.
Mi madre se levantó.
-Su padre tiene llave de apartamento. -nos miró seriamente.- Quédense aquí, yo abriré.
Caminó hacia la puerta y la abrió. Ya todos, aunque no nos habíamos movido de nuestros puestos, estábamos de pié. Aunque no habían sido muchas veces, ya habían pasado ocasiones en las que policías aparecían en donde nos hospedábamos y nos trataban de llevar con ellos.
Así era la realidad. Si un ciudadano lograba controlar el Shin o el Ssen, era obligado a unirse a las fuerzas militares. También era por ley, que si te negabas a ser reclutado, te conviertes en un fugitivo, no importa que no hagas nada, pero si se enteran que tienes alguna de esas habilidades, ya comienzas a ser buscado.
Pero ésta vez no era la policía, ni siquiera los militares. Parado frente a nuestra madre, había una sola persona y era la que aspecto más extraño tenía de todas la que había visto, y mira que he visto demasiada.
Llevaba unos zapatos negros que estaban entre de vestir y deportivos; un jeans beige muy gastado, aunque increíblemente sin ningún agujero, una camisa polo roja oscura, la cual estaba sucia y manchada. También llevaba una gabardina, pero lo que más captaba la atención, era su máscara.
¿Alguna vez han visto esa típica cara sonriente (Happy Face), que es amarilla y los ojos y la sonrisa son negros? Pues así era la mitad de su máscara. Estaba bastante sucia y tenía un par de abolladuras, pero se podía ver que la intención de la máscara era emitir felicidad. Eso al menos su mitad izquierda, la otra era algo así como una calavera. Le hacía falta la quijada y el ojo estaba alargado, simulando el delineado de los ojos de Orochimaru. Ese lado era bastante extraño, ya que era negro, pero del tipo de negro de un carbón quemado. Otra cosa que me llamó la atención, era que si uno se fijaba bien, no parecía ser una sola máscara, ya que tenía tres uniones que parecían juntar ambas mitades.
-Buenas noches. ¿Qué desea?
Mi madre no era precisamente una persona muy alta en estatura, así que cuando intentaba hacer una mirada amenazante, siempre le salía el tiro por la culata.
La persona parada en la puerta no le prestó atención. No parecía tener intención de irse, entrar o de nada en particular. Estaba moviendo la cabeza de un lado a otro, dentro de la habitación, como si estuviera buscando algo.
Mi madre iba a repetir la pregunta, pero en ese momento, la persona levantó su brazo y apuntó hacia las puertas de vidrio que daban al balcón. Nunca habíamos salido, porque, al igual que todo el edificio, parecía que se quisiera caer y prefería no arriesgarme. Me comenzaba a preguntar por qué estaba viendo hacia ese lugar, justo en el momento en el cual tiró un pedazo de papel de la manera en la que un mago tira una carta de pocker.
Hannah, quien ya se había movido a la cocina, dió vuelta a la garrafa de agua que estaba en la cocina.
Mi madre utilizó eso para crear una pared de agua que se separara a la persona de nosotros, pero eso pareció ser totalmente innecesario, ya que no se movió. Al contrario, del lado del balcón se escuchó vidrio quebrándose y, pasado eso, escuché un grito en la cocina. Hannah había salido volando hacia el refrigerador y ahora éste se encontraba abollado con mi hermana a la par en el suelo. En el lugar en el que estaba anteriormente ella ahora había otra persona. Ésta vestía pantalones largos deportivos y una sudadera, ambas grises. Llevaba puesta el gorro de la sudadera y dentro no se veía absolutamente nada.

ESTÁS LEYENDO
Prisión Fantasma
Roman pour AdolescentsLos poderes son algo peligroso. No puedes vivir con ellos sin huir. Primero ser atacados y luego separados. Darse cuenta que aunque la mayoría de la vida a sido dedicada a entrenar, aún se puede ser muy débil ante los peligros del mundo. Kai está ca...