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Debía confesar que la casa en la que vivía era hermosa. Se encontraba en los suburbios, alejada de la ciudad, y la tranquilidad del pequeño barrio era tan reconfortante. Afuera se podían ver a los niños jugando con sus bicicletas o incluso jugando fútbol en las pequeñas privadas. La verdad era que ese lugar era tan acogedor.
Pero eso no era todo, sino que ese hogar era como el de sus sueños: era pequeña, pero de dos plantas, además de que la cocina era grande y muy espaciosa; consistía en una cocina moderna grande, con un desayunador estilo americano, y un pequeño comedor un poco más adelante. Jamás imaginó vivir en un lugar así, sin embargo, la idea le apetecía bastante.
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Con calma caminaba por la acera, sólo conocía una jefatura de bomberos en la zona, y, para su sorpresa, no se encontraba muy lejos de su actual casa.
Para su admiración, varios vecinos lo miraban y lo saludaban con una sonrisa y la mano levantada, incluso los pequeños niños que jugaban en la acera lo saludaban con efusividad. Parecía que, en ese barrio, Taiga tenía muy buena reputación.
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Poco tiempo después, llegó al cuartel de bomberos, vislumbrando cómo algunos chicos, con los típicos trajes inflamables salían del lugar y abordaban a un camión, listos para hacer su trabajo del día.
Algunos de esos chicos lo miraban fugazmente y, de igual forma, lo saludaban, para continuar con sus labores.
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Parecía que, en ese lugar, Taiga no podría pasar desapercibido ni por un segundo.
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Entró al cuartel y caminó por los largos pasillos, esperando encontrar a alguien de mayor jerarquía... no sabía quién era su jefe, así que esperaba ver a alguien vestido de forma diferente, o con alguna placa sobre su chaqueta, tal vez así podría distinguirlo.
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Un hombre de al menos 45 años, con casi todo el cabello cubierto por canas, y llevando en sus manos varios papeles, caminaba hacia él, mientras, en el camino, venía dando órdenes a un par de chicos.
Fijó su mirada sobre Kagami y su semblante cambió un poco, ahora denotaba un poco de molestia en sus facciones.
— Y tú... ¿Por qué demonios llegaste tarde? — Se dirigió hacia Taiga, quien detuvo su andar al escuchar el tono en el que el señor le había hablado.
No sabía si él era su jefe, así que debía asegurarse.
— Uhhh... yo... estoy buscando al jefe. — Dijo, percatándose de cómo aquel señor se detenía frente a él.
— Ja, ja. Qué gracioso, Kagami. Deja de bromear. — El hombre siguió su camino, y Taiga, al escuchar el sarcasmo de éste, lo siguió. — ¿Tienes algo de qué hablar conmigo, muchacho?
— Pues... sí, eso creo. — Afirmó, ahora mirando cómo aquel señor levantaba su dedo y le hacía una seña en la que le pedía que lo siguiera, y así lo hizo el pelirrojo.
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Después de un par de minutos, ambos entraron a una oficina grande, con un ventanal grande, un escritorio en el rincón del lugar y muchos papeles sobre éste.
El hombre se sentó sobre su espaciosa silla y le pidió a Kagami hacer lo mismo en la otra.
— ¿De qué quieres hablar, chico? ¿Todo bien con tu esposo?
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Shine
FanfictionEsa mañana, Taiga despertó en su futuro... en un futuro en el que es un bombero, en el que vive en una casa diferente, y en el que tiene un esposo... ¿Podría lidiar con todo eso, cuando sólo era un chico adolescente en el cuerpo de alguien de 31 año...