Era tarde, no sabía con exactitud la hora y tampoco quería saberla, el sol empezaba a esconderse frente a mi, avanzaba lento por el cielo que ahora comenzaba a tener tonos rosados y anaranjados donde antes había blanco y azul y donde pronto reinaría la oscuridad. Su rutina era simple, empezaba a pintar el cielo de un color celeste a las 7:00 AM que gradualmente se volvía más intenso conforme el día avanzaba, de vez en cuando se tornaba de colores grises, desde los más claros hasta los tonos que me hacían pensar que pronto el mundo quedaría sumido en total oscuridad y poco a poco la noche se adueñaba de la ciudad.
Así pasaban mis tardes, sentado en el balcón por horas, viendo los días pasar, siempre era lo mismo y no podía dejar de preguntarme "si los días siempre eran iguales ¿cómo fue que todo acabó tan mal cuando mi vida por fin parecía ser buena?"..........
9 meses antes
Era el nuevo en la preparatoria, no era algo que me afectara mucho ya que los últimos cinco años de mi vida había vivido en 8 ciudades diferentes y por lo cual a distintas escuelas, nunca pude pasar más de un año en una escuela durante éste tiempo ya que siempre nos quedábamos por poco tiempo, mis padres me prometieron que ésta vez sería diferente, que nos quedaríamos hasta que terminara la preparatoria, algo totalmente estúpido pues éste sería mi último año y me habían transferido a mediados del ciclo escolar.
El primer día fue igual a mis anteriores comienzos en otras escuelas, presentación con los profesores, recorrido por la escuela, información sobre clubs y clases extracurriculares..... bla bla bla. El resto de la semana fue sumamente normal, las chicas se me acercaban para coquetear con "la nueva adquisición de la preparatoria" y los chicos no eran la excepción, algunos se alejaban al darse cuenta que era un chico porque, tengo que reconocer que mis facciones eran muy delicadas como las de una chica y mi cabello largo no era de gran ayuda, el resto de los chicos después de saber que no era mujer seguían coqueteando pero eran totalmente estúpidos al momento de hacerlo así que solo optaba por irme y dejarlos solos.
Para ser el nuevo todo marchaba bien, nadie trataba de hacerme bromas o de quitarme el dinero como en mis escuelas anteriores, era un buen comienzo para el chico-chica de la preparatoria. Después de unos meses todo marchaba bien, tenía amigos con quienes sentarme en el almuerzo, con quien platicar entre clases e incluso con quien salir de vez en cuando al centro comercial.
Era jueves por la tarde, mis amigos me habían invitado a salir al cine pero mamá me dijo que debía ir a hacer las compras ese día por lo cual tuve que negarme, caminaba por el centro comercial con un carrito de compras donde llevaba leche, huevos, jamón, pan....... en fin, compras básicas, caminé hasta el pasillo de los dulces pues siempre llevaba alguna caja de gomitas ácidas que me encantaban.
-¡oye! yo las ví primero-
-si pero yo las tomé antes-
Miré enfadado a la persona que había tomado mis dulces y ésta solo me vio con una sonrisa burlona -¿que te parece tan divertido?
-tu cara, deberías verla, muñeca-
-número uno: no es divertido, número dos: esos dulces son míos y número tres: no me llames muñeca, no soy mujer-
-uno: claro que es divertido, dos: yo los tengo y tres: se que no eres mujer, Jeonghan-
-¿como sabes mi nombre?-
-eso duele ¿sabes?, estoy en tu clase de literatura pero no sabes quien soy, es una lástima-
Dijo con una sonrisa antes de darse la vuelta y dejarme ahí solo, realmente no recordaba haberlo visto antes, en literatura siempre estoy con Seungcheol, el me hace reír y así no me quedo dormido durante la clase. Volví a casa con frustración y enojo, frustración por no haber comido mis golosinas y enojo por la sonrisa burlona del contrario, esa maldita sonrisa que dejaba ver sus dientes blancos y hacía que sus ojos se volvieran más pequeños casi al punto de desaparecer, me desesperaba bastante.