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El año estaba terminando, y ante sus ojos, Daiki estaba actuando muy extraño.
De repente salía a comprar cosas y, de inmediato entraba a casa, iba a esconder lo que había comprado; y aunque Taiga preguntó por qué tanto misterio, éste actuó como si no pasara nada...
De cualquier modo, el pelirrojo no se atrevía a decir nada más.

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Ese 31 de diciembre, Daiki convenció a Taiga de no hacer cena lujosa para celebrar la llegada del año nuevo, así que el moreno se encargaría de pedir comida a un buen restaurante, mientras disfrutaban la compañía del otro. Y Taiga estuvo de acuerdo, pues su moreno esposo parecía estar entusiasmado con su propio plan.

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Esa misma mañana, había recibido la llamada de su padre desde Estados Unidos, deseándole un buen año y agradeciéndole por la comida de navidad y la hospitalidad, ya que, el señor pelirrojo, se había quedado un par de días en casa de Taiga y Daiki, y aprovechó para recorrer la ciudad enorme de Tokio... había sido una muy buena visita antes de regresar a América.

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Esa simple llamada de su padre, le había levantado los ánimos.

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Era el mediodía cuando recibió la llamada de Kuroko, quien lo invitaba a una rápida y pequeña reunión con el antiguo equipo de Seirin, esos chicos con quienes había jugado su deporte favorito.

— Uhhh... no lo sé, Kuroko... es un día en el que... debo estar con Daiki. — Mencionó por el teléfono, sin creer lo que él mismo decía.

Entiendo Kagami-kun, pero debes saber que no hemos visto a los chicos de Seirin desde hace mucho. Ojalá lo tengas en cuenta. — El peliceleste trataba de convencer a su amigo. — Sólo serán un par de horas, regresarás a casa a buen tiempo para pasar año nuevo con Aomine-kun.

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Kagami tuvo que pensar un par de veces más la invitación, al final, decidió por declinarla.

— Lo siento, Kuroko, tal vez en la próxima ocasión, Salúdame a los chicos. — Finalizó, escuchando la voz acongojada de Kuroko, quien no tuvo opción más que entender la postura de su amigo.

Colgó a la llamada y sintió un poco de curiosidad... ¿Cómo serían los chicos de Seirin en esa línea de tiempo? ¿Todos estarían casados? ¿Tendrían buenos trabajos? ¿Qué era de sus vidas?

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Parecía que Daiki se había dado cuenta del repentino silencio de Taiga tras colgar a la llamada.

— ¿Todo bien? — Preguntó, dejando de ver el programa de detectives que transmitían en la televisión.

— Sí... Kuroko me invitó a una reunión corta con los chicos de Seirin.

— Hey, eso suena bien. ¿Irás? — Pero el movimiento de cabeza en negación de Taiga le hizo saber la respuesta. — Mmmm... creo que deberías ir, hace mucho que no los ves.

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Bueno, parecía que Daiki no estaba en contra de que Kagami pasara un par de horas del 31 de diciembre con sus amigos. Tal vez debería aceptar la invitación de Tetsuya.

— También aprovecharé para visitar un rato a Satsuki y a mis padres. Luego podremos regresar a casa a cenar y recibir el nuevo año juntos. — Propuso el moreno.

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