Había una vez, en un reino muy muy lejano, un castillo donde vivían el rey, la reina y dos princesas, que claramente eran sus hijas, las princesas Torres.
Estas princesas habían nacido en cuna de oro, quiero decir, nunca habían sufrido problemas económicos.
Un buen día, la princesa Carmen, la menor, quiso salir al mercado. A ella le gustaba mucho entablar conversaciones con los ciudadanos del reino. Así que se montó en su caballo y partió hacía el pequeño pueblo que estaba un poco apartado del castillo.
-¡Arre, tiro al blanco!- dijo Carmen dándole con la cuerda a su amado caballo.
Después de un pequeño rato, Carmen finalmente llegó al pueblo. Se bajó de tiro al blanco y lo amarró para que no se fuera.
-Vengo en un rato, bonito- Carmen le dió un beso a su caballo y empezó a caminar alrededor del mercado del pueblo.
-¡Buenos días, Carmelita!- la saludaban los aldeanos.
-¡Buen día!- respondía ella alegre.
-¡Carmen!- su mejor amiga, la actriz multimillonaria Jennifer la saludó. Carmen se sorprendió de verla.
-¡Hola, Jenny!- respondió Carmen sonando muy muy alegre de ver a su mejor amiga de toda la vida. Le dió un abrazo y la saludó- ¿Qué haces por aquí?
-Quería pasar a verte, ¿me puedo quedar en tu casa hoy? Me iré mañana, los chicos darán un concierto y obviamente estaré presente- dijo Jenny soltando un suspiro de amor por su novio. Él era un cantante muy famoso llamado Harry Styles que pertenecía a una banda llamada One Direction, Carmen no lo conocía pero sabía que él y su mejor amiga se amaban bastante.
-¡Claro, ya sabes que sí!- dijo Carmen con una sonrisa. Jenny también sonrió.
-Bueno, ¿viniste a dar un paseo?- preguntó Jennifer.
-Sí- dijo Carmen sonriendo- Anda, acompáñame- le dijo a su mejor amiga.
Se fueron caminando cuando de repente llegó un olor horrible. Fué entonces cuando Carmen supo qué es lo que pasaba.
-¡Hola, amigas!- una vagabunda llamada Michelle apareció frente a ellas. Tenía su larga falda trozada y llena de tierra y apestaba horrible porque no se bañaba.
-Lo siento, Michelle, debemos irnos ya- dijo Carmen intentando no vomitar por el olor.
Carmen y Jennifer salieron casi corriendo de ahí. Corrieron tan rápido que Carmen chocó con un tipo.
-Lo...lo siento- dijo Carmen aún sin ver quién era.
-N...no te preocupes, princesa, fué mi culpa- dijo el tipo.
Fué entonces cuando Carmen levantó la mirada y se encontró con el segundo tipo más guapo que había visto en su vida. (El primer tipo más guapo era Harry, que aunque a Carmen no le gustaba ella sabía que era exagerada y profundamente guapo)
-Eh, ¿cuál es tu nombre?- preguntó Carmen al tipo.
-S...soy Germán, Germán Garmendia- dijo él haciéndo una reverencia ante la princesa.
-Mucho gusto, Germán- dijo Carmen con una sonrisa, Germán también sonrió- Nunca te había visto por aquí- comentó.
-Oh, no princesa, me acabo de mudar hace dos días- explica-Bueno, yo...debo irme- dice algo incómodado por la mirada de Jennifer y de Carmen- Hasta luego- se despidió y se fué.
Carmen lo miró hasta que se perdió de vista entre los aldeanos.
-Oh por Dios, ¡te gusta!- dijo Jennifer emocionada por su mejor amiga.
-Bueno, es lindo- dijo Carmen sonrojada.
Las dos siguieron su paseo por el pueblo, viéndo y saludando a las personas que pasaban por su lado.
La princesa Carmen no dejó de pensar en German en todo el camino.
-¡Hola, tiro al blanco!- dijo Jenny saludándo al caballo de Carmen.
-Bueno, ya vámonos porque ya está oscureciendo- dijo Carmen. Ambas subieron al caballo y se dirigieron en él hacía el castillo.