Carmen sentía felicidad. Vaya que sentía felicidad. La gran sonrisa que tenía apenas le cabía en el rostro.
-¡C...claro que sí, Germán!- dijo Carmen muy feliz.
-Woah woah woah, ¡pellízcame si estoy jodidamente soñando!- dijo German. En ese instante Jenny levantó su brazo y le pinchó el brazo a German- ¡Ouch!- dijo sobándose el brazo.
-Tú lo pediste, Germy- dijo Jenny. Luego abrió los ojos como platos porque no quería que German supiera su apodo secreto.
-¿Cómo me llamaste?- dijo Germán soltando una carcajada.
-Nada- dijo Jennifer rápidamente. Carmen rió por la escena.
-Bueno, yo debo irme ya. Pero te veo el viernes en la noche en el restaurant de Moe- dijo Germán mirándo a Carmen. Ella estaba hipnotizada mirándolo.
-Cla...claro, ¿a qué hora?- dijo Carmen. Jennifer rió, se le encontraba gracioso el hecho de que Carmen era la princesa y German el plebeyo y ella estaba más nerviosa que él.
-¿A las 7 te parece bien?- dijo German sonriendo, haciendo que Carmen sonriera también como tonta.
-Me parece perfecto- dijo Carmen haciéndo un gesto con la mano.
-Genial, hasta entonces- Germán se acercó y se despidió de Carmen con un dulce beso en la mejilla.
'Dios mío, estoy apunto de tener un paro cardiáco' pensaba Carmen mientras sentía los dulces labios de Germán en su mejilla.
German se alejó, dejándo a Carmen muy sorprendida y feliz.
-¡No puede ser, felicidades!- dijo una muy feliz Jenny abrazándo a su mejor amiga.
-¡Gracias, gracias!- dijo Carmen con una sonrisa que no le cabía en el rostro.
De un momento a otro, su sonrisa se desvaneció y fué reemplazada por una mueca de disgusto.
-¡Hola, amigas!- la vagabunda Michelle apareció de repente, con su típico apeste y su ropa sucia y trozada.
-Ay, no- susurró Jennifer a Carmen.
-Oigan, ¿y quién es ese chico guapo con quien estaban hablando?- dijo Michelle coqueta.
-Eh, u-un amigo- dice Carmen rápidamente.
-Mmm, ¿creen que quiera salir conmigo?- dice Michelle pasando una mano por su cabello varias veces, tratando de peinarlo.
-Ya tiene novia- dice Carmen con una frialdad que hasta ella misma se sorprendió.
-Oh, lástima. Él se lo pierde- hace una mueca y por fin se va, llevándose el apeste con ella.
Carmen y Jennifer se alejaron de ahí.
Siguieron su camino por la aldea hasta que anocheció y ambas partieron de nuevo hacia el castillo.