-¡Despierta, imbécil!- Carmen abrió los ojos como platos al escuchar a su mejor amiga entrar a su habitación.
-¿Qué quieres, idiota?- dijo Carmen aún exaltada.
-Te recuerdo que tienes una cita en...- miró el reloj de la pared- 4 horas y tienes que arreglarte.
Carmen dió un salto de la cama, sobresaltada. ¿4 horas? ¿Cómo carajos pudo haber dormido tanto?
-Anda, ve a ducharte. ¿Cuál quieres? Tengo estos dos rosas, este azul, esos de ahí y muchos pares de tacones por allá- apuntó una esquina de la habitación donde había como 12 cajas de zapatos.
-Dios, ¡es el restaurant de Moe! no es el restaurant donde acostumbramos cenar- dijo Carmen al ver los vestidos tan bonitos, largos y extravagantes que había llevado su amiga.
-Bueno- dijo Jennifer pensando- Tengo este- caminó hasta su maleta y sacó un vestido casual, pero bonito. Era color rojo pasión.
Carmen pensó que era perfecto para ella, ¡ya quería ponerselo!
Entró a ducharse y 30 minutos después, salió limpia y fresca.
-Pontelo- Jenny le lanzó el vestido a la cabeza- ¡Pero ya! Tienes poco tiempo y aún debes llegar al restaurant- Carmen hizo caso y se puso el vestido.
Jenny, aunque Carmen no quería, comenzó a maquillarla un poco. Solo base, rimel y labial y Carmelita estaba lista para ver a Germy.
Salieron del castillo y entonces, Carmen reaccionó.
-¡Espera! ¿Cómo nos iremos? No me iré en tiro al blanco hasta la aldea con este vestido- dijo Carmen a Jennifer, pero cuando esta volteó Jenny no estaba.
El sonido de un claxón hizo sobresaltar a Carmelita. Volteó y vio el auto de su amiga.
Se subió de inmediato del lado del copiloto y partieron hasta la aldea.
En un par de minutos, llegaron a un lugar con olor a cigarrillo y más pequeño que su cuarto de baño.
-Dios mío- Jennifer explotó en carcajadas al ver el lugar tan feo en el que iba a cenar su amiga.
-¿Q...qué es esto?- dijo Carmen mirando el lugar con asco.
Carmen definitivamente prefería, por mucho, ir a cenar con Jenny a la punta de la torre eifel en París, o ir a desayunar a Londres en un restaurante con vista al Big Ben.
De pronto, Carmen vio como alguien se paraba frente al auto de su mejor amiga.
German.
Carmen olvidó todo. Olvidó París, olvidó Londres y hasta olvidó en lugar feo en el que estaba. Sólo se concentró en lo guapo que German lucía esa noche.
-Anda, ve- Jenny le dio un pequeño empujoncito- Te esperaré justo aquí- y Carmen, después de sonreír levemente, se bajó del auto.
German, quien miraba el lujoso auto con asombro, se sorprendió aún más al ver a Carmelita bajar de él.
-Hola- susurró Carmen con timídez.
-Te vez...wow- dijo German, le dio un pequeño beso en la mejilla y entraron juntos al restaurante.