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Retozando, Salto canturreando, juguetona y feliz para salir de casa y así jugar con amigos nuevos.

Correteo hasta la puerta y cuando pongo un mínimo dedo en la manilla  — ¡HyeBin-ah! — Mi mamá me llama, con tono de suspicacia, me quedo helada a respuesta mientras ella se acerca a mí, con el entrecejo fruncido. Escrutando asegurándose de que esté totalmente impoluta, sin ninguna mancha y me mantenga pulcra.

— ¿Vas a salir así?— Me quedo callada, hago pequeño puchero y la miro abajo de las pestañas, me encogí de hombros —S-sí...— respondo, algo no muy segura.

Se acerca más a mí, haciendo un peinado en mi cabello corto, las dos coletas infalibles. Agarra mi cabello con algo de fuerza, haciendo las dos coletas rápido, me quejo al jalarme el cabello.

—Ya puedes salir, regresas a las 6, ¡Rápido se me quema el arroz!

—Sí... — Replico por lo bajo, veo a mi mamá que sale corriendo raudo hacia la cocina y yo aprovecho de salir de casa.

Ya afuera, en el patio exterior, abro la reja y en las flores enredadas que tenía ésta vuela una mariposa, de color blanco. Salgo a la calle poco transitada y empiezo a perseguir a la mariposa, retozando junto a ella. Miro hacia arriba, hacia el cielo, mientras trato de atrapar a la susodicha, ni siquiera reparo en Jimin, choco contra él, y en ese justo momento, atrapo a la mariposa blanca, de un aplauso sin espachurrarla. Caigo junto a él, me rio y pelinegro no parece estar de igual manera que yo, denota estar enojado o mejor dicho -Con la cara de inexpresividad- que siempre tiene.

Los dos nos levantamos de aquel pavimento, el sol está más fuerte que otros días, a pesar de que ya haya cesado la nieve del aire navideño.

Recuerdo la mariposa atrapada entre mis manos, acerco el rabillo del ojo hacia mis manos por un mínimo hueco que abro entre ellas — Oh, no se mueve — digo algo descontenta al ver que simplemente tiene un blanco sencillo, sin nada más. Abro mis manos por completo dejándola ir y la mariposa empieza a volar inesperadamente alrededor de Jimin, él se asusta, dando brincos, quitándosela de encima, acción que no hizo nada, la mariposa se le quedó enganchada en el cabello. Pegó un grito y yo lo callé con mi dedo índice, algo inocente; Él hizo lo esperado, se calló.

Se mantuvo congelado, obedeciendo a mis señas de que se quedara tranquilo y no se moviera. Me acerco a él, preferiblemente mis manos a su cabello azabache además de brilloso, le quito la mariposa de un solo jalón. Él se queja y la mariposa sale directo al piso. Conclusión: Mariposa muerta y cabello de Jimin entre mis manos.

De lejos sale mi mejor amiga. Nos mira con el entrecejo fruncido, como si nos fuera a reñir. Sólo se nos acercó, peinando su melena. — ¿Qué jugamos?— Cuestiona.

Jimin puede que sea muy callado a veces pero, puede llegar a dar ideas que impactan —Escondite, se cuenta todo y se puede llegar hasta la ciudad.

Final inesperado, ¿Ciudad? es muy lejos, pero, ¿Por qué no intentarlo?


Mi mejor amiga empezó a contar en la pared; En tono bajo, cuenta hasta cien. Jimin sale corriendo, Yo simplemente le persigo, tratando de esconderme junto a él. Sé que las conclusiones de esto serán malas pero, qué más da, Mientras llegue temprano, no me pierda y mi mamá no se entere,

Todo está bien.

Pasamos por un camino de tierra, lleno de mala hierba y alguno que otro escombro de basura, como el vidrio. Con mucha precaución observo el piso de arena, cuidando por donde piso; Quedo embobada, Miro que el cielo se torna de un color naranja potente mezclado con rosa. Es hermoso ver el atardecer, como el sol se oculta lentamente. Sin entrar en razón me siento en una banca de allí, donde se encuentra un punto de vista a todo Busan, un mirador que hay, mal ubicado, pero hermosa vista se presencia. Siento la banca a mi lado sonar, suponiendo que es Jimin también viendo el atardecer. Dejo escapar un suspiro junto a una sonrisa llena de emoción, quedando sin palabras al ver ese nostálgico paisaje.

ANEMOIA⇢ ParkJimin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora