Me caí de rodillas, tan dolorida como la primera vez que la defraude. Me llevé las manos a la cabeza. Ojala no hubiera suplicado tanto unas vacaciones fuera de Barcelona. Pero necesitaba irme de aquel lugar aunque fuera por una semana.
Aquellas palabras, que por desgracia ya habian hecho que mi cuerpo de desvaneciera y cayera al suelo. "Su Madre está en estado muy grave, la quedarán muy pocas horas de vida." Fran se acercó a mí y me agarró de la espalda señalandome aquella puerta abierta donde se suponía que estaba ella.
Andé sola hasta allí, recogiendo todas esas lágrimas que habia echado en apenas media hora. Me paré frente aquella puerta y me limpie las lagrimas con la manga de aquella sudadera grisacea. No podía verme llorar. Y todavía no estaba preparada para oír que habia pasado, que la habia pasado cuando yo no estuve ahi.
-Mamá- grité y corrí hacia ella. Mi madre llevaba miles de tubos, y sus ojos estaban entreabiertos.
Me quede dorida encima de sus piernas, era como si volveira a ser pequeña, como si nada hubiera cambiado. Estaba en aquella playa a penas tenia ocho años cuando mi madre me enseño a nadar. Y estaba ahi en ese mar azul, en esa playa. Solas; ella y yo. Pero ¿Para que más? la verdad es que no necesitabamos mas. Me desperté de golpe al oír aquel estruendo en la sala principal de ese hospital.
-Urgencia, mujer de apenas diecisite años. Heridas graves y casi llegado al coma etílico.- oía susurrar al señor de media edad con aquel estetoscopio colgado por los hombros. Aquella cara de preocupación. Aquella poca alegría. Como en todo hospital no habia caras de alegría y si eso solo cuando algo salía bien, como en la vida misma. Pero lo peor eran aquellos gritos a la recepcionista que despertaron a mi madre, aquellos gritos peliagudos que me hacían ponerme de mal humor.
-¿Dónde está? ¿Dónde está? Decidmelo.- se tiraba el pelo para atrás y se dejaba los sudores fríos incrustrados en la frente. Con al menos dos o tres lágrimas en los ojos, que él mismo se limpiaba los las mangas de su camisa azul desabrochada.
-¿Qué ha pasado? ¿Qué haces aquí?- Me paré frente de él, y le miré a los ojos. Otra vez de nuevo delante mío, y esta vez sin ninguna duda quería estar con alguien.
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Tras ese espejo sin salida
Teen FictionQue incomprensible cuando suena aquella canción lenta y me dicen que es hora de bailar bajo las estrellas sin alma en pena. Vestida de punta en blanco para hacer sombra a la luna, me preguntaba si soy tan inhumana como parece o si soy un monstruo.