No dejes que nadie lo sepa

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Se supone que cuando te peleas con un amigo, lo normal sería hablar las cosas y aclararlas, ¿No? Pero tal parece que entre Allen y yo así no era la cosa. De un día para el otro, el simplemente dejó de hablarme. No me dio una explicación clara por sus acciones, cada vez que me cruzaba con él, el me evitaba o se iba corriendo para que no le hablase. Y un día cuando sus acciones ya eran naturales para mí, mientras salía de la biblioteca, pude ver su figura saliendo por la entrada principal, mirando hacia todos lados como si no quisiera ser visto. Eso me pareció más sospechoso que nunca, asique decidí seguirlo. Apenas salí por la entrada principal, un viento frío golpeó mi cara. Estaba nevando y hacía frío. Mucho frío. Por lo que decidí colocarme mi bufanda alrededor de mi cuello. Caminé por las calles, buscando con la mirada a Allen, mientras miraba que en varios lados se había acumulado la nieve. Cuando de pronto, vi a Allen sentado en el borde de unas escaleras con la mirada perdida. Yo reí por lo bajo cuando se me ocurrió una idea: Me agaché en el suelo y comencé a juntar nieve en mi mano hasta darle forma de pelota, para finalmente lanzárselo en la cabeza a mi compañero. Él se llevó la mano a la nuca, sorprendido tras recibir el impacto. Se sacudió la nieve de su pelo, apenas podía distinguirse la nieve con su cabello. Él miró hacia atrás para ver quien le había hecho esa broma. Yo, sin disimular ni un poco estaba riéndome a carcajadas. Cuando se dio cuenta de que había sido yo, volteó molesto volviendo a mirar hacia adelante. Suspiré y me senté a su lado.

-Vamos, Allen. Fue gracioso –dije intentando conversar.-

-Sí, claro que fue gracioso. Considerando que tengo frío...

-Oh, asique al fin me hablas.

-!!!-volteó su rostro mirando para el lado contrario donde estaba yo.-

-Vamos, Allen, dime algo. ¿Acaso hice algo que te molestara?

-...

-Venga, ya, amigo. Si te hice algo, quiero que me lo digas, no quiero que estemos así.

Si había algo que me disgustase de Allen, eso era cuando ocultaba lo que pensaba o sentía. Parecía que en su mundo estaba el solo, y nadie más debía preocuparse por él. Yo en realidad, no debía hacerlo. Puesto que soy el siguiente sucesor de bookman, asique no puedo sentir ''simpatía'', ''amistad'' o alguna de esas cosas. Yo solo estaba para registrar. Pero había ''alguien'' que me hacía sentir diferente. Que me hacía sentir ''algo'' y ese alguien era Allen Walker. Sonriendo con esa sonrisa tan tierna que a veces parecía una chica, ese cabello blanco con el que parecía un ángel. Allen era sumamente importante para mí, y sabía muy bien porqué .Aunque no pudiese aceptarlo. Perdido en mis pensamientos, me di cuenta de que Allen intentaba decir unas palabras.

-Lo siento...Lavi...-logré escuchar que me decía-por...haberte evitado.

Las palabras le costaba muchísimo decirlas, y pude claramente darme cuenta.

-Oye...Allen-me animé a decir.- eres mi amigo, ¿sabes?. No quiero verte mal.

-...Gracias, Lavi. De verdad.

-Pero... ¿vas a decirme ya porque me ignorabas?

Allen me miró con cara de sorpresa, para después cambiarla a una mirada triste. Agachó la cabeza ocultando su rostro entre sus piernas.

-Y de nuevo el silencio...-comenté un poco molesto.-Allen, ya te lo dije, si estás enojado conmigo, hablémoslo, puedo arreglarlo.

-No estoy molesto...-dijo en una voz tan bajita que apenas podía escucharse.- bueno...tal vez.

-¿Sí o no? –dije ya empezando a impacientarme.-

-Es que Lavi...-dijo volviendo a mostrar su rostro, esta vez apretando sus piernas con sus manos, como si estas le dieran el valor para hablar- tu siempre...eres así, tan amable conmigo...me haces reír...

No dejes que nadie lo sepa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora