Parte Única

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Como acostumbra a hacer, Baekhyun camina de regreso a su casa, con las manos en los bolsillos del pantalón y mirando todo alrededor mientras tarareaba una canción. Luego de un lindo y pintoresco recorrido llegó la parte que menos le gustaba: pasear por el callejón.

Ese lugar tenía algo extraño, a pesar de ser de tarde este ya estaba oscuro, era largo, tenía varías entradas, un farol que emitía una luz tenue que parpadeaba y unos sonidos como si algo se estuviera churruscando dentro. Baekhyun era muy optimista así que no pensaba en la posibilidad de que algo malo le pasara, pero aún así ese lugar le daba mala espina.

Solo caminó con normalidad, mirando únicamente hacía el frente. Un escalofrío recorrió su espalda, tenía un mal presentimiento. Se volteó para encontrar un lindo gatito. Lo acarició, haciéndolo ronronear.

Se iba a levantar para seguir su camino pero una fría y gran mano tapó sus ojos,halándolo. Baek entró en pánico y comenzó a gritar. El extraño lo detuvo poniendo un pañuelo en su boca haciéndolo inalar una sustancia proveniente del mismo que hizo que su energía abandonara su cuerpo y sus ojos se cerraran. Inducido en un profundo sueño no pudo mantenerse de pie y calló sobre su secuestrador que lo agarró.

Tiempo después...

El chico abrió, adormilado, sus ojos. Le tomó unos segundos adaptarse a la carencia de luz del lugar, pero cuando lo hizo pudo percatarse de la iluminada mesa que estaba a su lado y de los juguetes sexuales, vaselina y, que al parecer eran, frascos de medicamentos que se encontraban sobre esta. En un estante en la esquina se podían ver más de estos.

Solo hubo algo que no notó hasta que intentó sentarse, solo el hecho de que sus manos y pies estaban atados a una especie de camilla, y lo más macabro de todo, se encontraba completamente desnudo. Entró en pánico e intentó liberarse, pero fue inútil.

- Chicos, esto no es gracioso - dijo pensando que todo era una broma de sus amigos

- Oh. Ya despertaste. - resaltó el chico alto de voz grave. - Me alegro - sonrió pícaramente - Eres tan lindo - con su dedo índice trazó una línea descendiente en su pecho y luego hizo círculos en este, mientras lo miraba de forma perversa y lasciva.

La cara de Baek era una mezcla abstracta de miedo, intriga, confusión, asombro y una pizca de ¿excitación? Ese chico tenía algo que lo asustaba, pero que a la vez le atraía.

- ¿Cuál debería usar primero? - se preguntó a sí mismo mientras miraba la mesa - Tal vez este, - levantó un consolador rosado - o tal vez este - ahora uno violeta - ¡Estas me gustan mucho! - agarró unas bolas chinas que al final eran una cola de gato - No, estas para el final - se corrigió. Estuvo pensando unos segundos - Primero me encargo yo de todo, ya después uso lo primero que coja - esa fue su elección final.

Se trepó sobre la camilla. De forma muy sensual fue gateando hasta llegar al tope. Lo miró, tan vulnerable, apetecible, manejable a su antojo. Miró sus ojos castaños y se deleitó con estos y como lo miraban, parecían rogarle a los suyos, negros y brillantes, pero estos no hicieron caso.

Comenzó besando su cuello y lentamente descendió, dejando un rastro de mordiscos y chupones, hasta su pezón derecho. Acto seguido jugó con este, mordiéndolo, chupandolo, halándolo, pasando su lengua alrededor, besándolo, mientras, con su mano izquierda pellizcaba y torcía el otro.

Baek lo intentaba, pero no podía evitar gemir, apretujaba los dedos de los pies, cerraba los ojos, apretaba los dientes, lo que fuera con tal de no hacerlo, no podía contenerse, una sensación agradable, de placer, recorría su cuerpo y le hacía pedir más de esa tortura, era tan extraño, pero, se sentía tan bien.

Tortura (ChanBaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora