Piso 11-23

la maestra de la bondad

No recuerdo muy bien la hora, pero asumo que eran las 10 am, porque nuestra tan amada maestra nos dijo guarden todo que es hora de jugar:
Llegó la hora feliz!!!.. pensé yo mirando hacia las esquinas de las 4 paredes que conformaban nuestro lugar de aprendizaje donde ya nos esperaban palos de escobas, titeres hechos con medias y pelucas de papel periódico.

Que quieren jugar hoy?? Nos pregunto sonriente mostrándonos su tan perfecta dentadura... En coro le respondimos; a los vaqueros!!, corriendo cada cual a coger un palo de escoba y a esconderse tras una banca fingiendo ser el mejor vaquero del viejo oeste; Meche, como le solíamos decir a la maestra también se adueñaba de uno de los palos que por derecho nos tocaba, pero como decirle que no si era tan bella y hacia que media hora de receso nos durara toda una vida...
Y comenzaron los balazos por todos lados, cada quien en su escondite nadie salia porque había un vaquero con ventaja que nos estaba aniquilando, con mas astucia, con mas altura, con mas edad; recuerdo que fue aquella vaquera hermosa que me disparo diciéndome te diiii estas eliminado, y yo como todo actor de teatro hice en cámara lenta ademanes de que el proyectil acababa de alcanzarme.
Fue entonces en el momento de mi muerte en el juego cuando me di cuenta que uno de nosotros no estaba participando en el juego; era una niña que siempre se sentaba en medio del salón, olía mal, babeaba mucho casi nunca hablaba y siempre cargaba una toalla en la mano, imagino que era por la mucha baba que votaba.
Siempre la mire, siempre quise saber que le pasaba, que pensaba, que comia; nunca me le acerque, nuestra maestra siempre nos decía que debíamos respetarla y tratarla igual que a todos, pero todos sabíamos que era diferente, hasta en su forma de caminar..

Fue asi como se me paso un año con mi profesora meche, no recuerdo mas días así no se que paso con mi cerebro que bloqueo todo de ese año, asumo que fueron iguales o mejores.