El pimer beso de Ala

16 2 16
                                    

Ala nunca imagino que tendria una cita. No es que se considerara fea ni nada de eso, pero por alguna razón los chicos siempre parecian verla raro por sus camisas y piel manchadas de pintura.

Pero ahora ella estaba ahi, esperando por su cita. Que extraña se sentia la palabra en sus labios.

Para ese dia se habia arreglado un poco mas que de costumbre, sustituyendo sus gastados pantalones verdes por unos negros de Dagna, su prima y botas blancas al igual que lo habia sido su camisa alguna vez, antes de que esa misma mañana antes de salir le entraran ganas de pintar y terminara de rojo y amarillo tambien.

Ajustó una vez mas la correa de su cartera marrón.

—¿Esperaste mucho?— pregunto una voz a sus espaldas haciéndole pegar un brinco, en seguida se acomodó un mechon de cabello que habia caido sobre su rostro y sonrió.

Benson se veia sumamente guapo con esos pantalones ajustados, una camisa con el dibujo de un lobo gris y su chamarra de camuflaje realtando su cabello naranja.

—Pues si, tu nunca llegas a tiempo.— respondió echándose a la boca un dulce que habia cogido de su cartera. Benson metió ambas manos en los bolsillo a pesar de saber que su amiga solo bromeaba, pero habia tenido que ayudarle a su mamá a sacar la basura de una de las casas de los magos porque era demasiada. —Pero eso no importa ahora— Ala le tomó del brazo— me prometiste comida asi que vamonos.

Benson sonrió agradecido de que no e reclamara.

—Bien, te voy a llevar al mejor lugar del mundo.

Y el mejor lugar del mundo resulto ser un pequeño restaurante de una planta con mesas y sillas de madera. Ala no se quejo, el local le gustaba, tenia un toque de campo que le hizo desear y al bosque o montar en su avestruz.

La especialidad de la casa —como le dijo Benson— era algo llamado pizza, una extraña—pero deliciosa— masa llena de salsa de tomate, queso y jamón.

—Wow— murmuró Ala al ver como el cocinero lanzaba la masa con una mano para luego volver a atraparla como si no fuese la gran cosa.

—Vine aqui una vez con mi madre— contó Benson —estabamos paseando luego de salir de clases y nos topamos con este lugar, desde ese momento se ha convertido en mi restaurante favorito.

Minutos despues les sirvieron la comida junto a una malteada de fresa y vainilla para Ala y un te de manzanilla para el chico. Benson se ofreció a cortarle la primera porción a la rubia y cuand lo hizo Ala pudo ver como el queso se estiraba haciendole agua la boca. Tomó el pedazo del plato y se lo llevo a la boca, al segundo tenia los ojos bien abiertos.

—¿Y?— quizo saber el chico, pero por su cara ya se hacia una idea.

—Es el mejor almuerzo de mi vida.

Luego de comer, ambos tomaron un carro hasta el Museo de Artes en donde Ala se paso recorriendo cada sala con la boca abierta, llenandose de las magnificas obras de los diferentes artistas. Hasta que llegó a una que le llamó significativamente la atención.
Se trataba de un cuadro hecho a mano de un ojo, pero no cualquier ojo, sino que este era mas alargado de lo normal, de un color gris con una linea ocre en el medio dandole un aspecto gatuno y salvaje, astuto. Ala sintió un escalofrio, parecia que esa cosa la vigilaba.

El fondo era de color negro en diferentes tonos, simulando que el ojo pertenecía a algo grande, muy grande ¿Pero que? Cuando buscó el nombre del dueño para ver si se le hacia conocido o por el contrario habia encontrado a otro a quien admirar notó que solo habian dos letras, que posiblemente serian sus iniciales.

Mas tarde, cuando ambos regresaban a sus casas él la tomo del brazo.

—¿Quieres ser mi novia?

¿Que?

—¿Ah?

—Se que es algo apresurado, es la primra cita y que de seguro querras tiempo… yo te lo doy, pero me gustas y queria…— de pronto detuvo su boca y se concentro en los ojos sorprendidos de Ala— Demonios, te asusté.

La chica parpadeo un par de veces.

—Eh, no, no, no solo que… me sorprendiste— y vaya sorpresa.

—¿Entonces si?

Ala lo pensó por un momento, ¿Le gustaba Benson? Si, le gustaba. Ambos eran amigos de años y siempre habia estado para ella cuando lo necesitaba.

Asi que si.

—Si.

—¿Si?

—Si.

—¡Si!

—¡Si!— y casi sin pensarlo Ala lo besó.

No se si odiar o amar a esta pareja.

¡Laiden! (One Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora