En el otro lado de Londres, unos padres desesperados habían acudido a la estación de Policía para reportar una desaparición. La madre llevaba una nota en mano escrita por el puño letra de su hija desaparecida, ambos tenían miedo y cada uno se culpaba a su manera de la situación, de no haber buscado una solución, de resultar ser padres faltos de comprensión.
Eso mismo fue lo que dijeron al jefe de Policía y a su defensa argumentaban que si habían sido duros con su hija era porque buscaban y querían lo mejor para ella, sin darse cuenta que lo único conseguido con ello fue alejarla hasta tal punto que se fue de casa sin un solo centavo a buscar a alguien que le enseñará el arte de la música fuera de Londres. Explicaron que intentaron localizarla por medio del celular, pero descubrieron que lo dejó en casa y sin batería en un cesto de basura, salieron a las calles, preguntaron a los vecinos y llamaron a su mejor amiga llamada Gala, pensando que quizás hubiera ido a su casa en Windsor, pues acababa de mudarse, pero ni ella se había comunicado con la joven ni los vecinos la habían visto, al igual que su otra hija parecía que la Tierra se la había comido.
El policía los escuchó pero se negó a ayudarles ya que no habían pasado las horas reglamentarias para declararla desaparecida, si la nota fue escrita entre las siete u ocho de la mañana y ellos habían acudido hasta las once de la mañana, tenía tres escasas horas en las que "cualquier persona se puede ir caminar, desaparecer de los problemas y regresar por la noche, más si son jóvenes".
Salieron los dos de la oficina completamente molestos y asustados... desesperados, guardando silencio para pensar en algo que ellos pudiesen hacer por su propia cuenta para ahorrar tiempo y buscarla por su cuenta. Los dos enfrascados en posibles soluciones no se percataron que alguien los observaba muy cerca y los siguió desde que los vio llegar, un hombre no mayor de los cincuenta años, cabello largo y castaño, tez blanca, alto, esbelto, cubierto con una larga gabardina negra de piel y lentes redondos como los que usaba John Lennon en sus buenos tiempos, los lentes eran quizás lo que hacia parecer desapercibido para los demás pues ambas lentes estaba en un color azul metálico que dificultaba a cualquiera poder tener contacto visual directo con el portador.
-Si buscan ayuda inmediata, quizá yo pueda asesorarles- musitó a espaldas de ambos, haciéndolos sobresaltar -Escuché todo lo que sucedía en la oficina de Phillips- se excusó al notar el desconcierto de sus interlocutores -Después de todo ese es mi trabajo. Vamos, seguiremos hablando en mi oficina- hizo una seña discreta con su cabeza y sin saber porque, tal vez porque no tenían más alternativa que un investigador con pinta de metalero o copia idéntica de Ozzy Osbourne, decidieron seguirle el paso.
-Bien, les explicaré- dijo el detective cerrando la puerta -Normalmente soy investigador a tiempo completo por estos lares, técnicamente mi distrito esta en Whitechapel... pero suelo atender las denuncias que deberían tener prioridad y que la policía felizmente desecha, hasta que bueno, es demasiado tarde- mientras hablaba indicaba los dos asientos frente a su escritorio atiborrado de papales y expedientes, para que sus invitados estuviesen más cómodos.
-¿Pero?- comenzaba a cuestionar el señor Massenet con una mezcolanza en su interior entre esperanza y reserva, algo contradictorio, que un científico como él se daba la mayor parte del tiempo -¿Su superior no lo amonesta por esto?-
-Desde luego que sí- asintió el investigador con ironía -Pero a estas alturas, ellos ya están bastante acostumbrados. Además siendo sincero he logrado que muchos de estos casos llegaran a buen término, vamos a decirlo como es, yo evito que tengan que dar explicaciones y ahorrarse demandas de los ciudadanos inconformes-. tomó una taza desgastada, sirviendo café frío y sin azúcar -Ya sé que en estos momentos no se les apetece, por eso no les ofrezco-.
-¿Entonces usted ha traído de vuelta gente desaparecida?-la madre de Destiny tenía un brillo en los ojos, el destello de un resquicio de esperanza apocaba a la culpa por instantes. Desde que había leído la nota en la mesa de la cocina por la mañana, sus peores miedos se confirmaron, la historia volvía repetirse. A Destiny nunca la vio entablar conversaciones con la nada como la última vez que vio a su primer hija antes de salir de casa, pero la nota decía que se marchaba con alguien que sabía quien podía potenciar y creer en su talento con un poco de suerte, la palabra escrita retumbaba en su cabeza -"Alguien"-.
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La violinista: Una historia del Fantasma de la Ópera.
Mistero / ThrillerDestiny, es una joven inglesa que desea con toda su alma ser una violinista tan grande como Paganini, -su ídolo y ejemplo a seguir- lo fue en su tiempo, sin embargo al no contar con el apoyo de sus padres para pagar a un maestro de música adecuado...