Cuando están, siento que no las aprecio con todo mi corazón. Que mi ser puede vivir sin ellas, que son perfectamente iguales entre sí. Que cualquiera podría ser sin más sentido que una simple función, un medio.
Pero cuando no están las extraño demasiado.
Debe ser porque el ruido me ayuda a olvidar la soledad.
El vacio, el silencio, la eterna tortura del respirar solo.
No hay nadie cerca de mí.
No hay nadie nunca más.
Ellas marcan una huella en mi corazón.
Incluso cuando se ausentan mi mente las sigue recordando con un apego eterno y profundo.
Como si fuera a gritar el sujetarlas con todas mis fuerzas.
Como si ya nada hubiera sin ellas. Si el mundo no existiera en la soledad.
Duele mucho estar en silencio. Duelen las canciones tristes, pero no hay peor melodía que la de uno mismo divagando en una noche oscura... completamente vacia de mi. Sin nadie mas que ti.
Aunque no quiera estar contigo no puedo alejarme de ti.
Sin embargo no lo sufro hasta que no estas.
Porque el cariño, eso si es real. Da igual por qué sea.
Simplemente sigues apareciendo en mi cabeza. Como si tuvieras el consuelo a mi resentimiento.
Si pudieras empujarme adelante y hacer como si nada hubiese pasado.
El boton de reset es todo lo que deseo en mi vida.
Llora pequeña, llora.
Solo está lo que siempre conociste, el camino sigue ahi. Tú eres la que está quieta.
Por favor, no sigas.