MI ADICCIÓN A TI

1.6K 49 11
                                    

Nunca me recuperaré de mi adicción a ti... No mientras en mis sueños sigas apareciendo... Te extraño. A quién pretendo engañar. Es así, una gran verdad. E intentar negarla sería pretender una pésima hazaña, un esfuerzo tan inútil como agotador, pues al final llegaría al mismo lugar de siempre, a ese inmenso vacío de mente y corazón, donde no estás y todo está tan frío como si alguien se hubiera dedicado, meticulosamente, a esparcir nieve por todos los rincones para que en ningún sitio haya unos grados de más, siendo algo más cálido y reconfortante entre tanto hielo punzante y desgarrador.

Tu pérdida me conmueve. Y hablo de pérdida porque no deja de serlo en cierto modo. ¿Qué duele más que, sabiendo que tengo posibilidades, no te tenga? Si fuera imposible, sería tan solo eso. Pero aquí no estamos hablando de que te hayas marchado para siempre. Sólo es un hasta luego, que se alarga tanto que duele. He pasado de que las horas se escurran entre mis dedos, mi pelo y mi sonrisa, en el tiempo que estuve junto a ti a que las horas sean eternas y amargas, cuando no estás. Y eso es casi siempre.

Te extraño tanto... No me siento completa si no estás. Te necesito. Eres como una ley fundamental para mi existencia. No se entiende el mundo sin gravedad, al igual yo sin ti. Y mientras tanto, sin la gravedad que me proporcionas, mi mundo fluye, sin lógica alguna más que el compás de mis emociones, de mi estado anímico irregular en los días de frío invierno. Intento animarme distrayéndome de ti con otros quéhaceres. Pero sólo consigo sonrisas efímeras, más pronunciadas si se asoma tu imagen por mi cabeza, que mi subconsciente deja escapar como una inyección de alegría entre tanta penuria. Y es que sólo contigo me he sentido plena. Con tan solo una mirada y una sonrisa.

Pero cada vez, la curva dibujada en las comisuras de mis labios es más efímera y su luz, más apagada, intenta sobrevivir a la gran oscuridad de un pozo insondable. Tu recuerdo se desvanece, poco a poco, fruto del tiempo. El olvido se fortalece, y me convierto en una presa del temor a empezar a olvidar los detalles de esa cálida y tierna sonrisa, de esa mirada afable que se marcaba en las arrugas adyacentes de tus ojos oscuros pero brillantes.

Y supongo que escribo para no olvidar. O para rellenar el vacío de sensaciones con vulgares palabras que intentan estar a la altura de tu presencia. Un intento en vano.

MI ADICCIÓN A TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora