Capítulo 30

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¿SIGUES CON TU DECISIÓN EN PIE?

Al ver esto Anakin volvió su atención al hombre de gris que estaba inclinado junto a una mujer que aferraba fuertemente el cuerpo de uno de los hombres muertes, Anakin no tardó en reconocer a los hermanos Reig, no recordaba el nombre de ella, pero la había tratado varias veces, a ella y su ahora fallecido hermano.

Se acercó y la tomó de los hombros alejándola del cuerpo inmóvil de su hermano, la mujer empezó a pegar gritos e intentar soltarse, pero Anakin no se lo permitió, la llevó con una de las mujeres que contemplaba la escena con lágrimas en los ojos, entre ella y otra agarraron a la pobre Reig y la sacaron de la habitación a rastras.

—¿Qué sucedió aquí?—le preguntó Anakin al hombre a cargo.

—No lo sabemos señor, las cámaras no muestran nada y nadie vio a ninguna persona extraña entrar.

—¿Hubo heridos?

—No señor, no... no dejaron testigos—musitó el hombre tremendamente preocupado.

—¿Cuántas muertes?—preguntó Anakin después de un rato.

—Ocho señor.

Anakin iba a añadir algo más cuando alguien se situó a su lado, al volverse se encontró a Keithlin. Por la expresión de su rostro era obvio que la escena que estaban observando le traía muchos malos recuerdos.

—¿Estás...?

—Sácalo de aquí—lo interrumpió Keithlin en voz baja, con la mirada fija en alguien detrás de Anakin.

Anakin siguió su mirada hasta Luke, el chico, estaba tan pálido como los cuerpos de los hombres muertos, Anakin soltó una maldición por lo bajo, se había olvidado por completo que el chico estaba ahí.

—Muévete—lo apremió Keithlin—Yo me encargo del resto.

Anakin se lo agradeció con una mirada y se acercó al chico, este no dio muestras de haberlo visto y siguió con la vista en la pared.

Anakin no perdió el tiempo pidiendo permiso y lo sacó a rastras de la habitación, claro que el pasadizo continuo no era de mucha ayuda, en él estaban los otros seis cuerpos que hacían falta, Anakin tomó al chico del brazo y siguió caminando, iba decidido a dejar al chico en algún lugar lejos de ese y después volver, pero se detuvo al ver el cuerpo de un niño, con un gesto le dijo a Luke que se detuviera y se inclinó al lado del niño, lo volteó con delicadeza para encontrarse con el chico simpático que había sido el aprendiz del maestro Mundi, con un nudo en el estómago le cerró los ojos y en voz muy baja dijo:

—"Que la fuerza ilumine tu destino y te hagas uno con la fuerza"—una última bendición.

Dicho esto siguió caminando seguido de Luke, que aún estaba muy afectado como para hablar, y algo le decía a Anakin que tenía mucho que ver con el mensaje en la pared y con Quink.

En cuanto llegaron a la habitación del muchacho, Anakin le pidió al droide que trajera agua y después obligó al chico a tomarse el agua que este le había traído, sólo entonces lo dejó hablar.

—Fue mi culpa, por mi culpa todos están muertos—murmuró el chico asustado.

Anakin negó con la cabeza.

—Ni siquiera lo intentes—lo detuvo Anakin decidido a llegar al fondo de todo esto de una vez por todas—No es tu culpa, no lo es.

—No lo entiendes—negó Luke.

—Explícamelo entonces, ¿qué es lo que no entiendo?

Luke negó con la cabeza, claramente asustado.

—Dímelo.

—No te gustará saber la respuesta.

—Hay muchas cosas en esta vida que no nos gustan y no por eso nos sentamos a llorar todo el día— su intención no era lastimarlo, pero sabía que era la única forma de que lo hiciera entender la magnitud del problema—Por ejemplo hace un par de días hablé con el médico y me dijo que físicamente estás mejorando considerablemente, pero emocionalmente empiezas a decaer, ¿qué te sucede? ya no hay ningún Quink al que puedas echarle la culpa, hay algo más y necesito saberlo si quiero ayudarte.

—No lo entiendes.

—Ayúdame a entender.

—No puedo.

—Sí, si puedes.

—No—el chico negó con la cabeza, con cada palabra se ponía más pálido, si es que eso era posible.

—Sí, basta, deja de decir que no puedes, tu eres capaz de muchas cosas si te lo propones.

—No, no.

En dos zancadas cruzó la habitación y lo tomó por los hombros, el chico tenía la vista en el piso.

—Mírame—el chico hizo caso omiso de su petición—Oye, mírame—Luke siguió negando con la cabeza. Anakin se inclinó a su altura y lo tomó de la barbilla de nuevo obligándolo a levantar la cabeza—deja de apartar la mirada, no tienes nada que esconder así que no le veo el motivo para hacer eso.

Iba a añadir algo más, pero en ese momento entró un joven buscándolo.

—Maestro, el Consejo quiere hablar con usted dijeron que...

—Dile a Keithlin que vaya en mi lugar—lo interrumpió Anakin poniéndose en pie.

—Pero señor...

—Ya me escuchaste, ella estará a cargo de todo en lo que resta de día—lo detuvo de nuevo Anakin mirándolo.

El joven parecía querer replicar, pero no se atrevió al ver la mirada de Anakin.

—Como ordene señor—dijo al fin dándose por vencido.

—Bien, y procura que nadie nos interrumpa, no me importa si el emperador en persona esta aquí ¿entendido?

—Sí señor.

Dicho esto se retiró con una reverencia dejando al chico una vez más con su interrogatorio.

—Como supongo ya habrás deducido, no iré a ninguna parte hasta que no me digas lo que te atormenta.

—Bien.

Anakin le dirigió una larga mirada antes de seguir.

—Escucha de una vez y presta mucha atención porque no lo repetiré. Yo no soy tu enemigo, no soy Quink, no te haré daño, jamás te haré daño, no tienes que temerme, puedes confiar en mí, sé que a ti te a tocado difícil, pero tienes que saber que para eso son los maestros, para que confíes en ellos, y no sólo soy tu maestro, soy tu padre, y como tu padre te digo que confíes en mi, no puedo ayudarte si tu no confías en mi. Así que te lo pido, como tu amigo, como tu maestro, como tu padre, como quien quieras verme, te pido que confíes en mi, que me permitas ayudarme, ¿puedes prometeme eso? Prometerme que lo intentarás al menos, ¿puedes?

Luke le sostuvo la mirada en silencio sin saber que decir. Anakin le colocó una mano en la mejilla y la palmeo con suavidad.

—Lo sé, no puedes confiar en nadie, no aún. Esperaré hasta que estés listo, pero antes necesito saber que te sucedió hoy, y en eso no puedo esperarte—dicho esto se sentó en el sofá y cerró los ojos—No tengo ninguna prisa, y si por el momento no quieres decir nada, una siesta no me caería mal—cerró la puerta por medio de la fuerza y no tardó mucho en caer dormido.

Star Wars. Un Nuevo ComienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora