—·—Johnny se encontraba aquel frío sábado de invierno encerrado en la florería.
No lo malinterpreten, el AMA su trabajo. Ama trabajar rodeado de vida, colores y aromas bonitos, ama ser quién es capaz de brindarle un poquito de felicidad a aquellas personas que se pasan rápidamente por la florería y se llevan un bonito ramo de rosas rojas o un bouquet de fresias.
Ama que esa época no solo las flores, si no que todo en el aire parecía florecer sistemáticamente.Y también ama un poquito a su adorable jefe, Yuta.
Pero por mucho que ame todas esas cosas, ese día particularmente quería pasarlo disfrutando en algún parque, tomando un rico chocolate caliente o en su cómodo sofá sin ninguna preocupación.
Por supuesto que no podía, ya que se acercaban las fiestas y todo el mundo parecía querer quedar enviando arreglos florales.Se sentó en el mostrador, con su delantal puesto y sus herramientas preparadas y suspiró, viendo a toda la gente pasar fuera de la tienda.
Hacía una hora aproximadamente no había movimiento y estaba aburrido, estaba sopesando seriamente la idea de poner el cartel de "Cerrado" por aunque sea media hora e ir por un café cuando un agitado muchacho castaño entró a la tienda como si su vida dependiera de unas simples flores.
Observó cada rincón de la tienda, buscando con sus llorosos ojos algo en particular; de repente se sorbe la nariz y con su mano derecha se seca unas lágrimas.
Johnny lo miró con una mezcla de confusión y pánico, porque el era sólo un simple florista y no sabía cómo manejar aquel tipo de situaciones; lentamente se acercó, tocó su brazo y le hablo:
—Hey, ¿te encuentras bien?— preguntó amablemente, el muchacho lo miró sorprendido, su cara estaba roja y sus bonitos ojos castaños llenos de lágrimas. Johnny no lo conocía, pero su corazón se estrujó al ver al chico en tal estado.
—E-estoy bien...— le respondió, con la voz temblorosa.
—Ven, pasa al fondo, siéntate y te prepararé un te— le sugirió Johnny, con una gran sonrisa en su rostro.
El chico estaba ahora sentado en la habitación de descanso de la florería, una taza de te caliente en sus manos y un chico muy alto a su lado mirándolo, esperando que se decidiera por hablar.
—Asi que...se supone que tengo que ir a la boda de mi ex novio hoy— comenzó su relato, sorbio su nariz nuevamente y prosiguió— y a último momento esta mañana me llamó y estaba como "Oh, no creo que tengamos flores para la mesa del pastel ¿puedes traer algunas mientras vienes hacia acá?" y yo... obviamente me sentía como la mierda pero le dije "Okay, no hay problema", pero la nieve está arruinando mi auto y no sé si podré llegar allí a tiempo y ahora me encuentro llorando con un completo extraño.— finalizó, soltando un largo suspiro.
—¡Jesus! Tu ex novio suena como un completo imbécil— le respondió Johnny, con el entrecejo fruncido— espera aquí— le dijo y se levantó, buscando entre las muchas flores que había en la tienda. El chico lo miraba confundido, sin entender realmente que era lo que estaba haciendo el florista.
Johnny armó un hermoso arreglo con tres tipos de flores diferentes y volvió a sentarse junto al castañito.
—Toma, para la boda de tu ex novio — le dijo, extendiendole las flores— van por cuenta de la casa. El muchacho lo miró escéptico y Johnny con una sonrisita volvió a hablar— Mira, los geranios simbolizan la estupidez— dijo, señalando las flores rojas— las flores de albahaca, simbolizan el odio— señaló las flores violeta— y las reina del prado, simbolizan inutilidad— finalizó, señalando ahora las pequeñas flores blancas.— básicamente, significan "Vete a la mierda". Porque ¿que clase de idiota le pide a su ex novio que le consiga flores para su boda?— preguntó algo molesto.
El muchachito solo sonrió, sonrojado.— Dios...¿Por qué estás siendo tan amable?— le preguntó.
🌸🌸🌸
—.Tres días después.—
Johnny y Yuta se encontraban en el invernadero, dictando una clase para hacer coronas de flores a varias mujeres y algunos chicos.
— y después sonrió y tenía esos adorables hoyuelos...— hablaba, con una corona de flores en su cabeza y un sonrojó adorable en su rostro.
—...y se tuvo que ir y ni siquiera le preguntaste su nombre. Si, trágico. Ya me contaste lo mismo cinco veces— lo interrumpió Yuta, totalmente divertido con la situación.
De repente, la campana de la puerta sonó, haciéndoles saber que alguien había entrado a la tienda; Johnny se acerco a ver de quién se trataba y se encontró nada más y nada menos que con el protagonista de su relato, el castaño del sábado anterior había entrado, con un gran abrigo puesto y un gorrito rojo.
Johnny lo miró en silencio, no pudiendo creer que estaba frente a él otra vez y un creciente sonrojo inundando su cara. El muchachito lo saludo con su mano, se lo notaba avergonzado.
—¡Eres tú!— exclamó, sonriendo.
—Jaja, si— le respondió el castaño. Tocaba sus manos ansiosamente y Johnny pudo notar cuan nervioso estaba.— Eso es muy lindo— dijo, señalando la corona de flores en la cabeza del más alto.
—Oh, muchas gracias, yo la hice- ¡Espera! Tengo la corona perfecta para ti— le respondió y corrió apresuradamente hacia la mesa donde se encontraban el resto de las coronas.
Volvió con una delicada coronita hecha de margaritas y tímidamente, le sacó el gorro rojo, reemplazandolo por la corona. Se alejó un poco del contrario, nuevamente sonrojado— Ya está...—¿No luzco como un tonto?— le preguntó el más bajito.
—¡No! Luces adorable— le respondió Johnny, con una genuina sonrisa en su rostro, de esas que hacen que sus ojos se vuelvan unas lindas curvas.
El chico asintió, metió su mano izquierda en uno de los bolsillos de su abrigo y sacó una pequeña maceta con un brote que recién estaba floreciendo.
—Um, yo... Compre esto para ti, para agradecerte por lo del otro día— dijo, aún con el obsequio en sus manos.
—Oh, no debiste— le respondió Johnny, tomando la maceta entre sus manos.
Por un momento ambos chicos se quedaron sin nada que decir, solo mirandose; ambos sonrojados y nerviosos por lo que podría pensar o hacer el otro, cuando repentinamente, el pequeño castaño se acercó lentamente al rostro del más alto, dejando un rápido beso en su mejilla.
Johnny se paralizó, y lo que era un leve sonrojo en sus mejillas se convirtió en un muy fuerte rojo pasión que inundaba por completo su rostro. El pequeño no estaba muy diferente, cabe aclarar.—Y-yo...tengo que irme, pero...asegúrate de leer la etiqueta— dijo, dirigiéndose a la salida del local y saludandolo con su mano nuevamente antes de desaparecer por dónde había venido.
—O-okay...—Johnny asintió para sí mismo, completamente en shock por lo que acababa de pasar y busco en la maceta la etiqueta que había mencionado el más pequeño.
Sonriendo muy grande al ver lo que decía, su día había dado un giro de 180° y ahora había una cálida sensación en su pecho que no podría sacarsela ni el clima frío que estaba haciendo esa semana.“07-325xxxx
¿Quieres ir por un trago?
-Taeil xx”
Fin.
—·—Bueno, acabo de escribir este one shot y me siento orgullosa, aunque la idea no sea originalmente mía, me gustó cómo quedó adaptado así al Johnil, y espero que ustedes lo disfruten también.
Me base en un cómic de de heartstoppercomic, pueden encontrarlo así en Tumblr.
Disculpen si hay algún error, eventualmente lo arreglaré.
Besos💞🌸😘🌈
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flower shop // j o h n i l
Short StoryDónde Johnny el florista ayuda a un muy perdido Taeil «one shot»