just let me love you 🎀

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El pequeño niño de tan solo 17 años esperaba a su hyung sentado en su cama, acariciando sus peluches y jugando con ellos, aburrido.

Últimamente su mayor volvía muy tarde de su trabajo, y eso a Jimin no le gustaba. Porque su relación había pasado de ser besos matutinos; desayunos viendo sus caricaturas favoritas mientras Yoongi, su novio, repartía besos por sus abultadas mejillas; escuela y reencuentro con el pelinegro para que luego este le ayude a estudiar; más besos y palabras bonitas antes de irse a dormir, a despertar sin su novio a su lado; desayunar solo; estudiar con ayuda de su hermano Seokjin; beso e irse a dormir temprano sin palabras bonitas para luego volver a la rutina de despertar solo.

¡Y a Jimin no le gustaba eso porque, de ser aquel feliz niño un poco subido de peso, había pasado a ser el niño inseguro con kilitos de más! Porque para él, Yoongi y sus "eres hermoso", "tan adorable" y "te amo como eres", eran la razón por la cual no se sentía mal respecto a su carita rechoncha, barriguita adorable y deditos regordetes. ¡Pero ahora que no estaba la inseguridad volvía!

Y, ahora que Seokjin iba más a la casa del pelinegro y pelirosa, no podía no tentarse con sus postres de crema batida con frutilla, o cupcakes rellenos de Nutella que sabe que le encantan. ¡Simplemente... no podía!

No culpaba a Jin, su hermano siempre le había querido, había cuidado de él y le decía cuan adorable era. Pero es que Jimin no podía resistirse ante la comida deliciosa de su hermano.

Aunque debía admitir que prefería mil veces esos días donde Yoongi y él se recostaban en las finas mantas de su cama, abrazados, mientras comían comida instantánea y veían televisión.

Pensando en todo ello, lágrimas habían comenzado a caer por los mofletes que su novio adoraba apretar, estirar y besar. Lágrimas sin control alguno, acurrucado en su osito favorito. Regalo de aniversario de Yoongi, por cierto.

Entendía que el mayor quisiera trabajar más para complacer sus necesidades. Para comprarle aquella leche de fresa que bebía en las tardes; para comprarle los peluches que quisiera; para poder llevarlo a restaurantes caros y todo eso que no siempre se permitían. Pero lo que el pequeño quería no era eso. No quería más peluches, no quería leche de fresa y no quería restaurantes caros. Él solo quería el amor de su hyung otra vez.

Se fue a la ventana de la habitación, sentándose en la guarida que Yoongi y él habían creado para ver el atardecer, leer cuentos y darse besitos. Muchos almohadones y tela fina, creando una especie de carpa. Apoyó sus brazos en el pequeño espacio que había antes del vidrio, recostando su mentón en ellos y mirando atentamente la puerta de entrada, mientras agudos sollozos salían de sus labios carnosos y un tanto hinchados por haberlos mordido anteriormente.

Lo que Jimin no se había dado cuenta, era que el coche del pelinegro ya estaba estacionado, y el ruido de la puerta se podía escuchar suavemente.

Lo único que sintió de un momento a otro, fueron unos posesivos brazos delgados abrazarle por la cintura, mientras los finos labios de YoonGi acariciaban la piel de su cuello con delicadeza.

—¿Por qué lloras, bebé?— El menor no pudo evitar sobresaltarse por sentir la grave voz del mayor en cerca de su oído.

Los besos. Dios, los besos. Los había extrañado tanto.

—Hy-Hyung... — Yoongi dio vuelta a Jimin con cuidado para que pudiera verle la cara. Odiaba ver a su bebé con las mejillas y nariz roja, porque eso significaba que lloraba, y no soportaba ver a Jimin llorar. Era algo... que simplemente no podía soportar.

—Jiminnie, dime qué sucede. Si no me dices no podré ayudarte...

Los brazos del pelirosa rodearon su cuello, refugiando su rostro en el hueco entre su cuello y hombro, mientras dejaba salir todas las lágrimas que había estado aguantando.

—T-Tú ya no pasas tiempo conmigo... e-estás siempre trabajando y te extraño... mu-mucho...~

En ese momento la mente de Yoongi hizo un click. Jimin tenía la completa razón y no lo iba a negar. Era su culpa. Él sabía que a el menor no le gustaba estar sin él, él sabía que su pequeño no se sentía bien sin sus mimos. Pero a pesar de eso se había alejado, y se sentía culpable. Se sentía horrible.

Él mismo lo había dicho:

"Cualquier persona que haga o haya hecho a Jimin llorar es y será horrible".

—Lo sé, Minnie... lo siento... — "¿Eso es lo único que le dices, Min?"— Mierda, realmente lo siento, Jimin. No pensé en que...

—Te necesito, hyung... n-no vuelvas a alejarte así, por favor no...

Y Yoongi recordó las inseguridades del menor, y eso le hizo preocuparse aún más.

—MinMin... ¿volviste a pensar en eso?

Jimin sorbió su nariz, aún oculto en su escondite. Yoongi logró sentir asentimiento en su cuello, así que suspiró.

—Vamos a darte un baño, mi niño.

Yoonii tomó a Jimin en brazos. Sintió las cortas piernas del pelirosa rodear su cintura, por lo cual se le haría más fácil llevarle al baño. Yoongi sabía que Jimin odiaba que le cargara, porque decía que "se rompería los huesos de los brazos" o cosas así (cosa que el pelinegro odiaba que diga)

Pero también sabía que Jimin adoraba cuando Yoongi le bañaba, masajeando su cabello y cuerpo sin ninguna intención depravada.

Antes de llegar al baño, el mayor dio un leve apretón en sus muslos, recibiendo una risita como respuesta. Sonrió.

—Quítate la ropa, mi amor.— Al dejarle en el suelo, acarició sus mejillas con sus grandes manos, limpiando cualquier rastro de lágrimas que hubieran con sus pulgares, y dejó un casto beso sobre sus labios.

Luego se separó para poder llenar la tina con agua caliente, pero no lo suficiente como para que quemase. Mientras se llenaba, tomó aquél frasco que su pequeño amaba y vació un poco de su contenido dentro del agua, para que poco después esta esté cubierta de burbujas.

Dejó el frasco en la mesa otra vez y miró al menor, el cual ya estaba desnudo, cubriendo sus partes íntimas con sus manos.

—Ya te he viso así, Minnie, no hace falta avergonzarse.— Tales palabras provocaron un sonrojo en las mejillas del bajito, lo cual hizo que el más alto riera. — Ya, métete al agua.

Jimin se acercó, aún cubriéndose, y adentró sus piernas dentro del agua, sintiendo escalofríos recorrer su cuerpo. No entendía cómo hacía Yoongi para poner el agua en la temperatura perfecta. El pensamiento del mayor volviendo a besarle como antes le hicieron sonreír, así que aplastó su trasero contra el piso de la tina y miró al pelinegro, ahora sentado en el suelo.

—Hyung, ¿por qué no entras conmigo?

—Porque no me gustan las burbujas y lo sabes— besó la nariz del menor tiernamente y tomó en shampoo, para echar un poco del contenido en su mano y comenzar a lavar el pelo del pequeño con sus dos manos.

—¿Cenaste?— El ajeno asintió, mirando los belfos del menor con el ceño fruncido.

—Ya te dije que no me gusta que te muerdas los labios.

—Es que estaba triste, hyung... — abultó su labio inferior, cerrando los ojos al sentir a Yoongi tomando agua con sus manos para sacar el shampoo de su pelo.

—Desde ahora no estarás triste. Lo prometo.— Alzó las comisuras de sus labios y tomó ambas manos de Jimin, besando con ternura cada uno de sus regordetes dedos.

—Yah, hyung... para, me haces cosquillas... — Rió el pelirosa, aunque lo único que consiguió fue que Yoongi se metiera en la bañera, con ropa, y atrapara sus belfos con los suyos.

Lo había extrañado.

Y luego de eso, tuvieron una de esas noches especiales y llenas de pasión mezcladas con amor que ambos tenían, amando sus cuerpos, uniéndolos, besando cada rincón de sus pieles y susurrándose palabras insignificantes pero que para ellos significaban todo.

🎀 Love In Bubbles 🎀 (myg + pjm) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora