En los brazos de Morfeo

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Steve avanzó cuando las puertas automáticas se abrieron, encontrando el taller lleno de aquellas futuristas pantallas que ni imaginaba en su tiempo, y todo aquel desorden de instrumentos que solo indicaba una cosa: Tony estaba creando algo. Y seguro era alguna de sus clásicas locuras.

Al caminar unos pasos se encontró mirando la escena donde el referido se retiraba la aguja de una gran jeringa de una de las venas de su brazo antes de presionar el pinchazo con una gasa. Los ojos marrones se elevaron hacia él.

—Cuánto tiempo, Cap.

Steve estaba con su traje de héroe. Había regresado de una misión que se había extendido por más de un mes, exhausto. De pie allí, largó un suspiro con el alivio que no había sentido en mucho tiempo. Caminó un poco más para acercarse a Tony, desviando su vista hacia todo lo que tenía disperso por su lugar de trabajo

—El día que no te encuentre haciendo esto, voy a preocuparme —destacó alzando las cejas mientras le miraba. El castaño se relajó en la silla en que se encontraba y pestañeó—. Cuánto tiempo, Tony.

Las ruedas de la silla sonaron en el roce con el suelo mientras desplegaba sobre una mesa una variedad de trozos de metales y aleaciones de ellos, con etiquetas respectivas. Uno de sus robots iba tomando los metales que él elevaba con su mano en señal de descarte.

—La misión se extendió más de lo esperado —Steve comenzó a contar mientras desabotonaba el traje en su cuello—, realmente había un implicado de Hydra entre los sospechosos y fue duro de atrapar, como una maldita rata.

—Lenguaje —saltó Tony, mirando por sobre su hombro, y Steve sonrió. Se sentó ligeramente sobre una de las mesas, sabiendo que el castaño no estaría dispuesto a parar lo que estaba haciendo. Sus ojos reflejaban la clásica apariencia del "Stark" en su taller, con las manos y brazos llenos de grasa y los cabellos alborotados, y sus lentes de protección sobre su cabeza.

—Felicidades, gatito. Pudiste atrapar a la rata.

Steve resopló entre enojado y divertido ante su comentario, pero se sintió agradecido. Era difícil arrancarle un halago al mecánico perfeccionista frente a él.

—¿Ahora qué estás haciendo? Esa inyección, eso tiene que ver con el control remoto de tu traje, ¿no es cierto?

—Sí, exactamente —Tony miró por sobre su hombro—, supongo que no recuerdas las inyecciones con gusto luego de tu proceso como Supersoldado.

Steve suspiró, recordando el tiempo en que aplicó para el experimento y fue "transformado". Era curioso saber que una de las personas que tuvo relación en eso que era él hoy había sido el mismo padre de Tony.

—Pero esta vez es diferente. —la voz de Tony le sacó de sus pensamientos. Le vio girar en su silla, mostrando uno de los metales que tenía frente a sí mismo. Lo miró, confundido.

—¿Te has preguntado qué pasaría si fuera capaz de obtener un material que fuera igual de fuerte que el que utilizo en mis trajes, pero a su vez fuera tan maleable que pudiera llevarlo como sea a donde sea?

Steve solo pestañeó y ladeó la cabeza, esperando la continuación. Tony elevó lo que tenía en su mano y el rubio alcanzó a notar cómo el material se doblaba en sus manos. Tenía un color negro metálico, pero era muy distinto a los demás materiales por su delgadez.

—Esto de aquí es grafeno. Este material fue descubierto no hace muchos años y ya se está aplicando a muchos campos, como la tecnología. Es flexible, conductor y muy resistente. Y lo encontraron —se estiró para alcanzar algo entre unos papeles, y tomó un lápiz de grafo, que levantó y señaló su punta—, de aquí.

En los brazos de Morfeo [Stony]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora