Encuentro

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Los personajes no me pertenecen, créditos a Kouhei Horikoshi.

Feliz cumpleaños a nuestro lindo Todoroki Shouto!!!! sigue así de sensual XDD

*w*

Desde que tenía uso de razón pudo darse cuenta que su padre no era esa persona que admiraba, que era un rey déspota y bastante manipulador con respecto a su familia, con los impuestos que le cobraba al pueblo y de igual manera como trataba a su personal y las mujeres que lo rodeaban.

En la actualidad su padre era denominado como el rey más tirano y el Todoroki Shouto la esperanza del pueblo, pero para ser honesto su confianza estaba perdida en esa cálida arena que adornaba el paisaje de su país, él vivía en donde la lluvia escasa, los árboles se ven solo cuando estas sufriendo de insolación y las personas usaban delgadas prendas de ceda o lino para cubrir sus cuerpos, la sagrada tierra del dios Ra.

Pero no podía quejarse del todo, su palacio cumplía con las necesidades básicas y las que su padre había llegado a llamar como importantes, como ese hermoso pozo a espaldas de su habitación, cubierta de arena, aunque pensándolo de la manera más lógica era una prisión de bellos adornos, donde desafortunadamente él era el prisionero y su padre el guardia.

Odiaba su vida, su madre cuando era aún pequeño en un ataque de locura tomo una tetera con agua hirviendo y se la lanzo al rostro, sufriendo quemaduras graves en su ojo izquierdo y lógicamente fue castigada por su viejo y mandada a un calabozo donde no tendría el placer de volver a ver la luz de su dios.

Cuando su padre salía a conquistar otras tierras él iba a visitarla junto con su hermana mayor, pero era difícil entablar una conversación con ella pues al paso de los años se dio cuenta que su padre la había enloquecido con su fuerte carácter y por consiguiente por algún tema que era un tabú ser comentado en su presencia.

Sus días eran una tortura corporal, emocional y sobre todo un deseo incesante de acabar con su vida, su padre lo sofocaba en todo sentido y estaba tan agotado que todo le importaba muy poco, con decir que ver como su pueblo se moría de hambre desde su balcón dejo de tener un significado importante.

Desde su balcón podía ver un salón de danzas donde los jóvenes se esforzaban en mejorar sus pasos, movimientos y entre ellos había una cabellera verde con una sonrisa esculpida por su dios, verlo desde ahí era tranquilizante y desde que lo vio unas leves picadas aparecieron en su muñeca, no eran dolorosas, pero si llegaban a rascarle un poco.

Los días pasaron y olvido por completo a los bailarines y se concentró en sus diferentes clases y ejercicios corporales diarios.

—Príncipe Todoroki – escucho a su profesor Iida llamarlo – debe concentrarse o seremos regañados por el rey.

—Estoy cansado de todo – respondió y vio la preocupación en los ojos de su maestro – Quiero salir huir y jamás ser encontrado.

—Mi príncipe, debe olvidar eso, si su padre se entera será castigado fuertemente – sabía que esas palabras eran ciertas, pero de verdad quería dejar todo – He escuchado al rey decir que esta noche traerán a bailarines como festejo a nuestro dios.

Soltó un suspiro lo suficiente fuerte para demostrar que todos esos temas no le importaban, aunque en ese mismo instante el rostro del joven peli verde apareció en su mente, se emocionó y por primera vez se alegró de ser el príncipe porque debía asistir; se esforzó en terminar sus deberes e ir a su cuarto y nadar un rato antes de tener que hacer presencia en el salón de eventos.

Al llegar se paró en su balcón mientras se retiraba sus joyas de las manos y observaba la devastación de su pueblo y en un momento vio como un imbécil golpeaba con fuerza al joven de cabellos verdes que rogaba que se detuviera, su piel era tan blanca como sus ojos le permitían ver y sus lágrimas parecían cristales muy radiantes, sintió rabia pero era una misión imposible tratar de hacer algo así que dio media vuelta y se fue a cumplir con sus deseos, pero un malestar más fuerte empezó a surgir en su muñeca derecha siendo ignorada al momento en que el agua toco su piel.

Un baile que une almasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora