Prólogo

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En una tierra donde las estrellas se veían más cercanas y donde abundaban diferentes especies de seres un par de chiquillos corrían, compitiendo por ver quien era el mas veloz...
Una piedra y el hecho de ir viendo a su compañero hizo tropezar a la pequeña de cabello bicolor haciendo que rodara por el césped de la llanura, el mayor un vampirito de cabello azabache se acercó a la niña con preocupación, después de todo era su hermana y que no haría por protegerle.

- ¡Karenn! ¿Te encuentras bien? - Su rostro estaba crispado de miedo, no quería siquiera que su hermanita tuviera un rasguño, se sentía tan culpable por haberle retado a esa estúpida carrera.
Los ojos esmeralda de la chiquilla estaban húmedos y largos surcos de lágrimas le cubrían las coloradas mejillas.

- Estoy bien, Nevra -. Disimuló una sonrisa, aunque realmente el golpe le había dolido horrores y su media color gris se había roto de la rodilla, dejando ver por el boquete una raspadura sangrante, en vano trató de ocultarla del contrario puesto que no pudo poner la mano encima de la herida debido al ardor.

- Estas herida Karenn - El chico abrió los ojos como platos, aunque no fuera nada grave siempre se preocupaba por ella, desde que había visto aquella blanca carita de mejillas sonrosadas había jurado protegerle de cualquier mal, incluso dar la vida por ella si era necesario.
Ayudó a levantar a la llorosa Karenn, y aunque quisiera cargarla no pudo, no se llevaban mas que con 4 años, y aunque él a sus 9 años era bastante fuerte, su hermana era alta para su edad y por ende algo pesada, al cabo de unos minutos de cruzar una llanura llegaron a la construcción de piedra que llamaban hogar, el mayor se había encargado de hacer bromas todo el camino para que a su pequeña hermana se le olvidaran los raspones sangrantes de las rodillas.

Cuando llegaron una mujer de cabellos largos y de un violeta tan oscuro que casi parecía ser negro los recibió con una sonrisa desde la cocina. Al ver a la pequeña con las medias rotas sus ojos grises miraron de soslayo a Nevra, pero al verlo tan preocupado evitó darle una regañina.

Después de un rato de curar las heridas de Karenn, mando a los chicos a bañarse, cada uno a sus respectivas habitaciones para que procedieran a cenar en compañía de Luciane y su esposo... ya entrada la noche, con los estómagos llenos y las luces de las estrellas como únicos faros una sombra se movía entre el lugar; la puerta de la habitación del chiquillo chirrió un poco.

-¿Quién anda ahí?. Le advierto que tengo una daga y no dudaré en usarla!- Musitó saliendo de las sábanas y poniéndose en guardia.

-Tranquilo, señor de las dagas... Soy yo, Karenn- la ojiverde soltó una risita silenciosa y se acercó a la cama del azabache.

-Me diste un susto, pude haberte enterrado la daga y no la contabas Karenn. ¡Nunca, pero nunca bajes la guardia tu!- Guardó la cuchilla que en realidad era de juguete bajo la almohada y le hizo un espacio en la cama a su hermanita. -¿Vas a dormir aquí?-

-¿No es obvio, rufián?- Gruño y se acurrucó junto a su querido hermano y antes de que Nevra pudiese decir algo más, ya estaba cerrando los ojos y su respiración era tan calmada que se oía pesada.

-Buenas noches niña valiente.- Un beso de amor fraterno se poso en la blanca frente de la chica por encima del bicolor flequillo, y al rato más tarde el chiquillo se hallaba durmiendo tranquilamente también...

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- Un golpe se atizó en la mejilla de la chica haciéndola caer al suelo de sentón.

-¡KARENN! TE HE REPETIDO HASTA EL CANSANCIO QUE NO BAJES LA GUARDIA, ¡CARAJO! - El ahora enojado joven se había molestado con su hermana, pero aun así se acerco a ella para ayudarle a levantar, los entrenamientos eran exhaustivos y no por ser su hermana iba a ser permisivo, tenía que seguir los parámetros como todos y dado que se había ausentado solo por capricho unos cuantos pares de veces se dio a la tarea de darle una especie de clase personal.

-Lo siento- Con una enorme mueca y sobándose la mejilla tomó la mano de su hermano a regañadientes. -No se que pasó, solo me distraje y ya, tranquilo... te van a salir canas a temprana edad-. Pero mentía, en realidad se había fijado en el guerrero moreno que se acercaba al lugar donde ellos entrenaban con aire pensativo pero con una sonrisa un tanto leve.

-Vaya, que le grites así a Karenn si es una sorpresa-. El moreno estaba ya tan cerca para que los hermanos le escucharan. -Deberías ser un poco más cortés dado que le has propinado un buen puñetazo en la cara-, miró a la chica y le dirigió una media sonrisa, pero no le miró lo suficiente como para darse cuenta que el tono ávido de la piel de la jovencilla se había tornado de un rosado intenso en las mejillas.

La vampiresa estuvo a punto de decir algo, pero se adelantó su hermano.

- No es que haya querido gritarle o pegarle- Dijo con algo de culpa. -Es solo que se ha puesto a papar moscas y sucedió- encogió los hombros mirando la mejilla un poco morada de su hermana y tragó saliva. -¡Carajo!- volvió a maldecir y se dio media vuelta, estaba un tanto enojado consigo mismo por aquel golpe propinado sin querer, aunque fuese un entrenamiento no quería lastimar a su hermana, seguía viéndola como la niña que cuidaba desde siempre, soltó un suspiro levantando la cabeza y miró a Shaitán entre la sombra de los arboles con un aviso entre las fauces, se acercó dejando a aquel par y leyó lo que decía.

-Oye Valk, Miiko quiere verme... ¿Podrías llevar a Karenn a la enfermería por algo para el golpe?, los alcanzo más tarde-; y sin esperar respuesta echó a correr con el black Gallygrot detrás de él.

-Como si no supiera cuidarme sola-. Respingó la vampiresa mirando al joven alto y fornido al lado de ella; -No lo tomes a mal Valkyon, no lo dije con mala intención- otra vez el estúpido sonrojo había tomado lugar en sus pálidas mejillas y se acrecentó cuando el moreno fijó su vista en ella y pasó su pulgar por la magullada piel.

-No es de gravedad, pero si tu hermano lo pidió, lo haré...- Sus hombros se encogieron y cargó como costal a la chica, se llevaba bastante bien con ella, después de todo había sido una de los primeros seres en apoyarle y tenderle una mano cuando llego a la guardia de Eel.

-¡Bájame!-. Rió con ganas, estaba en una lucha entre verguenza y felicidad, el moreno no se comportaba así con cualquier persona... aquella sensación solo duró segundos puesto que le guerrero la bajo de entre sus hombros y comenzaron el camino a la enfermería.

-Perdona la ofensa- Dijo el con una leve risa, aquella jovencilla un tanto perspicaz y alocada le caía bien... se sentía cómodo caminando con ella...


Ninguno de los dos sabía porque se sentían así de cómodos con el otro, se llevaban bien... Podían tener buenas charlas y momentos de risa aunque fuera en pocas ocasiones. Él le tenía estima puesto que era una buena chica y la hermana de su mejor amigo, y ella... ella no sabía realmente lo que le pasaba con la mente cuando estaba con el... lo único que se podía decir era que cuando realmente averiguaran que sucedía, nada volvería a ser como antes y por supuesto no sería fácil...



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Notas:

Espero no haberles aburrido, no soy del todo buena escribiendo... solo es por hobbie.

A lo largo de la historia habrá mas flashbacks :3 ... mucho drama, sangre y salseo...

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⏰ Última actualización: Jan 24, 2018 ⏰

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