GULAS A LO POBRE

96 4 5
                                    


-Bueno, chicos, ¡vamos a cocinar! Yo os voy a explicar cómo se hacen las Gulas y luego me seguís ¿estamos todos con el delantal? -preguntó Nerea. Era una niña rubia que llevaba puesto un gorro de la ducha en la cabeza y un delantal que la cubría entera.

- Yo no tengo delantal. Mi madre me ha dicho que ni hablar del peluquín. -Su amiga Alicia se sentaba a su derecha.

-Pues te vas a poner pérdida... -le contestó Nerea.

-Bueno, ¿empezamos ya o vais a ser unas tiquismiquis? Yo tampoco llevo delantal -repuso Juan.

-Tú eres un chico y te da todo igual. A mí me va a caer una charla... -replicó Alicia.

-Cómo si a mí no me cayese, mira tú la niña...

-Bueno ¿dejamos de discutir ya por favor? Venga va, primero cogemos las Gulas y las echamos aquí en nuestro plato -Nerea ignoró la discusión de sus amigos y cogió un par de lombrices del jardín y las echó en su plato.

-Jo ¡qué asco! Están super blandengues -Alicia miraba para otro lado mientras con una mano las echaba y con la otra se tapaba la nariz.

-Ahora echamos el perejil muy troceado -continuó Nerea.

Los tres niños se pusieron a cortar en trocitos muy pequeños la hierba que habían arrancado.

-Ahora cogemos el ajo y también lo troceamos...

-Mi madre dice que los hongos pueden ser venenosos. Luego no os chupeis los dedos por si las moscas -interrumpió Alicia.

-¿Te quieres callar? Qué nos perdemos y luego la Chef nos regaña -replicó Juan.

-Jolines Alicia, ¡ya está bien!,  no me vuelvas a interrumpir o te elimino del grupo. Que mira María y su equipo. De seguro acaban antes que nosotros -se quejó Nerea-. Venga, ahora añadimos un poco de agua.

Juan se fue a la fuente y les trajo un poco con las manos, mientras se le escurría la mayoría en el pantalón.

-Y la guinda final es echarle carne picada.

-O sea, en cristiano la tierra -Alicia y Juan cogieron un puñado pequeño y lo mezclaron todo.

-¿Ya está? -preguntó Juan.

-Sí, a ver enseñarme vuestra presentación -les pidió Nerea.

Las lombrices se removían en el plato como anguilas intentando escapar de sus captores.

-Bien, tienen una pinta estupenda y encima hemos acabado antes. ¡Finito! -gritó Nerea.

El grupo contrario se quejó y les acusaron de hacer trampas. Total que los niños se acercaron hasta sus madres (que no sabían iban a ser las jueces de tamaño concurso) y cuando las vieron acercarse con el mejunje, chillaron:

-Pero ¿qué guarrería traéis ahí?

-Estamos jugando a Master Chef. ¿Queréis probar un poquito? Están muy ricas. Son como tú las haces, mami. ¿ A qué tienen la misma pinta? -y le sacó la lengua a su amiga María del equipo rojo que venía corriendo con un pastel de chocolate chuchurrio. Su receta era insuperable y sabían que  las madres les iba a gustar más ¿o no estáis de acuerdo?

Relatos CortosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora