Quité con brusquedad una de las tantas lágrimas que se desplazaba en mi rostro lentamente. Miré el oscuro cielo y un brillante relámpago lo adornó.
El teléfono en la esquina de la cama vibró y alumbró un poco del techo blanco. Me levanté del ventanal y caminé a pasos lentos hasta el pequeño aparato, lo tomé en mis manos y observé el rostro sonriente de Chris. Luego de un suspiro deslicé mi dedo en la pantalla.
-¿Hola? -murmuré en voz baja y volví al ventanal.
-Hola bebé ¿cómo estás? -se escuchó su dulce voz al otro lado.
-Bien, ¿y ustedes? -pregunté, agradeciendo que no notara que había estado llorando.
-Perfectos, tus abuelos son increíbles. Aún no entiendo por qué no quisiste venir con nosotros.
-Estaba algo cansada y la verdad no me apetecía salir.Escuché como Chris sonrió.
-Sabías que llovería. -afirmó. Sonreí.
-Sabes que me gusta quedarme en casa cuando llueve.
-Lo sé mejor que nadie. -me respondió suave.
-También lo sé. -dije bajito.
-Oye Cielo, tengo que dejarte, la cena está lista.
-Cuida a Matteo, Chris. Dile que... -el agudo sonido del timbre me interrumpió.
-¿Eso fue el timbre? -preguntó.
-Así parece. -aseguré saliendo de mi habitación.
-No le abras la puerta a nadie, Alli. Estás sola y es peligroso. -dijo en un tono bastante serio.
-De seguro debe ser la pizza que pedí hace un momento. -le dije desinteresada.Y la verdad no estaba segura de que fue lo que Christopher pudo decirme segundos antes de abrir la puerta. El teléfono se resbaló de mis manos como si fuera un jabón y cayó al frío piso, mi corazón comenzó a latir con fuerza produciendo en mi un placentero dolor.
Abrí mis ojos como nunca lo había hecho antes y trataba de asegurarme a mi misma que lo que tenía en frente mío era irreal. Que él no era él.
¡Mis ojos pedían a gritos ser cerrados y mis piernas firmeza!
Lo observé: gruesas gotas caían por su perfecto y dorado rostro perdiéndose en su mandíbula firme y fuerte. Tragué saliva.
Estaba mojado de pies a cabeza y una encantadora sonrisa iluminaba su cara.
Mierda.
Lucía condenadamente sexy y varonil.
Con miedo, levanté mi vista y me atreví a mirar sus ojos... ¡diablos!
Aquellos ojos me hipnotirazon por completo. Parecían dos bolas de cristal bajo la oscuridad de aquella magnífica noche.
Al notar que lo miraba de arriba a abajo descaradamente, sonrió. Una sonrisa llena de arrogancia e ironía se apoderó completamente de su apetecible boca. Mi corazón se encogió al verlo sonreír de esa forma.
Sin dejar de sonreír llevó una de sus manos hacia arriba, tirando de su mojado y rubio cabello hacia atrás, para así poder quitarlo de su rostro.Cuando estaba lista para hablar, él como siempre, me ganó.
-Buenas noches, Alison. -me dijo en un tono demasiado burlón.
Fruncí el ceño y lo miré.
-¿Qué diablos haces aquí? -logré decir en un susurro.
Él volvió a sonreír y entró a la casa sin pedir permiso y sin importarle que mojaría toda la alfombra de mamá.
-¿Me prestarías una toalla? -dijo sin mirarme.
-¿Qué haces aquí? -volví a preguntar.
-Vine a visitarte. -respondió tranquilo.
-Vete, ahora. -susurré.
-¿Por qué? -se giró y me miró. -¿No te agrada volver a ver a un viejo amigo?
-Tú y yo no somos amigos. -dije de inmediato.
-Tienes razón. -volvió a mirar a su alrededor desinteresado. -y jamás lo seremos.
-Entonces vete. -le dije firme.
-¿Por qué? -me miró.
-Porque no te quiero aquí, Christopher no tardará en llegar y...Él sonrió abiertamente.
-¿Christopher? -preguntó. -¿Así que te comprometiste con ese idiota? -soltó una carcajada.
Esa risa fue un golpe a mi corazón.
Cerré los ojos y traté de respirar con normalidad.
-Te quedaste con él. -borró su sonrisa y negó.
-Si, así que lárgate. -murmuré más para mi que para él.
-Me iré. -me miró. -La verdad es que no me interesa tener ni un solo problema más por ti. -dijo serio.Otro golpe más... y más doloroso.
-Y tampoco quiero ir a prisión. -me dijo neutro.
-¿A que volviste? -pregunté en un hilo de voz.Él me miró fijamente.
-Quise ver con mis propios ojos que de verdad me habías superado, y si, es verdad.
Quería llorar, y gritar.
-Alison. -se giró a mirarme.
-Austin. -también lo miré.
-Tu prometido llegó. -sonrió mirando hacia afuera por las ventanas de vidrio.Rápidamente me giré hacia esa dirección y si, joder.
El reluciente coche de Chris acababa de estacionarse justo en frente a la casa.
Mi corazón empezó a latir a mil por hora, mientras pensaba que diablos haría.
Me giré a mi derecha buscando a Austin para decirle que se largue ahora mismo.Austin ya no se encontraba a mi lado... otra vez.
La cerradura se escuchó y segundos después la puerta se abrió dejando ver a un Chris preocupado y mojado.
-¡Alli! -corrió hacia a mi. -¿Estás bien?
Abrí mis ojos y asentí.
-Si, ¿por qué? -dije exhausta.
-No... no respondíste más y... tu... -señaló mi teléfono en el suelo. -¿Qué pasó?
-Nada, sólo se me cayó. Fue un pequeño accidente.
-¿Quién tocó el timbre?Me congelé y empecé a temblar.
-La... la pizza. -balbuceé.
-¿Y dónde está? -preguntó buscando por la sala.
-La llevaron, no era la que yo pedí tan específicamente. -miré para otro lado.
-¿Por qué estás nerviosa?
-¿Por qué viniste?Chris me miró raro.
-Eres la mujer que amo, me preocupé cuando no respondíste más. Pensé... creí que te había pasado algo malo.
-Estoy perfecta. -susurré. -Deberías volver.Él frunció el ceño.
-¿Que? No. Me quedaré contigo.
-Chris... -alargué.
-Alli, por favor.
-Deberías volver a cenar con mi familia, te prometo que me iré a dormir.
-Yo... no lo sé, Alison. -negó.
-Ellos te quieren allí.
-Al igual que a ti.
-Sólo... por favor. -lo miré con ojos suplicantes.
-¿Me prometes que te irás a dormir?Asentí.
-Si, lo haré.
-Está bien. -dijo inseguro. -Si necesitas algo sólo llámame ¿si?
-Si. -volví a asentir.
-Te veo dentro de unas horas. -besó mis labios rápidamente y tomó sus llaves de la mesita.Sin mirar hacia atrás caminó hacia la puerta y se perdió tras ella.
Solté todo el aire que no sabía que tenía acumulado cuando el salió de la casa.
Caí en el enorme sofá, cerrando los ojos.¿Qué diablos había sido todo aquello?
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Viejo Amor (Segunda temporada)
Novela JuvenilTal vez el separarse sólo era una mala jugada de aquel al que llamábamos destino o tal vez no, pero, lo que el futuro les tiene preparado es algo que Alison y Austin jamás volvieron a imaginar desde aquel entonces. Algo los unía para siempre, aquel...