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-¿Y no te arrepientes de haber tirado a la basura los chocolates y la carta?

Si tu padre hubiese hecho lo que el mío hizo, ¿hubieses conservado la carta y te hubieses comido los chocolates con placer?

-Eres una tonta Lehiana, cómo vas a preguntarle eso a mamá.

Hija, tu mundo es muy diferente al mío. Tu nunca te has acostado una noche sin comer, nunca te ha faltado buena ropa, nunca te ha faltado un techo decente donde vivir, tienes familia que te quiere, nunca te han maltratado ¿o sí?

-Tienes razón mamá, lo siento. No debí hacer esa pregunta tan fuera de lugar.

No te preocupes mi niña, solo debes de entender que en esta vida no todo el mundo tiene un corazón tan noble como el tuyo. Yo no quiero que te hagan daño nunca, ni a ti, ni a tu hermano y la persona que se atreva a hacerlo tendrá que esconderse muy bien, porque hasta debajo de las rocas lo voy a buscar y lo haré pagar.
Yo quiero que ustedes sepan que en este mundo hay mucha gente mala, de las que te hacen daño hasta más no poder, también hay gente buena, ¡claro que sí!
Pero esa gente de buen corazón, con alma noble hay que buscarlas con lupa, esas personas excelentes no se consiguen en cualquier parte.

-Ignora a Lehiana mamá, sigue contando. ¿Qué pasó después de esa noche mágica con Maya y mi tía Sophia?

No tengo porqué ignorarla Lehitan, ella solo quería saber y tú ya controla tu mal humor, pareces un viejo amargado. No puedes pasar la vida así. Pero ya después hablaremos tu y yo sobre eso.

Cómo les seguía contando, al llegar del restaurante Sophia y yo nos fuimos directo a nuestra habitación, hablamos hasta las 3 am sobre nuestra salida con Maya, era agradable pasar tiempo con ella.
Ya casi estábamos a muy poco de quedarnos dormidas de repente se escuchó un quejido pero muy bajo. Ambas nos miramos fijamente, Sophia tomo mis manos con fuerza y me suplicaba que por nada del mundo saliera de la habitación, se notaba el nerviosismo en sus ojos, otro quejido se escuchó pero con potencia, yo comencé a temblar, por mi mente pasaron mil cosas.

En la puerta de nuestra habitación se escuchó un golpe, algo ligero. Abrace a Sophia y nos acurrucamos haciendo una bolita humana. Minutos después no se escuchó más nada, un extraordinario silencio se apoderó de la casa.

La verdad no sé cómo logramos quedarnos dormidas después de aquel colosal susto, como tres o cuatro horas después tocaron la puerta de nuestra habitación, su tía y yo nos despertamos alarmadas pero no había de que preocuparse Maya había entrado con una sonrisa gigantesca y en sus manos tenía una charola, con un delicioso desayuno, jugo de naranja, waffles con chocolate, tostadas con mantequilla y un Bolt repleto de fresas con leche condensada, me gustaba sentirme querida, me gustaba que Maya nos brindara ese tipo de atenciones.

Ese día no fuimos a trabajar, Maya nos dió el día libre. Después de desayunar nos quedamos dormidas el resto de la mañana y toda la tarde. Parecíamos unas osas invernando.

-¿Maya te quería?

¡No lo sé!
Todos queremos de distintas formas pero muchas veces me demostró que si tenía algún buen sentimiento hacia mi, a los 14 años después de haber pasado por tantas tragedias con Maya me sentía protegida y segura. Nunca me dijo que me quería pero siempre buscó la manera de hacerme sentir bien, siempre tuvo la buena intención de hacerme sentir en familia y no cualquiera te ofrece ese maravilloso calor de hogar y eso me hizo inmensamente feliz.

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