Después de vivir por un tiempo en este mundo y de haber caminado en todas sus calles grises y de colores que se niegan y se atraen a la vez, después de experimentar lo que conforma la felicidad y de probar el opaco sabor del dolor, de beber la melancolía de un sorbo como un buen café a media noche, he llegado a algunas conclusiones que en lo personal, me han llevado a donde estoy… quizá este errado en todo lo que escribo y digo, quizá mi camino se separó del resto y se perdió en los valles de lo incomprendido, de lo indeseable y del infortunio.
Quizá lo escogí quizá me escogió.
Aprendí que lo trivial es lo más cómodo, que la fortuna no existe, que los amores se esconden en libros y en los ojos que aún no me ven, encontré razones para querer morir, razones para odiar y decir ¿Por qué a mí? Entendí que no hay que entender nada, que la vida no se basa en reglas, que la moralidad solo es una excusa para la conveniencia, que la razón no tiene sentido y que uno sufre el tiempo que quiere.
Que el tiempo sigue aunque uno este de rodillas en el suelo suplicando por un segundo más, que hay más amor en una mirada, que un rato de placer, que los para siempre, siempre terminan y que a pesar de no tener nada todo está disponible. camine por bosques y no encontré ruido alguno más el de mi respirar, aprendí a mentir y a perdonar, aprendí que la única manera de aprender es vivir, que los errores nos hacen sabios, que la vida no es fácil, que el fuerte fue débil, que la esperanza solo aparece cuando todo parece perdido.
Encontré amigos, familia y pareja, encontré motivos para quererles, para decir adiós para nunca olvidar quienes fueron. aprendí a que no se tapa el sol con un dedo, que las máscaras tienen grietas donde se ve lo que escondemos, aprendí a amar con todo el ser porque es la única manera en la que creo que se debe amar, ame la vida, ame sentir, comprender que cada cosa está en el universo por una razón, que nosotros somos solo una pequeña parte de algo más grande, descubrí que todo cambia para bien o para mal, que la luna no está lejos que el sol jamás la amo, que los poetas no están muertos, y que el amor no se busca, que la gente actúa como quiere, que la religión es un impedimento para llegar a Dios, encontré que el olvido se muere rápido, que lo que mata son los recuerdos, que necesito sentir, que cada cicatriz es un recordatorio, que las palabras sanan y que todos somos extraños tratando de encontrarse, que todos tenemos miedos, que existe el valor, aprendí a llorar sin temor a que me vieran, a sonreír en días grises a esperar lo inesperado a buscarte más allá del horizonte, más allá de los cuentos, aprendí que el arte puede ser cualquier cosa que exprese lo que uno siente, que la gente dura a nuestro lado lo que debe durar, que sentir es la manera correcta de crecer, que ser niño es la mejor manera de afrontar la vida, que la realidad existe y es cruel, que la hipocresía está presente en todos lados, que estamos matando a la vida, que la violencia no resuelve nada que en la guerra solo se ganan cadáveres, que la muerte tiene nuestros nombres en su hoz, conocí la verdad oculta en tus labios, que el veneno más potente es el amor y que la única cura es el mismo.
Descubrí que resurrección está disponible que el cielo se puede tocar con las manos. Que la vida dura un suspiro, que la melancolía se conserva mejor en poemas y cartas, que el camino donde estoy lo he hecho con mis propias manos, descubrí que fallar también es ganar que se obtiene un triunfo en la derrota, aprendí que cada quien forja su camino, que los caminos son paralelos, que se aprende de todo y que el mundo está allí… aguardando por nosotros.