Tears of Love (Yami y tú)

Proteger tu corazón...

¡Hola a todos! Bueno, aclarar que este fanfic se ubica en el capitulo 159 del anime, específicamente cuando los chicos intentan llamar a Kaiba y pedir su ayuda y este se niega a cooperar cuando se entera que Yami fue derrotado.

Y sin más que agregar... ¡Disfruten!

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- ¡NO TE ATREVAS A COLGAR!

La voz de (T/n) desconcertó por completo a Kaiba. No parecía calmada o molesta. Esa voz... era la de alguien consumido por la rabia y el dolor.

- ¡¿Y tú que quieres, niña?! – se atrevió a amenazarle.

- ¡Escúchame bien, gusano! – volvió a vociferar la chica. Su voz tronaba a tal nivel que el castaño tuvo que alejar el teléfono de su oído. Por la pantalla, el rostro de ella reflejaba una expresión amenazante. Estaba a punto de rechinar los dientes.

- ¡¿Cómo te atreves a...?!

- ¡CALLATE! – vociferó ella de nuevo – ¡Hasta ahora he aguantado tus idioteces por respeto a tu rivalidad de duelista con Yugi, pero ya se acabó! ¿En serio eres tan estúpido? ¿Te interesa más un miserable titulo que el peligro que nos pisa a todos los talones? ¡Eres una completa decepción, Seto Kaiba!

El aludido estaba estupefacto, incluso su cara lo delataba. Todos podían notarlo e incluso sostenían la misma reacción estupefacta. Incluso Yami, quien había permanecido con expresión neutral y vacía, había adquirido un dejo de asombro ante las expresiones bruscas y sin respeto por parte de (T/n) hacia Kaiba.

- ¡Si no piensas ayudarnos, entonces adelante! Danos la espalda, es lo que mejor sabes hacer – soltó la (color de cabello) sin remordimiento ante el veneno de sus palabras – Por mi parte... ¡Puedes pudrirte en el infierno!

- No tengo porqué escuchar tus berrinches – dijo el castaño ocultando en vano su asombro, para después colgar.

- ¡COBARDE!

Esas crueles palabras, fueron lo último que escuchó a través de esa llamada.

Un silencio aterrador reinó dentro del remolque del profesor Hopkins. Nadie aun podía dar credibilidad al comportamiento de (T/n). Esta, por su parte, se quedó quieta, temblando de rabia. Sus manos empuñadas se movían con un temblor nada sutil, al punto en que sus nudillos ya eran blancos y sus uñas se clavaban en la palma.

- ¿Y este que cree que está haciendo? – soltó finalmente Jonouchi intentando cortar con la tensión.

- ¡Maldición, tendremos que hacerlo nosotros mismos! – se quejó Honda.

- Así es – afirmó el rubio mientras se ponía de pie, se dirigió hacia el profesor – Profesor, creo que es mejor que descanse. Nosotros iremos a Florida a proteger la información.

El aludido guardó silencio, acto que Jonouchi tomó como afirmación.

- Otogi, reúnete con nosotros en cuanto el profesor se recupere.

- ¡De acuerdo! – exclamó el amante de los dados con un gesto afirmativo.

- ¿Y de qué forma iremos a Florida? – inquirió Honda mientras se cruzaba de brazos.

- Nosotros solo podemos tomar un tren que nos deja en el aeropuerto – explicó Rebecca con los ánimos derrumbados. No podía ser para menos. El alma del chico del cual estaba enamorada se encontraba en las manos enemigas.

- Entonces, lo mejor será salir a...

Las indicaciones de Jonouchi se vieron abruptamente interrumpidas cuando (T/n) salió del vehiculo, dando pasos fuertes. Un portazo se escuchó resonar, provocándoles un respingo a todos.