Hoy casi no vivo para contarlo...
A las nueve de la mañana todo era normal hasta que recibí una llamada en el celular de mamá.
Al contestar me llevé la sorpresa de lo que me decían al otro lado de la línea. Uno de los tíos de mi padre, y quién era uno de los familiares más allegados a nosotros había podido dar su último respiro a las siete de la mañana.
No podía creer la noticia que me acababan de contar y por lo pronto respondí un "Gracias por informarnos. En cuanto lleguen mis padres yo les comunicaré enseguida" y colgué sin decir algo más consolador. Aunque haya sonado fría, la verdad era que en el fondo no podía ocultar la tristeza de lo que me habían contado.
Se supone que hoy tenía que ser genial y maravilloso, mi sobrino concretaba en este día uno de los sacramentos de la iglesia, la Confirmación, y por lo tanto era un motivo de celebración, pero las cosas nunca son como uno quiere que sean. Siempre hay algo que cambia, algo que llega en los momentos más inesperados.
No tardé en decirles a mis padres de la noticia y para ellos fue aun peor la desdicha.
En el transcurso del día optamos por seguir como lo habíamos planeado y en la noche partir al sepelio de nuestro querido tío.
La celebración se dio como se lo había esperado, pero nos faltaba algo, nos faltaba esa alegría que nos caracterizaba, sin embargo, era imposible conseguirla en dadas circunstancias.
Al llegar la noche partimos hacia donde nos esperaba el ser sin vida, y quien en un momento pudo ser la persona más divertida y llena de vida.
El lugar al que nos dirigíamos no era el más cercano, al contrario, quedaba a una distancia considerada, por lo que llamamos a un taxi para que nos llevará a nuestro destino.
A unos veinte minutos de haber salido de nuestro hogar un vehículo buscaba la forma de rebasar el taxi en el que íbamos y en determinado momento... No sé cómo ni cuándo, éste pasó a lado de nosotros a toda velocidad ocasionando que los frenos le fallen y empezara a dar vueltas justo en frente de nosotros.
Todo fue como en cámara lenta, vi las vueltas del mismo y el sonido que producían las llantas al internar frenar. Cerré los ojos escuchando en mi mente lo que se venía después. Mi padre le dijo al conductor "No te detengas, continúa porque si lo haces se nos viene encima" su voz era angustiante y el miedo empezaba a apoderarse de mi. Mi mamá me abrazó y mi hermano que iba en el asiento de adelante solo pronunció un "¡Cuidado!".
El sonido de las llantas aun me dan vueltas en la cabeza, en ese instante mi pecho se contrajo y respiré profundo como si mi alma se me hubiera escapado y regresado por primera vez en mi existencia.
El golpe que tanto esperé se hizo eterno, pero éste nunca llegó. Habíamos corrido con suerte o tal vez fue un susto más al diario de mis experiencias. El vehículo que tuvo el descontrol quedó sin movimiento en una vereda, y también corrió con la suerte de no pasar a peores.
Nosotros solo continuamos nuestro camino con el susto en las manos..."Vivimos una segunda vez".
No podía ser normal este día como predije en un principio. Nada es normal, en la vida de cada persona. Cuando llega una desgracia las demás continúan llegando como si fueran reversa en el juego del uno.
Este día nunca se me olvidará, la noticia de mi tío, la tragedia que casi vivo, nada... Nada olvidaré.
Las recordaré por cada minuto que dure mi existencia, por cada estrella que vea cada noche y por cada día que viva, prometo que nunca podré olvidarlo.
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Diarios del alma ||TERMINADO||
PoesíaPoemas que expresan los sentimientos más profundos del alma. Muchos hemos pasado por ciertos momentos difíciles de la vida, en los que no sabemos como contarle al mundo nuestros delirios, pero es entonces cuando nace nuestro deseo de entender y expl...