Capítulo Cuatro

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—Jum, típico de esta escuela, en fin, seré tu guía nueva compañera, a final de cuentas estás en mi grupo, por cierto, soy Daniel Hernández Trejo o sólo Daniel o Danny —se presentó ofreciendo su mano, la estreché unos segundos antes de caminar junto con él en la dirección correcta.

—Danna Barces Rinalde o sólo Danna —me presenté.

—Júralo, tú eres la famosa Danna Rinalde —miré a mi compañero extrañada y negué.

—No creo ser famosa, pero si soy Danna Rinalde

—Oh es que, mi amigo Pablo al que creo conociste el viernes habló mucho de ti, eres prima de Genaro, ¿no?

—Síp ¿lo conoces?

—Algo así, del viernes solamente, mi... amiga Karly me dijo que juega basquetbol en la universidad

—Creo que sí —confesé.

—Espero te guste el grupo, ya vamos un poco tarde pero estoy seguro de que encontraremos un asiento que te agrade, este semestre algunos nos abandonaron, entre ellos mi... amiga Karly —la nombró de nuevo, lo miré un breve segundo y me sonrió amigablemente, sí, para mí seguía pareciendo confiable.

—¿Acaso fueron de intercambio? —curioseé.

—No, a veces los exámenes finales nos merman pero eso es rara vez y bueno en el caso de Karly fue por el trabajo de sus papás —informó—; llegamos —anunció deteniéndose frente a una puerta abierta de madera, dentro del salón ya había varios grupitos conversando animadamente, me dejó entrar primero y ofreció cualquiera de las bancas disponibles, sinceramente, él me caía bien.

Antonio.-

El lunes llegué un poco más temprano de lo normal a la escuela, ya que el semestre pasado gracias a que me demoré un poco, tuve que sentarme frente al escritorio del profesor casi una semana entera, de las peores en mi existencia ya que no podía dormir un poco si quiera sin que los maestros lo notaran. Así que me acomodé casi al final de la fila ubicada a mitad del aula, aparté algunos lugares más para mis amigos y me distraje unos segundos en mi celular hasta que Manuel me devolvió mi mochila con la que había apartado su lugar, le di una rápida mirada a mi amigo que llevaba una lata de bebida energética en la mano y una cara de cruda moral que a penas y podía con ella.

—¿Quieres? —ofreció levantando un poco la lata en su mano. Negué.

—¿Qué demonios te pasó?, ¿olvidaste que hoy regresábamos a clases?

—Nop, sólo se me fue el tiempo —se encogió de hombros y comenzó a saludar a las personas que comenzaban a llegar. Todos comenzaban a hacer acto de presencia menos Daniel y Carlos, estaba decidiendo que si no llegaba en dos minutos dejaría de apartar su lugar y los dejaría buscar un asiento por su propia cuenta, porque claro, esos eran mis grandes preocupaciones, hasta que Sofía entró de la mano de Omar, se sentó al frente del aula y simplemente él no la dejaba ni unos segundos sola. Era molesto.

—No me digas que él pidió su cambio de grupo —murmuré a mi amigo. Manuel los evaluó unos segundos y negó firmemente.

—No creo, sería mucho, saben que estás en este grupo y... qué está haciendo ese adefesio —se interrumpió mi amigo, su mirada ahora estaba en Daniel y la chica bonita que lo acompañaba a la que parecía estar explicándole algunas cosas.

Aunque Manuel tenía razón, se suponía estaba enamorado de Karly, incluso si ninguno de los dos lo aceptara abiertamente. Daniel nos saludó con la mano en alto y por la cara de la niña a su lado apareció algo como un poco de reconocimiento cuando nos miró.

Mentiras de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora