-Pues el virus ha sido contagiado en varias partes de Madrid, aguardad en sus casas, guardad comida y los suplementos necesarios para sobrevivir al menos cuatro semanas sin salir de vuestras casas. Los objetos necesarios serán entregados casa por casa por nuestros oficiales el día de mañana-
Ya llevamos cuatro días encerrados en casa, no he sabido nada sobre los chicos, y sobre todo de Willy. Él vive al otro lado de Madrid, lo que no me gusta porque ese es el lado más afectado por el virus.
¿Cual es el virus? Pues el virus es el R7T KesTe, osea, muertos vivos.
-¡Samuel!- oí gritar a mi padre al otro lado de mi casa, fui caminando rápidamente y lo vi sentado en la cama, con una radio en la mano con la cual estábamos escuchando el mensaje anterior.
-¿Que paso?- pregunté en susurro, aunque nadie escuchaba además de mi madre.
-Se agotaron las baterías- dijo y suspiró, mirándome con decepción.
Esta radio era nuestra única esperanza de sobrevivir.
Me asomo por la ventana y los veo, caminando lenta y de forma temblorosa, haciendo movimientos bruscos con las manos y cuello, otros arrastrándose, y entre ellos mi vecina, sentada al lado de una papelera, ya muerta.
Son todos zombies.
Intento como puedo, pero no puedo comunicarme con nadie, twitter ni facebook, ya doy a todos por muerto, pero a Willy, es que no puedo.
Ya, estoy decidido. Tomé el palo de la escobilla, que me llegaba por el pecho, tomé un cuchillo carnicero y con cinta adhesiva lo pegué al palo, formando una lanza.
Unas revistan de cien o más hojas, las enrollé en mis brazos y piernas, lo pegué con la misma cinta adhesiva y me puse mi casco de la bicicleta.
Abro la puerta y escucho los gritos detrás de mi padre y madre„ les digo que iré a buscar baterías y volveré pronto, y cierro la puerta a mis espaldas.
Bajo en silencio, la única experiencia que tengo en esto es en los videojuegos, los zombies son atraídos por el sonido, tengo que estar en silencio.
Llegué al primer piso y abro la puerta, veo los zombies caminar tontamente y camino rápido y seguro detrás de las plantas que habían fuera de mi edificio.
Respiro aceleradamente, caminando entre gente muerta y muertos vivos, menuda realidad.
Caminé ya un kilómetro, creo, ya estoy lo bastante lejos de casa como para volver con las manos vacías, me esta dando hambre, y a lo lejos veo un local.
Corrí al local y vi lo que había por fuera de la ventana, vi unos sándwiches, que se veían deliciosos.
-¿Ahora como entro?- pregunté para mi mismo en voz baja, y rodeo el lugar sin encontrar una puerta que este sin candado.
-¡Psst!- escucho detrás mío, me giro y no hay nadie.
-¡Psst!- escucho de nuevo, miro detrás del arbusto y veo a un chico, me acerco rápidamente y a mi suerte, ¡Era Willy!
-¡Willy!- dije y lo abracé, el correspondió.
-¿Qué haces aquí?- me preguntó preocupado.
-Iba a buscarte- dije honesto, él me miró con cierta ternura y luego mis tripas sonaron.
-¿Tienes hambre?- preguntó mirándo mi tripita.
-Si, mucha, llevo horas sin comer nada- contesté.
Se levantó y fue hacía la ventana del local, tomó mi lanza y la estampó contra el cristal con una fuerza inimaginable, rompiéndolo y entrando por la ventana rota, como si no hubiera pasado nada.
-¿Y eso?- pregunté asombrado, el se encogió de hombros y tomó los sandwiches que había visto yo, salió y me dió uno.
Caminamos con cautela entre los muertos y encontramos una casa abandonada, en la que entramos y nos sentamos para disfrutar de nuestra merienda.
-Es igual a los juegos, ¿No?- dijo riendo y asentí
-Si, pero más terrorífico- dije y ambos reímos.
-Yo iba a buscarte a ti, Samuel- dijo mirándome de una forma segura.
-¿Por qué?
-Por que estaba preocupado tío, el sur de Madrid esta lleno de zombies, peor que el norte, donde estamos todos- dijo mirándome serio
-Yo no sabía, pensaba incluso que era al revés y que ustedes estaban en peligro- dije y dí otro mordisco al pan.
-Pues en el norte de Madrid hay hasta electricidad- dijo.
-Pues, vamos- dije y me levanté, extendiendo mi mano a Willy y lo ayudé a levantarse.
Caminamos afuera y fuimos al norte de Madrid, donde debe estar todo bien, hablamos temas varios durante medio camino.
Mientras caminábamos por una carretera vacía, un zombie se asomo por nuestra derecha, cogiendo a Willy.
Él gritó muy fuerte, llamando la atención de otros zombies.
Tomé mi lanza, la alcé al aire, pero se movían demasiado, a lo lejos veía a los zombies acercarse lentamente.
Willy luchaba con el zombie y yo pateaba con mi pie, pero éste seguía sobre Willy.
O lo mataba el zombie, o yo mataba el zombie, o mi bendita puntería le daba a Willy.
Levanté mi lanza con ambas manos, cerré los ojos, escuché un grito de Willy, y fuertemente la bajé. Sentí como traspasaba carne, pero no me atrevía a abrir los ojos.
Silencio.
Abro los ojos y veo que mi lanza atravesó al zombie, suspiro aliviado.
-Willy- digo y me mira, su cara estaba roja, sus manos temblaban.
-Veg-vegetta, dijo y quitó el zombie de encima, mostrando su cuerpo completo, pero no encuentro nada.
-¿Que pasa?- pregunto mirando detenidamente cada parte de su cuerpo.
Levantó su polera, dejando ver su estómago, una mordida.
-No.. No Willy, no puedes convertirte, ¡No!- dije y lloré.
-Vegetta, mátame- dijo y me miró.
-No, no puedo- dije y todos los zombies alrededor se acercaban poco a poco.
-Hazme el favor, no quiero ser uno de ellos, quiero ir al cielo, no encerrarme en mi cuerpo, por favor- dijo y lloró, lo abracé.
-No puedes, te amo Guillermo- dije llorando y mis lagrimas caían en su remera, el me acariciaba mi espalda.
Los zombies se acercaban.
-Vegetta, te amo- dijo. Nos miramos a los ojos, al punto de acercar nuestros labios y juntarlos en un beso apasionado, sabíamos que era el primero, pero a la vez el último.
-Mátame- dijo, tomé la lanza con lágrimas en los ojos, miré a mi alrededor a los zombies, en un minuto nos devorarían.
Me levanté.
-Lo siento- dije llorando, él me miró y cerró sus ojos.
Alcé la lanza sobre su pecho, y con fuerza lo incrusté en este, justo en el corazón. La saqué al momento y la sangre recorrió un trayecto en el suelo.
Puse la lanza sobre mi cabeza, la punta hacia abajo tocando mi cuero cabelludo.
Lágrimas recorrieron mi cara, y uní la confianza, Willy está esperándome.
Los zombies estaban a pasos de mi, y con fuerza enterré la lanza en mi cabeza, muriendo en el acto.