Eclipses

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- Los dos dioses visitaban el mismo prado a la misma hora de la noche, creaban arte al mismo unísono, pero no sabían de la existencia del otro. Sabían que existían unas cuantas docenas de dioses, y un puñado de hombres perfectos.

Él iba a esa hora porqué disfrutaba de la cruda frialdad de la noche para componer su música. Nunca usaba instrumentos, solo cantaba junto con el viento. Él amaba un lugar en particular para estar: abajo del gran abeto, donde todo el prado alrededor estaba lleno de rosas... "¡ah! La exquisitez de el aroma a rosas por la noche, con el viento que trae secretos y aullidos, que viene y se lleva algunos de mis propios secretos..."

Ella amaba ir de noche por la luna, y la oscuridad. Había algo en el prado de las rosas que le encantaba, de hecho ya tenia marcado donde se sentaba a crear estrellas; ella iba ahí porqué pintar a las estrellas era su pasión: ¡ella volaría con las estrellas alguna vez! Pero siempre le pareció una tortura muy cruel que mientras ella pintaba el firmamento, jamas podría tocar las estrellas.

Ella jamas intentaba buscar al autor de la música que oía cada noche mientras pintaba, pero aun así esas canciones la hacían sentirse de una manera diferente, especial... se había enamorado sin darse cuenta, enamorada del autor de esa música. Y cada estrella para ella representaba una canción diferente que había oído ese día.

Se encontraron después de 20 años de ir al mismo parque. En diciembre: ese día se quedaron estupefactos, sin palabras; él tomo la compostura primero y dijo "buenas noches", de la manera más natural que pudo. Ella solo sonrío y le hizo un gesto de "hola" con la mano. Se fueron a sus respectivos lugares, pero no tenían inspiración para trabajar en ese momento; la curiosidad los invadía. Ella fue la primera en voltear varias veces en todas direcciones: "¿Donde estará? ¡Debo pedirle que cante, como todos los días! Necesito de su voz para pintar. Para crear la belleza que hago siempre que lo escucho."

<< su belleza es incomparable, ¿será acaso otra diosa? -recapacitó y dijo- ¿quizá sea la única diosa real? >>

No pudo cantarle ni al viento o al abeto, ni a la luna o a las luces en el cielo, quiso cantarle a ella. Pero no sabía nada de ella, solo que era hermosa como ninguna, quizá sea ella siempre la inspiración de toda su música.

La noche se hizo larga, muy larga; pero ella, movida por la belleza de la voz de él, fue la primera en acercarse. Se sonrieron mutuamente al verse de nuevo.

- Eres tu acaso el que canta todas las noches? -preguntó ella con un brillo especial en sus ojos- Tú me inspiras a pintar el firmamento con luces y más luces, miles de figuras que yo formo con la belleza incomparable de tu voz como inspiración; yo llamo a estas luces estrellas. Las estrellas tienen una belleza intangible pero inspiradora, como tu voz...

- Si, yo soy el autor y cantante de esas melodías tan diferentes que escuchas cada día; me siento muy complacido de que una belleza como tú se sienta extasiada por mi música. Me siento halagado.

- ¿Podrías cantar alguna canción para mi?- se le iluminó la cara al pensar en tener su propia canción.

-Si

Él cantó toda la noche mientras ella lo veía con amor y aprensión,l; y al finalizar su canto ella le enseño sobre esas luminosidades en el cielo, a ella le habían encomendado la tarea de pintar el cielo y a tierra a su antojo, porqué le "faltaba color" y por eso ella creaba y nombraba a esas "estrellas"

7 noches seguidas después les prometieron a los hombres una belleza incomparable en el firmamento, mientras ellos la disfruten.

A la 8ª noche se casaron apresuradamente y abandonaron la Tierra para irse juntos al plano espiritual, solo dejando un último regalo a la humanidad.

Después de esa noche jamas han estado separados, y el verdadero regalo, que dejaron a los hombres para seguir animando sus vidas, serian los eclipses, pues no pudieron pensar en nada más hermoso que tener a la luna y la oscuridad durante el día, y nada mejor que saber que aun en la peor noche puede salir el sol a protejerte. "Mientras nuestro amor viva, existirán las estrellas y los eclipses. No teman a la muerte nunca mientras estén con nuestro favor divino, pues el día que llegue a tocar a sus puertas ustedes han de abrirlas, y marcharse a vivir con las estrellas."

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