Esto está mal

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- ¿Cuánto tiempo? ¿3, 4 años, verdad? - empezó a girar en torno a la chica.

- 5 años - respondió y trató de convencerse de que nadie estaba con ella pero fue imposible, él la acosaba.

- Recuerdo muy bien como me rechazaste, dijiste que no me amabas y que conmigo no veías futuro y que no éramos nada compatibles - la platinada bajo la cabeza, y él se mofo al recordar su anécdota.

- Tenías razón, mírame, ahora soy un exitoso abogado con grandes lujos y poder y tú... Una simple sirvienta - dijo con algo de obviedad en sus palabras.

La platinado sirvió un vaso con agua y respiro profundo, todo lo que decía él era verdad, pero era muy humillante como él tan despectivamente lo decía.

- Señor si ya terminó puede tomar su vaso con agua y retirarse, tengo cosas más importantes que hacer - dijo lo más calmada que puedo.

- Gracias, pero creo que quiero otra cosa - se acercó a Elsa y la tomo del mentón, forzando la a mirarle. - ¿Este es tu uniforme? Que pervertida, ¿Acoso piensas seducirme? -río Tadashi comiéndose la con la mirada, Elsa trató de safarse pero él la tomó de la cintura. - Pues debo decirte que lo estás logrando - intento besar los labios de la chica, mientras su mano iba acariciando la pierna de Elsa por debajo de su falda.

- ¡Sueltame! - trató de gritar, y justo en ese oportuno momento, la voz de la peli roja buscando al asiático estremeció a ambos, rápidamente Tadashi se separó de Elsa y fue directamente con Mérida.

La platinada suspiro aliviada, y actuó como si nada hubiera pasado, al igual que el asiático.

Al caer la noche todos se preparaban para dormir, pero la platinada estaba completamente despierta, imaginando casas bonitas y horribles que podrían suceder ahora en adelante, tembló al imaginarse cosas como: si sufría un aborto, que el bebé nasca muerto o que Hiccup no reconozca el bebé y la despida junto con su hermana. Tenía tantas cosas revueltas en su cabeza que podría estallar.

Eran las 12, imposible que alguien de la familia estuviera despierto, y aún así la perilla de su habitación giro y la puerta comenzó abrirse, un frío recorrió su espalda pero, bajo la guardia al ver que era su hermana Anna.

- Reina me as asustado - confesó la platinado.

- Lo siento, no fue mi intención - se disculpó.

- ¿Cómo van? ¿Se sienten bien? - preguntó con una sonrisa comprensiva en su rostro.

- Sí estamos bien, gracias - le sonrió

- ¿Por qué estas preocupada? - dijo Anna acercando se hasta su hermana.

- Solo me preguntó... Cuándo más falta para el regreso del señor Haddock - admitió.

- ¿Quieres darle la buena noticia al señor? - preguntó.

Sin notar que la platinada se había vuelto como un tomate, miro a su hermana y negó con la cabeza, esperanzada a que la sesión de preguntas terminará, pero no.

- Sí es el caso, ¿Te atrevería a decirle? ¿Crees que estaría bien? - preguntó insistentemente.

- La verdad no... Es difícil... solo quiero algo de paz en nuestras vidas... ¿Acaso es mucho pedir? - dijo Elsa con las lágrimas cayendo de su frágil rostro.

- No es tu culpa, simplemente no es el momento para cambiar las cosas - dijo Anna abrazando muy  fuerte a Elsa.

- Tengo miedo - dijo la platinada, la castaña la miro con compresión. Le prometió que siempre la apoyaría pase lo que pase.

YO NO ELEGI MI DESTINO (hiccelsa +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora