Capítulo 5. Remembranzas

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—¡He llegado a casa! —anunció cerrando tras de sí la puerta, se tomó unos minutos para poner los seguros que custodian la entrada. Se quitó el saco negro poniéndolo en su brazo mientras caminaba hacia la sala con la idea de sentarse unos segundos antes de ver que había de comida con el maletín en mano se dirigió a la sala para sentarse unos segundos y descansar un rato. Sin embargo, le sorprendía el extremo silencio y el que nadie haya salido a recibirla como era costumbre— Esto sólo puede significar que Spirit...

En pocos pasos, ya estaba en la sala observando a su marido dormido en el sofá emitiendo leves ronquidos. Tenía un libro sobre la cara que probablemente había estado leyendo junto con su hija. Si ella pensaba que el estar metida en los archivos de la escuela fue difícil, no podía compararse con lo que debió pasar él lidiando con la pequeña Maka.

Dejó a un lado sus cosas y se le acercó con cuidado para quitarle el pesado objeto. Sus pupilas cerradas y la pausada respiración que emitían le comprobaron que estaba en un placentero sueño. Sonrió con ternura depositándole un breve beso en los labios.

Bien, su objetivo había cambiado. Primero le daría un vistazo a su hija.

—Mi niña... —susurró entrando a la habitación de la pequeña en la segunda planta de la modesta casa. Se acercó con sigilo a la cama con forma de nube— ¿Eh? ¿Maka? —Se sorprendió al ver que nadie estaba ahí, la sábana incluso estaba ordenada. Volteó para buscarla pero obtuvo el mismo resultado.

Los latidos de su corazón se aceleraron, Spirit estaba solo en el sofá.

—¡Maka! ¡Maka! ¿Dónde estás cariño? —clamó su nombre bajando a prisa a la planta inferior para buscar en la cocina y en los baños. Sus exclamaciones despertaron a Spirit.

—¿Kami? Ya llegaste amor, bienvenida a casa.

—¡Maka! ¡Responde! —La mujer lo ignoró pasando a su lado para revisar debajo de los muebles ante la confusa mirada de su marido

—¿Eh? Kami ¿Qué pasa, por qué gritas? —preguntó él bostezando.

—¡No encuentro a Maka! —Le contestó girando a verle con el temor reflejado en sus ojos esmeraldas.

—¿Maka? Oh vamos, si ella está aquí con... —movió su mano para tocar el menudo cuerpo de su hija que se había quedado dormida junto a él leyendo, pero en su lugar solamente tocó los cojines— No puede ser. Juro que ella estaba en mi lado.

—¡Pues no es así! —Le respondió exasperada al borde de la desesperación, no encontraba a Maka por ningún lado— ¡¿Cómo pudiste dormirte sin llevarla a su cuarto?!

—¡Estaba segura conmigo!

—¿Así? ¿Y dónde está? ¿¡Dónde está mi hija!? —exigió elevando la voz. Sabía que no tenía la culpa totalmente, pero no podía evitar asustarse.

—Se despertó antes... n-no me di cuenta. L-lo siento —respondió lastimeramente Spirit levantándose presuroso del lugar.

—Discúlpate después de que la encontremos. Por favor ¡Sólo tiene seis años!

Kami volvió a la búsqueda de la niña llamándole por su nombre y Spirit aunque seguía conmocionado y arrepentido no tardó en ayudarla también yendo hacia los pisos superiores, aun con la poca posibilidad de que la pequeña pudiese llegar hasta ahí sola.

—¡Maldición! ¡Makita responde! —La mujer se detuvo en la cocina con la respiración agitada. No estaba teniendo éxito. Entonces una idea cruzó su mente y casi quiso darse una palmada por su estupidez. Cerró los ojos concentrándose y después de unos segundos logró ubicarla, giró rápidamente para observar el lugar por dónde había salido— ¡Spirit al patio!

Soul Eater InsanityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora