Capitulo 24 (Final)

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El día de la boda había llegado. Aún no estaba lista para todo lo que sucedería hoy, el agente de la policía quedo formalmente en asistir a la boda y encargarse de la seguridad del evento, quería mantener vigilada a Pia.
La ansiedad me tomó por sorpresa y no me quise levantar de la cama. No podía dejar de pensar que tal vez las cosas no salieran como deberían y eso me aterraba. Desde muy temprano llevaron el vestido que llevaría a la boda, Sarai había dejado órdenes a un equipo de maquillistas para que fueran a arreglarme y de paso a mi tía también. Era invierno y estaba haciendo frío así que levantarme de la cama no era prioridad. Estaba echa un ovillo bajo las cobijas mientras trataba de borrar todas mis preocupaciones de mi mente.
La casa de mí tía se había vuelto más cálida. Mis padres habían llegado de visita y yo estaba feliz de tenerlos cerca, cuando escucharon de la boda de Piero se quedaron sorprendidos, no lo esperaban.
Una notificación de mensaje me saco totalmente de mis pensamientos, al verlo vi que era Pía:
"NO OLVIDES LLEGAR TEMPRANO, ENTRARÁS CON PIERO. BUEN DÍA QUERIDA".
Me dio tanta rabia que aventé el celular lo más lejos posible, aún en el día de su boda no se cansa de hacer mal.
En aquel momento entró mi madre con una bandeja de comida, se sentó a mi lado y me acaricio suavemente la cabeza.
-Anda cariño, ya es hora de levantarte- habló mi madre con una voz tan dulce.
-No quiero madre, quisiera quedarme acostada hoy- respondí mientras la miraba fijamente.
Mi madre sabía exactamente que está sufriendo aunque no lo expresara, le había explicado todo y se lamentó por no estar conmigo en cada problema. Después de un tiempo termine mi desayuno y ya estaba lista para el gran día. En aquel momento entró de nuevo mi madre y me dijo que el padre de Pia quería verme y me esperaba abajo, sujete mi cabello con una liga y baje junto a mi madre.
-Señor Pietro, buenos días ¿que lo trae por aquí?- dije al verlo y lo invite a tomar asiento. Mi madre se ofreció a traernos un café y nos dejo solos.
-Ya pasaron muchos años desde la última vez que te vi y lamento que mi hija halla causado tantos problemas- habló el padre de Pía.
-No se preocupe señor, yo no guardo ningún rencor- contesté mirándolo a los ojos.
-Estoy tan apenado por todas las cosas que Pía hizo contra ti, me entere gracias a mi esposa, ella trabaja en el hospital donde estuviste, mi hija nunca cambio ni cambiara- habló el señor Pietro, mi madre llegó con dos tazas de café y las coloco en la mesa de centro y después se retiró.
-Pensé que usted había dado su consentimiento para que Pía saliera del psiquiátrico- comente mientras tomaba la taza.
-Jamás di mi autorización, mi ex mujer la ayudo a escapar y desde ese momento las cosas se complicaron, con tu llegada su trastorno creció más- dijo el padre de Pía.
-¿Vino hasta acá a decirme que todo es mi culpa?- pregunté un poco molesta.
-No, no fue esa mi intención. Pía se convirtió en una chica que no conozco y sólo quería decirte que te ayudare a entregar a mi hija- habló Pietro con seguridad. Al escuchar aquello mi corazón se quebró, aquel hombre estaba dispuesto a entregar a su hija con la esperanza de que cambie.
-¿Señor usted está consciente de lo que dice?- pregunté.
-Por supuesto, lo pensé anoche al verte salir con Piero, mi hija está obligando a Piero a casarse con ella, no quiero que nadie más sufra ni siquiera mi hija- respondió, después le dio un sorbo a su café.
-Lo entiendo señor Pietro, entregar a Pía a las autoridades correspondientes es lo mejor. A pesar de todo el daño que ha hecho yo quiero lo mejor para ella, téngalo presente Pietro- dije y le regale una sonrisa.
La sala estaba en calma, el señor Pietro se había marchado ya y sólo yo estaba sentada en la sala mientras me terminaba el café, en aquel momento llegó Sarai y su equipo de estilistas, rodee los ojos porque sería un caos.
-¡Así que vino el padre de Pía!- habló Sarai mientras entrábamos a mi habitación.
-Así es, sentí tanta pena por el, está poniendo a su hija en las manos de la policía, eso no es sencillo para ningún padre- comenté sentándome en mi cama.
-¡Pobre hombre! Aún tiene la esperanza de que cambie la loca esa- dijo Sarai.
-No la llames así, se que hizo mucho mal pero merece nuestro respeto- dije mientras me sentaba frente al tocador.
Después de un rato los estilistas comenzaron a hacer su trabajo y aunque pedí algo sencillo Sarai ordenó que me arreglaran como si la novia fuese a ser yo. Sabía que la ocasión lo ameritaba pero no a tal punto.
Pasadas algunas horas ambas estábamos lista sólo faltaban los vestidos pero confiaba en el buen gusto de Sarai, en eso entró mi madre también lucía hermosa, aunque a mi me parecía de lo más extraño que Pía hubiese invitado a mi familia. Mi madre me entrego una cajita roja, según era un regalo de mis padres y querían que lo usara para la boda. Después de darme el regalo salió de mi habitación y dijo que nos estarían esperado en la sala para irnos.
Cuando llegaron los estilistas con los vestidos nos dispusimos a vestirnos y como era de esperar los vestidos eran magníficos.
Sarai sabía que el color favorito de Piero es el rojo así que eligió un hermoso vestido de ese color:

Él (Segunda Temporada)[TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora