Llegué muy tarde en la noche, al abrir la puerta se escuchó un agudo sonido por la falta de aceite, al ingresar me encontraba caminando por el oscuro pasillo en un silencio abundante, intentando llegar a las escaleras al final del camino para así dirigirme a mi habitación de manera desapercibida, tal y como un fantasma. Sin embargo el silencio no estaba de mi lado, puesto que en cada paso se escuchaban crujidos de la vieja madera del piso astillado, crujidos los cuales rebotaban en las paredes, haciendo así sonidos más intensos y desagradables.
Derramando gotas de sudor en cada paso debido a la desesperación de no poder terminar de cruzar el pasillo, finalmente lo conseguí, apenas llegué mi alma regresó a mi cuerpo y volví a respirar de manera liberadora. Tranquilamente subí las silenciosas escaleras y fui a parar a mi habitación, abrí la puerta con total cuidado para entrar y la cerré de la misma manera. Me senté en mi cama, con la vista hacia la ventana observando la maligna noche hasta que esta misma empezó a llorar de sus grises nubes, desahogandose en cada rayo.
Me fui a recostar a la cama, cuando de pronto se abre la puerta y alguien ingresa, entonces se me ocurrió que lo mejor sería hacerme al dormido, unos instantes después una mano presionaba mi cuello dejándome sin aire y la otra cubría mi boca para ahogar mis gritos. Mis ojos se exaltaron pero de nada servían en plena oscuridad, cuando me encontraba al borde del desmayo por falta de oxígeno entonces me suelta, lentamente voy recuperando el aliento respirando pausadamente. Observo alrededor de la habitación muy detenidamente pero no se encontraba nadie, solo sombras de mis muebles. Seguido de eso empieza a sonar una música muy relajante, apenas la escuché la pude reconocer, la canción era hermosa, pero evocaba recuerdos tristes en mí.
Una simple y hermosa canción era la tortura más grande, no sólo para mis oídos sino para mis sentimientos, y mis más dolorosos recuerdos. El tiempo pareciera congelado, cada minuto era eterno, mis ojos se cristalizaron, por cada nota que escuchaba era una gota de sangre derramada por mis ojos. Poco a poco la canción tenía menos volumen, lo que significaba que estaría a punto de terminar y así fue, cada vez un sonido más leve hasta que al final ya no escuché absolutamente nada, nuevamente el estresante silencio se hizo presente.
Aun petrificada por este suceso, me tomó un largo momento volver a reaccionar. Sin embargo ahora está fría noche se convirtió en un martirioso infierno, más mis pensamientos consumió esta bella canción, la cual sin preguntar se apoderó de mi mente y me causó un atormentoso insomnio por el resto de la noche. Esperé ansiosamente el nuevo día suplicando que no sea como el anterior, para así al menos intentar tener una vida tranquila a la luz del día, y tener fuerzas para soportar la cruel oscuridad de la noche.
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Atado Al Sufrimiento
HorrorUn hombre que noche tras noche intenta sobrevivir... cada que el sol desaparece, su probabilidad de vivir es mínima. Sin embargo aquello que lo atormenta desde el primer día, aun lo persigue, es invisible pero es parte de él. La única manera de term...