18O116. irreconocibles

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cada vez que vuelvo, me siento vulnerable, débil, estúpido. solo. irritable. inútil.

no necesito más que unas cinco horas para llegar a mi límite, al nerviosismo, a las ganas imperiosas de volverme a mi casa —o mi "nueva casa"— y alejarme de todo lo que me aflige. un rato más y he sido capaz de alejarme con el solo fin de calmar los síntomas de ansiedad.

es increíble cómo el dolor de un corazón, la pena de una persona, la angustia, puede pasar desapercibida ante los ojos de seres tan allegados. sería fácil pensar que aquel despiste se le atribuye en su mayoría a los desconocidos, a los ajenos, a quienes no forman parte del problema. gran error; pues a veces la realidad es, incluso, totalmente opuesta a ese "sentido común" de la cercanía con el otro.

por si no lo sospechabas siquiera, felicidades, ya sabés la verdad: a más nos conocemos, menos nos reconocemos. otra de las razones por la que los humanos somos tan curiosamente aborrecibles y pedantes entre nosotros mismos.

tacho de basuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora