Ámbar lo vio y al instante supo que le gustaba.
Alto, de cabello marrón, espalda ancha, brazos y muslos vigorosos, abdomen marcado, mandíbula afilada y ojos oscuros. Esas eran las vistas que su nueva perdición representaba.
Simón Álvarez era el nuevo empleado que había llevado su madrina y por primera vez, se alegró de dejarla a cargo de contratar la gente de su mansión.
El hombre de apenas 21 años estaba podando el césped del jardín trasero con el sudor resbalando por su frente. El día estaba sumamente soleado y caluroso, haciéndole querer sacarse la camiseta para poder recibir al menos algo de aire fresco, pero era demasiado tímido para hacerlo así que sólo se aguantaba el calor para apresurar su trabajo, tratando de terminar lo antes posible para ir por un vaso de agua helada.
Lo que nunca se esperó, era que apenas desconectara la máquina y se volteara para adentrarse a la vivienda, una linda rubia estuviera detrás suyo con una sonrisa matadora y una botella de agua en la mano. El chico dio un respingo del susto y se coloreó al instante cuando escuchó la melodiosa risa de la contraria.
—Lamento haberte asustado, no era mi intención —sonrió en el intento de calmarlo—. Me presento, soy Ámbar Smith, un placer —dijo amable y lo miró detenidamente.
De cerca era aún más guapo.
—Simón Álvarez, un gusto —mencionó, intentando calmar su acelerado pulso y haciendo una reverencia que, de lo torpe que era, delató sus nervios de inmediato y la joven volvió a reír.
—Ten —le dio la botella—, debes estar sediento.
Y si no fuera porque realmente lo estaba, él no la habría aceptado.
—G-gracias —susurró cohibido, bebiendo de la botella y sintiéndose pequeño ante la intensa mirada que su jefa le brindaba.
Agachó los ojos y, en el transcurso, miró disimuladamente a su acompañante, contemplando la belleza exótica que tenía en frente. Álvarez fue tan discreto, que la rubia realmente creyó que no había conseguido ni una vista de reojo de su parte y se sintió instantáneamente mal. Quería seducir a su nuevo empleado pero si éste no demostraba ni un mínimo de interés por siquiera fijar sus ojos un segundo en su persona no podría hacerlo. Y el tema era que Ámbar estaba acostumbrada al prototipo de hombres descarados, que se mordían el labio al verla y seguidamente la acorralaban contra la pared más cercana para manosearla.
Y ahí estaba Simón, contemplando ahora el patio que había quedado impecable y bebiendo serenamente de su botella sin inmutarse ante la cercanía de su persona.
La charla había quedado en ese patético intento de agradecimiento y Smith no sabía cómo seguir, si irse de allí o quedarse y tratar algo más. Y Simón, bueno, él se encontraba demasiado avergonzado como para soltar alguna palabra. Había tartamudeado e incluso sonrojado, esas eran razones suficientes para sentirse imbécil y no querer encarar a su acompañante.
—De acuerdo... —Ámbar carraspeó, intentando llamar su atención—. Yo estaré en mi despacho, por si necesitas algo. Si requieres un recorrido por la zona o simplemente una duda carcome tu cabeza, no dudes en acudir a mí —rió, mostrando todos sus dientes y elevando sus mejillas, dándole un aspecto sumamente adorable. Ella no se dio cuenta pero el chico tragó duro y volvió a tener un color carmesí en sus mejillas que disimuló rápidamente—. Adiós —hizo un movimiento de mano, despidiéndose y dándose vuelta para dirigirse a la mansión.
Empezó a caminar y movió sus caderas a propósito, haciéndolo con sutileza para que su trasero se balanceara sensualmente. Contó internamente hasta 5 para mirar hacia atrás y ver si su típico truco de ligue había funcionado, más se decepcionó enormemente al ver al castaño dado vuelta y acomodando con sumo cuidado la máquina en su lugar correspondiente. Se sintió indirectamente rechazada, y un poco triste, fue hasta su oficina para ver si su trabajo la despejaba un poco.
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Empleado ➳ Simbar OS©
Short Story❝Donde Ámbar es la dueña de los terrenos Smith y Simón su tímido subordinado.❞ ✋Historia original. Prohibida su copia o adaptación. ✎ Lenguaje explícito. ✎Regalo para @MagachiiDixon. ✎Publicado el 25 de abril de 2018. Leer baj...