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Cuando abrí la puerta, me dí cuenta de que era nada más, y nada menos que Ben.

— ¿Qué quieres, Ben? —pregunté en voz baja, desanimada, dejándolo con la palabra en la boca. Tomé el libro, y lo escondí, no sé por qué, simplemente lo hice.

— Quería. . . —pausó dudoso— ver como estabas. —susurró entrando a la habitación, cerrando la puerta tras él.

— Estoy bien. Gracias. —susurré de mala gana. No lo saben los demás, pero Ben me coqueteó todo el día. Para ser un niño, es muy coqueto.

— Eso me alegra. —murmuró con algo de frialdad en su voz, a él no le gustaba que le hablara de esa manera. No le daría lo que quería.

— ¿Y Sally? —pregunté curiosa. Él siempre está con Sally, y es raro que me haya venido a tocar la puerta sin Sally.

— ¿Ella?, creo que se fue con Slendu a dar una vuelta por el bosque. —explicó, mirándome fijamente. No entendía por qué lo hacía, ese tipo de miradas me ponía nerviosa. Digo, no es que me emocione tanto.

— Bien, entonces. ¿A qué viniste? —pregunté, directo al grano, subiendo mis piernas a la cama con cuidado, toda una dama.

— Yo. . . —hizo una pequeña pausa, y suspiró con pesar.— Vine a ésto. —en un movimiento rapido, e inesperado, Ben se levantó tomando mis mejillas con algo de brusquedad, para luego, besarme. Cruzar sus labios con los míos hasta más no poder. Trató de introducir su lengua, yo estaba asustada, pero, él era un asesino serial, yo sólo un simple humano, así que le dejé hacerlo. Era asqueroso, su lengua luchó con la mía por el dominio de la otra por casi cinco minutos.

Traté de fingir que me gustaba, pues, si quizás me resistía, podía terminar en problemas, así que rodeé su cuello con mis brazos, y le apegué más a mí. Él ya estaba colocando ambas manos en mis piernas para acariciarlas, se veían sus intenciones. Luego de un largo rato, nos separamos por la falta de aire. Él me observó agitado, sonreía, cabrón. Yo, en cambio, estaba bastante agitada, y tenía los ojos cristalizados. ¿Qué es ésto? , ¿Qué les pasa?

— Ni una palabra de ésto, ¿vale? —preguntó de manera tierna, ya algunas lágrimas estaban rodando por mis mejillas, estaba asustada. Él seguía casi sobre mí, acariciando mis piernas. Mis labios temblaban, tratando de contener el llanto.

— Sí. . . —susurré, con la voz quebrada. Ben sonrió, y plantó otro casto beso sobre mis labios, metiendo su lengua ligeramente entre medio de éstos. Luego de un rato, se levantó, y se marchó como si nada.

Todo pasó tan rápido. Me sentía asustada, tenía muchísimo miedo.

— Quiero ir a casa. . . —susurré, recostándome en la cama, ocultando mi rostro en aquella almohada que había traído de casa. Sin darme cuenta, en medio de mis lágrimas, me había
dormido.

Jeff,¿qué pasó después? [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora