- ¡Vamos! ¡Corre mas rápido, no vamos a llegar a este ritmo! - Gritaba una joven chica mientras corría como si fuera el fin del mundo - ¡Todo esto por tu culpa! -
- ¡Que si, que si! ¡Ya voy! - Le contesta un joven, algo mas mayor que aquella chica, que parecía nada interesado en obedecer a su acompañante y caminar a su ritmo. A diferencia de aquel chico, la joven no parecía nada cansada de tanto correr. La gente de la ciudad miraba a aquellos dos confundidos, y otros asombrados.
''¡Menudos jóvenes, corriendo sin mostrar respeto a la gente!'' Pensaban unos.
''¿Acaso llegaran tarde a la escuela? Reconozco esos uniformes...'' Pensaban otros
''¡Aah, vaya parejita!'' Pensaban algunos.
A la joven no le interesaba nada lo que pensaban de aquella situación. Ella solo tenía un objetivo: Llegar a tiempo a la academia de héroes.
Al joven menos le interesaba, su cara lo decía todo. El solo se disponía de acompañarla, jamas le interesaba ir a la academia. - ''¡Yo ya soy un héroe genial, jamás necesité una maldita academia para entrenar a novatos! Yo solamente voy para... para acompañarte a ti, ¿vale? ¡No necesito clases inservibles!'' - Dijo aquel joven una vez.
Después de varios minutos (aproximadamente 8) de aquella carrera contra el tiempo, consiguieron llegar a la academia. Al parecer no llegaron tan tarde como la joven imaginó, pues aun quedaba gente fuera hablando con amigos. La chica sonrió tras saber que consiguieron llegar a tiempo. El chico solamente se limitó sonrojarse levemente tras aquel acto.
- ¡Woaah, no sabía que conseguiríamos llegar a tiempo! - Dijo en un suspiro. - Y tu... ¡Todo esto pasó por ti! - Dijo girándose hacia el joven, que aun tenia cara de darle igual todo. Él solamente refunfuñó.
Al parecer, por la mañana, aquel chico no paraba de sujetar a la joven para que no fuera a la academia. ''Estas mejor en casa conmigo'', ''No sirve de nada'', ''Tu ya eres una héroe para mi'', le decía de todo para convencerla de que no saliera de casa. Al final, la joven insistía tanto en ir que se llevó a su pareja a clases (incluso si también fuera la obligación del joven en ir, el solamente pasaba de ir).
- ¡Tssk! Mejor ve entrando, ya se va a hacer tarde -
- Diras ''entramos'' - Le dijo, sujetando la mano del chico para llevarle dentro - ¡Ya hace días que no ves a tus amigos! ¡Y a los profesores!
El joven solo se limitó a enrollar los ojos y caminar, mirando a otro lado para ocultar su sonrojo. Joder, amaba a esa chica.
- Tssk, mira que eres tonto... - La joven le detuvo, parándose en el camino. El chico paró para verla, confundido
- ¿Eh? ¿Que dices ahora? - La mira algo molesto - Y mira que te acompaño... yo hubiera preferido estado contigo en casa, mirando alguna película o lo que tu hubieses querido... - El joven desvió la mirada sonrojado. El la amaba con todo su corazón, y hubiera hecho lo que la joven quisiera para verla feliz, incluso si era ir de nuevo a clases por mucho que le jodiera. Es que, joder, ella era hermosa para él.
De repente, bajo la mirada de todos, la joven se coloca de puntillas y, algo sonrojada, besa delicadamente los labios del joven. El chico se sonroja igual que ella, y decidió seguirle el beso. Saborear los labios de su pareja, del amor de su vida, era lo único que le hacía feliz. El joven colocó sus manos alrededor de su cintura y la joven hizo lo mismo alrededor de su cuello. Todos estaban al tanto de aquella escena tan romántica. Lo que todo empezó con un ''Tengo que ir'', pasó a ser un ''Me quedo contigo''.
- ¿Sabes que? - La joven rompió el beso, dejando un poco fastidiado al chico - Tienes razón... Creo que no estaré mejor en otro lugar si es en casa contigo...
- Vaya, ¿Y ahora lo dices? - El chica tomó la cabeza de ella y la acarició lentamente - Si es que yo siempre tengo la razón, y lo sabes, bebé.
La joven se sonroja tras ver que toda la carrera que hizo antes no valió para nada. Ella quería ser una héroe, era su sueño, pero los encantos de su novio solo hace que piense en quedarse en casa con él y hacerlo hasta que toda la casa tiemble.
- No se en que estarás pensando, pero volvamos a casa. Aún habrá tiempo de hacer lo que quería hacer. - Dijo, empezando a caminar hacia su casa. - ¿Vamos, mi hermosa princesa Agapi?
La chica intentando ocultar su sonrojo hacia aquel comentario, corre a su lado para caminar junto a él - Claro, mi príncipe Bakugou -
Ambos caminaron hacia su casa, dejando de lado la escuela y a la gente al perplejo de lo que acababa de suceder. Bakugou rodeó su brazo en la cintura de Agapi para plantarle un beso en la mejilla, y seguir caminando.
hhh