Parte Única

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Hoseok había tenido que contener sus impulsos por unas horas desde que vio a Yoongi sonriendo demasiado feliz a la pantalla de su celular, hablando con Dios sabrá quién. Había tenido que detenerse él mismo cuando Yoongi no escuchaba sus palabras por estar prestando atención al celular mientras reía.

No quería ser paranoico, quería de verdad confiar en Yoongi, pero era difícil.

Se supone que no hay desconfianzas entre ellos, pero también se supone que no hay secretos. Yoongi no debió de haber escondido su celular -de una manera muy obvia, cabe señalar- cuando Hoseok quiso asomarse un poco sólo para ver con quién y de qué hablaba -de una manera discreta, por supuesto.

Lo que Hoseok está a punto de hacer va contra el código de confianza de una relación, va en contra de los valores y principios de cualquier ser humano, pero la curiosidad se lo está comiendo vivo.

Su plan había surgido rápido y la ejecución era demasiado fácil, pero arriesgada a la vez. Lo único que tuvo que hacer fue arrastrar a Yoongi con él a la cama, pidiéndole que tomaran una siesta juntos antes de salir al cine. No había sido difícil convencerlo porque, después de todo, Yoongi en verdad ama las siestas.

Había prácticamente obligado a Yoongi a dormir en una posición en la que nunca lo hacían por el bien de su plan. Y así, con el rostro de un Yoongi dormido escondido en su pecho y su espalda cautiva entre las caricias relajantes de Hoseok, es muy fácil sacar el celular de Yoongi de debajo de la almohada.

En teoría, porque en realidad el brazo derecho de Hoseok está completamente dormido e inmóvil debajo de la pesada cabeza de Yoongi. Su brazo izquierdo sigue acariciando la espalda de Yoongi mientras su brazo derecho se mueve poco a poco, tratando de salir y Hoseok tiene que morderse los labios para no gritar ni reír por estar moviendo su brazo dormido.

Yoongi se estremece cuando su cabeza cae sobre la almohada e instintivamente Hoseok tararea alguna canción de cuna para devolverlo a sus sueños. Con un suspiro, Yoongi vuelve a cerrar sus ojos.

Sin moverse ni un pelo, Hoseok espera unos segundos para asegurarse de que Yoongi está completamente dormido antes de volver a intentar sacar el teléfono de Yoongi de debajo de la almohada. Puede sentirlo en la punta de sus dedos,pero cada vez que intenta jalarlo, lo único que logra es empujarlo más hacia adentro.

Intenta, intenta y vuelve a intentar, pero el peso muerto de Yoongi sobre él hace todo más difícil. Se pega más a Yoongi para poder estirar más su brazo. Yoongi, aún dormido, pasa sus brazos por la cintura de Hoseok hasta estar abrazándolo también. Su cabello queda en las fosas nasales de Hoseok; huele a coco y almendras, un olor que el cerebro de Hoseok ya ha asociado con Yoongi y que nunca falla en relajarlo y ponerlo contento.

Y esta vez no es la excepción. El cabello de Yoongi más la calidez que desprende con su abrazo es tan relajante que tratar de alcanzar el celular de Yoongi ahora parece una tarea completamente irrelevante. Los pensamientos de Hoseok se ahogan en la oscuridad cuando sus ojos se cierran e inhala el dulce aroma junto al que ya se ha acostumbrado a dormir.

Lo próximo de lo que es consciente es de que Yoongi está zarandeándolo para que despierte. "Se está haciendo tarde" es su argumento y Hoseok no cree que sea motivo suficiente para despertarlo de su siesta.

-Hoseok, con todo gusto te dejaría dormir, pero ya compramos los boletos.

Hoseok se da media vuelta y se tapa la cabeza con las sábanas. Yoongi las jala.

-Hoseok -su tono suena como una madre amenazante y es hasta entonces que Hoseok se sienta en el colchón. Yoongi sonríe-. Tu cara hinchada es muy tierna, pero, por favor, ve a lavarte antes de irnos.

Don't You DareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora