capítulo único

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Realmente estaba frustrada.

Había intentado de todas las maneras posibles, incluso utilizando distintas técnicas de estudio para poder comprender: esquemas, subrayado, resúmenes, mapas conceptuales, entre otras cosas, pero aun así no lo lograba.

Esta materia iba a acabar conmigo.

La cuestión es que pronto tengo un examen muy importante que dar y a pesar de que he dedicado todo mi tiempo y esfuerzo en él, no logro obtener los resultados esperados. Pero no es totalmente mi culpa, la causa principal de mi problema se debe a que las letras no son mi fuerte.
Se puede decir que soy una persona de números, puedo pasar horas con ellos y no aburrirme, pero si me asignan algo que se relacione con la escritura, puede que ese sea mi fin.

Como ahora.

Me hallaba en la biblioteca del instituto con la intención de estudiar un poco más de la literatura clásica. Últimamente paso mucho tiempo por aquí ya que en mi casa no hago más que distraerme, y acá, sin embargo, la ausencia de los alumnos que huyen despavoridos a su hogar una vez que finaliza el horario de clases facilita que me concentre.

—¡Arg! ¡Soy una inútil! — Pongo mi cabeza entre mis brazos y siento las lágrimas asomarse entre mis ojos.
Probablemente parezco una llorona, pero la realidad es que no lo soy. Me considero esa clase de persona que se esfuerza mucho en lo que a su educación refiere; quiero obtener un buen promedio en mi escolaridad y a pesar de los esfuerzos esta asignatura opaca el resto de mis calificaciones.

—¿Honor, aún estás aquí? — Levanté la vista y me crucé con la mirada de Nathaniel.
Él siempre es el último en retirarse del instituto ya que realiza las actividades que le corresponden por ser el delegado principal, aunque últimamente no ha hecho más que dirigirse a la biblioteca al finalizar las clases para ayudarme con los estudios, algo que realmente aprecio.

Nathaniel es un chico increíble, si bien a veces puede ser algo tedioso lo considero una gran persona y me llevo muy bien con él. Y puede que también me guste un poco.
Se puede considerar que el único defecto que tiene es su hermana, pero esa no es más que mi opinión.

— Te has quedado más de lo normal. Es tarde, creí que te habías ido.

— Pensé en quedarme un poco más está vez así termino con esta unidad, sin embargo se me hace imposible — le dije con una mezcla de tristeza y frustración.

— Claro que no es imposible, estoy seguro que eres capaz de entenderlo, has avanzado muchísimo en las últimas semanas.

— ¿Eso crees? Creo que lo dices sólo para que no me de por vencida.

— Estoy completamente seguro. — Se sienta a mi lado — Cambia esa cara. El problema no eres tú, eres una chica brillante, sin embargo no haces más que sobrecargarte.

Me sonrojo por como se refirió a mí — ¿Sobrecargarme? ¿En serio, Nath? Sabes que sino me pongo en ello no voy a llegar totalmente preparada al exámen y eso es lo último que quiero, me quedan menos de dos semanas y tengo que ponerme al día sino...

Me interrumpe — ¿Ves lo que te digo? Tienes que distraerte.

— ¿De verdad eres tú quien me está diciendo esto? ¡Por favor, si tus estudios siempre son tu prioridad!

— Lo eran antes, si. Pero toda esta situación vivida  con mi familia, que me llevo a independizarme me hizo reflexionar sobre ello y me di cuenta de que exageraba un poco.

— No era tu culpa, era por la presión que tu padre ejercía sobre ti. Es normal que le obedecieras. — Realmente me pone feliz que haya superado esa etapa de su vida, nadie merece vivir toda esa situación en la que él se veía sometido y que no tenga que preocuparse nuevamente por su padre es un alivio.

— Si... Pero no hablemos de ello, concentremonos en ti. Es hora de que te relajes. — Dijo mientras acercaba su silla más a la mía.

Nathaniel cada vez se aproximaba más a mí acortando la distancia entre ambos.

—¿Relajarme? ¿Có-como haremos eso? — Comenzaba a agitarme y sentía mi cara arder a más no poder. Y en el momento en que Nath apoyo su mano sobre mi mejilla puedo asegurar que ya no quedaba ni un poco de aire en mis pulmones.

— Tal vez pueda ayudarte. — Susurró finalmente conectando nuestros labios. Era un beso dulce, uno con el que había soñado desde el momento en que lo conocí. Era aún mejor de lo que siempre soñé. Al instante, sin embargo, el beso se tornó más apasionado, provocando que suelte  un jadeo al instante en que Nathaniel me sentó en su regazo.

No es que me molestara.

Profundice aún más el beso introduciendo mi lengua en su cavidad bucal y rozando nuestras intimidades, lo que generó un gruñido por su parte y que me aferrara aún más a él tomando con firmeza mis caderas.

Rosalya y Alexy no van a creer ni una sola palabra cuando se enteren de esto, menos si les comento que fue Nath quien tomó la iniciativa.

Sentí los labios de Nath dejar besos húmedos en mi cuello y clavícula, logrando que suelte un suspiro.

Realmente sabe como relajarme.

relaxing; nathaniel [cdm]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora