Mi nombre es Nora Serrano, soy una Feliz madre.
Solo tengo un hijo, Walter, el cual fue concebido cuando después de varios tratamientos, de dolorosos abortos, de noches en las que lloraba pidiendo por un hijo, un hijo sano, un hijo normal, un hijo al cual amar, un día en la noche y de la manera mas milenial, concebimos a Walter.
Con él se formaron sueños, se formaron miedos, se formó una familia.
Nosotros no tenemos mucho dinero.
No les voy a narrar sobre la familia adinerada que tiene recurso para hacer lo que sea.
El padre de Walter trabajaba en una empresa como empleado y yo soy ama de casa.
Pero Habíamos aprendido a hacer maravillas con el poco dinero que llegaba a la casa. Y la verdad estoy agradecida con el padre de mi hijo, por su esfuerzo.
Pero regresando a mi relato, recuerdo nuestras caras cuando fuimos a corroborar el resultado del análisis. Después de cuatro abortos, no es fácil ilusionarse, pues la experiencia te hace valorar lo frágil que es la vida y lo fácil que un sueño se puede romper con un sangrado.
Pero aprendes a ser paciente, a esperar con las manos abiertas, sin esperar aunque tu corazón llore por que el embarazo sea viable.
Al cabo de ocho meses, de manera prematura y con mucho terror, Gonzalo y yo fuimos a la clínica.
Esa madrugada había caído una lluvia muy fuerte, recuerdo el petricor del ambiente, recuerdo haber sido puesta en posición fetal en una fría mesa de cirugía y también recuerdo los piadosos intentos de la enfermera y del médico por tranquilzarme.Cuando escuché al ginecólogo decir: voy a jalar la cabeza y por la anestesia yo sentía que me tocaban, pero no sentía el dolor. Y luego el terrible momento en que escuché el revuelo, pues yo no veía algo mas.
Hasta que de pronto el sonido mas vivo, mas hermoso, un llanto saludable pero muy chiquito, y lloré, lloré con toda la alegría y el terror contenido. Lloré por ser bendecida con un regalo maravilloso.
Y supe lo que era estar enamorada de alguien al que no conoces ni has visto hasta ese momento. Supe porque muchas mamás decían que sus bebés son los mas hermosos. El mío era ahora el rey del mundo, el ser mas perfecto, el súper cerebro.
Cuando el médico me dijo: "vaya con el pequeñín, si que es valiente", yo sonreí y pensé, acabo de tener a un ser, que vencerá sus propios dragones, algunos los matará, otros lo herirían y huirían, otros los domará y montará.
Al ver al humanito rojo como una cereza, arrugado como pasa, y con el cabello de un trol, mi corazón se hizo mas fuerte.
Me terminaron de limpiar y a Walter le hicieron las pruebas pertinentes para descartar alguna anomalía, —nos lo llevaremos un rato a las incubadoras, pero primero se lo mostraremos a su padre, y empieza mi angustia de otro tipo.
¿Y si saliendo del quirófano, alguien furtivamente entra para robarse a mi bebé?, ¿o su padre que es tan torpe y tosco como un gorila ebrio abraza a mi hijo y lo deja caer?, ¿y qué tal este, si en cuneros lo confunden y me entregan otro bebé?.
Por supuesto nada eso pasó, pero mi realidad fue que ahora mis miedos eran mas reales, o mas bien de otro tipo.
El padre de mi hijo por fin conoció a su retoño y como todo buen padre, estaba orgulloso de que se pareciera a él, yo lo miraba otra vez enamorada, también él había sufrido esas veces en que tratamos y fallaba, esas veces en que nuestro sueño terminaba con un doloroso legrado.
También él se merecía ser feliz y estar orgulloso del valiente caballero domador de dragones que había nacido, entonces mi hijo era igual de valiente que su padre.Pronto el idilio del recién nacido se esfumó, y empezamos a jugar a la casita en modo extremo.
Leíamos cada libro sobre la educación del niño y cada uno a su manera nos ayudó.
Las primeras vacunas y noches sin dormir.
Las primeras noches en las que Walter probó que sus pulmones son fisiológicamente funcionales.
Las diarreas, colas irritadas, yo misma con olor a leche rancia.
Pero cada minuto valió la pena.Pronto a nuestra mente le dimos alas para volar con esos sueños de verlo y escucharlo hablar, caminar, sonreír.
Y cuando nos dimos cuenta ya lo estaba yo inscribiendo al jardín de niños.
Ahora mi temor crecía junto con mi hijo.
¿Y si en el kinder se lo robaban?, y ¿si algún niño lo muerde o le pega?.
Y ¿si la maestra no lo quiere?.
De verdad que cada etapa conllevaba su respectiva carga.
Pero mi hijo cada día a nuestros ojos era el ser mas hermoso y peperfecto.
Walter pasó el kinder con mucha satisfacción, puedo decir que mi hijo era un niño feliz.
Pero pasaba algo... Cuando le decía si había una niña que le gustara, él siempre me respondía que no, que le gustaba Fer, el sobrino de una de las maestras.
Yo alarmada lo corregí, diciéndole que eso no era correcto, que a los niños no les gustaban los otros niños, sino que les gustaban las niñas.
Su padre en una ocasión le preguntó lo mismo que yo, él estaba seguro de que nuestro hijo ya tenía a su primer tierno amor.
Por desgracia escuchó lo mismo que yo y él en su afán de corregir a mi hijo le dio una nalgada algo fuerte, y le hizo la misma observación que yo le había hecho a mi hijo solo que al puro estilo de padre coloquialmente machista e intransigente, —¡solo los manricones se fijan en otro hombre!, y de esos no hay en mi familia Walter, al fin inocente lloraba, como el niño que era él no veía algo malo en su respuesta y en su elección.
Yo alarmada hablé con la maestra y me dijo que algunos niños pueden hacer esos comentarios porque para los niños no hay tanta importancia en él género, sino en la amistad que se desarrolla con otro niño, o simplemente el gusto por otro.
Esa respuesta tranquilizadora se la transmití al padre de Walter y ambos quedamos satisfechos.
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Soy madre de un arcoiris
Short StoryMi nombre es Nora Serrano, soy madre de un hermoso muchacho. Mi hijo es gay, tan gay como se puede serlo y yo estoy orgullosa del ser humano que he formado. Pero no siempre fue así y esta es mi historia. Historia original registrada. No se aceptan n...