único

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Era una noche de Halloween, Ni siquiera lo intenté. El disfraz era un vestido viejo de bruja que mí abuela solía lucir.

La tela se extendía por mi cuerpo hasta mis piernas, y el encaje negro resaltaba mi tersa piel.

Un sombrero reposaba en mi cabeza, cubierto de roturas a lo largo de la tela.

Mire mis manos, cubiertas de anillos plateados, y mis pies que calzaban zapatos oscuros.

Di una última sonrisa a mi madre antes de salir por la puerta a lo que me esperaba esta noche.

Llegué a el lugar, adentrandome a la casa cubierta de luces neón, la música explotando en mis oídos y el olor a alcohol y cigarros llenando mi sistema.

Él estaba en la fiesta, sonreí al verle, su cabello negro brillaba bajo las luces y su suave piel pálida lucia apetecible.

Conversaba con todos alegré, un vaso en su mano derecha se balanceaba juntó a su cuerpo por las pequeñas risas que dejaba escapar de sus rosados labios.

Camine por lo largo de la habitación hasta llegar a su encuentro.

Me incline sobre su hombro, y simplemente dije.

- Puedo mostrate mis hechizos, cariño. - El sonrió, tomando mi cintura, acercandome a el, para que la estridente música le permitiera escuchar mis palabras.

- Puedo mostrarte mis piernas desnudas. - Susurre contra su oído, lamiendo su lóbulo con mi humeda lengua y atrapandolo entre mis dientes.

Sus manos se apretaron en mis caderas, y sonreí sabiendo, que le tenía en mis manos.

Él me llevó arriba.

Con su mano en la parte baja de mi espalda, me arrastraba por los pasillos hasta una habitación vacía.

Esperaba sexo.

No planeaba ver lo que realmente pasaba allí.

Me empujó a la cama y con sus venosas manos comenzó a recorrer mis piernas, subiendo lentamente el vestido.

Sus labios corrieron a succionar mi cuello, yo eché mi cabeza hacia atrás, tomando entré mis dedos mechones de su cabello, tirando de ellos con fuerza.

Su cuerpo se apretó con el mío, rozando su erección con la mía, solté un jadeo y reí.

Bueno, tomé un escapé más fácil.

Sus labios se estrellaron con los míos en un besó hambriento, tiré de su labio inferior hasta sentir un sabor metálico inundar mi boca, él gruño y chocó sus caderas contras las mías.

Que no involucraba mi propia sangre.

Sentía las manos de JungKook pasear por todo mi cuerpo y gruñidos satisfactorios escapar de sus labios.

Pero el no se esperaba lo que paso después.

Saqué de mi vestido, un objetó puntiagudo, el filo de el cuchillo brillo entre mis manos antes de clavarse en el estómago de JungKook.

La cuchilla atravesó con simpleza la suave piel, mis dedos llenándose de esa sucia sangre y una carcajada brotó de lo más profundo de mi garganta.

Vi a JungKook alejarse de mí, arrastrándose por el suelo hasta la salida de la habitación.

El color carmesí de su espesa sangre manchando todo el piso blanco a su pasó, solté un bufido.

Infle mis mejillas divertido y hablé en un fingido tono inocente.

Run | KOOKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora